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EL TATUADOR –ANTE UN GRAN RETO - Por: SOL-O-LUNA

EL TATUADOR –ANTE UN GRAN RETO - Por:  SOL-O-LUNA

EL TATUADOR –ANTE UN GRAN RETO (Dedicado a HONEYROCIO)

EL TATUADOR –ANTE UN GRAN RETO (Dedicado a HONEYROCIO)


LA MITAD DE LA BELLEZA DEPENDE DEL PAISAJE, Y LA OTRA MITAD DE LA PERSONA QUE LO MIRA.

Vivía en un ático muy iluminado y con buenas vistas al mar. Rondaba sólo los 30, pero eso no era obstáculo para que le considerasen el mejor tatuador del mundo desde hacía más de ocho años. A pesar de cobrar muy caros sus servicios, nunca le faltaban clientes, todos quedaban contentos y se lo recomendaban unos a otros. Había tatuado en lugares indecibles a personajes públicos, pues era sabida y muy apreciada, su discreción. Antes de hacer cualquier tatuaje, se entrevistaba con la persona que quería convertir un trozo de su piel, en parte de su arte, para recordarle o hacerle comprender que un tatuaje es para toda la vida.
Nunca tatuaba a menores aún teniendo el consentimiento de sus padres.

Aquél día se lo había reservado sólo para hacer entrevistas. Estaba cansado de tanto trabajo. Las entrevistas eran una forma de trabajar, pero sin cansarse tanto.
Dio paso a la última visita del día, y entró ella.
Delante de él se sentó una bella mujer de color ébano. Enseguida la reconoció a pesar de haber concertado la visita con un nombre que no era con el que se la conocía internacionalmente como una de las mejores top-models del momento.

-Tome asiento por favor. Mi nombre es...
-Ya sé su nombre y sé de su reputación, es por eso que estoy aquí. Mi nombre ya lo debe de tener escrito en su ordenador, o fichero o en lo...“a mí que me importa” lo que utilice. Entiendo que quiera entrevistarse con las personas antes de hacerles un tatuaje, pero quiero que sepa que no tengo toda la vida para hacérmelo, quiero lucirlo cuanto antes.
-Ya sabe que mis honorarios son altos ¿verdad?
-No me importa. Me gano muy bien la vida, como usted puede suponer. Le pagare su trabajo sin ningún tipo de problema.-Dijo ella con un aire de superioridad increíble. Era como si estuviese actuando subida sobre una gran pasarela mientras el público no perdía detalle de cualquiera de sus movimientos y gestos.
-Ya entiendo, el dinero y la belleza que le sobran es justo lo que le falta de educación.
-¿Cómo dice?
-Creo que si hasta ahora me ha oído perfectamente, habrá escuchado sin problemas lo que le acabo de decir, ya que no he variado ni un ápice mi tono de voz.
-No me levanto y me voy porque sé que es el mejor tatuador que hay en el mundo, o al menos eso dicen de usted, que sino ya habría abandonado su despacho.
-Pues eso, mejor nos calmemos los dos y o cambia de actitud o no hay nada más de que hablar.- A ella le sorprendió la reprimenda e intentó cambiar sus modales tranquilizándose un poco -¿Qué parte de su cuerpo quiere que le tatúe?
-Quiero que tatúe todo mi cuerpo, todo menos la cara.-Dijo ella, que se había levantado y empezaba a desnudarse.
-¿Todo? ¿Está usted loca? Pero ¿Qué está haciendo? –Dijo el tatuador deseando que continuase quitándose ropa a la vez que le pedía que dejase de hacerlo ¿Quiere dejar de desnudarse?
-¿Acaso no quiere ver el lienzo de piel que le ofrezco para que lleve a cabo su obra de arte definitiva? No me diga que no ha soñado nunca con la propuesta que le estoy haciendo.
-No sé de qué me esta hablando.-Dijo él muy nervioso viendo ante sí un maravilloso cuerpo desnudo que no podía dejar de mirar.
-¿Le gusta lo que ven sus ojos?
-Sí, quiero decir, no sé...
-Ja, ja, ja, es cómo todos, sólo un hombre.
-Y usted ¿qué se cree que es?
-¿Un monumento viviente?-Preguntó ella divertida.
-Mire, creo que es mejor que abandone mi despacho inmediatamente. Hemos empezado con mal pie y a cada momento que pasa es peor-Dijo él intentando poner paz y serenar los ánimos y deseando que la hermosa mujer no abandonase la estancia.
-Si salgo ahora por esa puerta no volverá a verme nunca más. Perdón sí, me verá en televisión, en la prensa... -dijo ella levantándose de la silla y subiendo ostensiblemente el tono de su voz.
-¿Quiere callarse de una santa vez? ¿Me deja hablar? ¡Siéntese!-Gritó el tatuador. Ella quedo un tanto sorprendida pero no perdió su aire de superioridad.
-Usted dirá, soy toda oídos –dijo la modelo poniéndose en pose de prestarle la máxima atención y habiéndose vuelto a sentar en la silla, pero esta vez completamente desnuda.
-Lo mejor será que hablemos exclusivamente de trabajo ¿de acuerdo? –Ella no dijo nada.-Bien, vamos por partes ¿Qué dibujos quiere que le tatúe?
-Me da igual el motivo. Quiero sentirme una obra de arte.
-Creo que lo que usted quiere es ser una obra de arte viviente.
-No exactamente, lo que quiero es ser una BELLA obra de arte viviente.-Le rectificó ella levantando el tono de voz al decir la palabra bella.
-Ahora es muy hermosa, pero llegará un día en que...
-Ese día ya llegará cuando tenga que llegar, pero mientras quiero disfrutar y hacer disfrutar mi cuerpo.
-Entiendo ¿quiere vestirse?
-¿De verdad quiere que lo haga?
-No, espere, déjeme mirarla. Quiero saber que se podría tatuar en su piel que le quede como anillo al dedo.-Ella se dejó mirar por él todo el tiempo que quiso.-Ya puede vestirse. Espero que sepa que tatuarse la piel hace algo de daño y que requiere tiempo, paciencia.
-Claro que lo sé. El tiempo no será problema, me voy a tomar unas vacaciones, que bien que me las merezco. ¿Ya sabe que...-Le iba a preguntar mientras se vestía.
-Déjeme pensarlo durante la noche. Pásese mañana a esta misma hora, pero si viene, quiero que sus modales sean los adecuados, de lo contrario y sintiéndolo mucho, le tendré que decir que no puedo trabajar para usted.
-De acuerdo, hasta mañana entonces.
-Hasta mañana.

