El Lago
En este lago, yace su cuerpo. Duerme el sueño del olvido, duerme en la eternidad de los recuerdos.Adormecida su sangre, la vida se va despacio y mira al cielo buscando una imagen.
Empieza a oscurecer y la corriente arrastra sus últimos suspiros y sus entrecortadas palabras, ya sin fuerzas, repiten un nombre.
Muere y se aleja, llevando su historia.
-¿Alexandra, a dónde vas?
-Al lago.
-No tardes, casi va a oscurecer.
-¡Esta bien!
La tarde colorea el fin del día, tiñéndolo de mil colores. El sol desciende, escondiendo su esplendor. Tímidas las estrellas se asoman y las aguas del lago cantan.
Alexandra ama este momento.
Absorta, no siente la llegada de Ariel, ni sus ojos que la contemplan, el tiempo se detiene. Se acerca, hilos invisibles lo atraen.
Alexandra lentamente voltea su rostro, descubriéndolo.
Se miran, se acerca, no hay sorpresa, no median las palabras, solo hablan los ojos y un beso sella la magia del momento.
Vuelven como de un sueño. Ella se sonroja y se aleja corriendo.
El viento lleva hasta ella su voz
-¡Vuelve! Te esperaré.
Ariel vuelve día tras día.
Alexandra siente como su voz la llama.
.
Una tarde, Ariel ve acercarse a Alexandra y desde ese día, el crepúsculo y el lago son mudos testigos de sus encuentros.
Su amor es parte de los colores, danza con las estrellas y la luna lo llena de sueños.
Pero la muerte ronda envidiosa y arrebata la vida de Ariel.
Alexandra no entiende el porque de su ausencia ignorante de su muerte. Su alma cree que la traición y el olvido son las causas.
Yace moribunda en el lago, en aquel testigo de su amor, ahora de olvido.
Mira al cielo, contemplando por última vez el crepúsculo y allí minutos antes de morir, la imagen de Ariel aparece, sonriendo la espera.
Alexandra se despoja de su cuerpo, sonríe feliz y los amantes se alejan.
La muerte mira el cuerpo de Alexandra y sabe, solo es ¡un cuerpo!
1 comentario
Sandra Becreril -
´
saludos!