Desde que ella salió de su despacho, el tatuador no se la podía quitar de la cabeza, mirase donde mirase, ella se le aparecía sin previo aviso. Pensó que al menos por la noche podría dormir tranquilo, pero también visitó sus sueños.
El día siguiente, a pesar de tener mucho trabajo, se le hizo muy largo hasta que por fin llegó la hora de la cita con ella.

-Maestro ¿ya sabes que dibujos tatuarás en mi hermoso cuerpo? -Preguntó ella dándole la mano a modo de saludo.
-Llámeme Saúl.
-No te pienso llamar Saúl, te llamaré Maestro. Por cierto, a mí me puedes llamar como quieras mientras no me faltes al respeto.
-Si es así, la llamaré Eva.-Dijo él algo pensativo.
-¿Eva? esta bien, me gusta.
-He pensado tatuarle el edén.
-¿Con serpiente y manzana?
-¿por qué no?
-Ja, ja, ja, me gusta la idea.-dijo ella mientras iluminaba la estancia con su sonrisa.
-¿Cuándo quieres que empiece a trabajar? –Preguntó él percatándose del cambio de conducta que había experimentado la mujer de un día para otro. Ahora le trataba de tú a tú.
-¡Vaya! He conseguido que hasta me tutees, ja, ja, ja. ¿Quieres empezar a trabajar ahora?
-¿Ahora? –Preguntó él.
-¿Por qué no?
-Es algo tarde y estoy cansado pero…de acuerdo.-dijo él. Ella empezó a desnudarse sin decir nada. El silencio casi se podía cortar con un cuchillo como mantequilla caliente hasta que él dijo:

-Hoy no hace falta que te desnudes, voy a empezar por tus pies.
-Es para sentirme más cómoda ¿Te incomoda?
-No. Túmbate allí por favor.-Saúl le señalo lo que parecía una cómoda camilla.
-A sus órdenes, Maestro, o ¿tengo que llamarle Adán?-Bromeó la hermosa mujer.

Empezó a tatuarle por los pies. Le dio por mirar un momento la cara de Eva y vio que estaba con los ojos cerrados y haciendo muecas, pero a pesar del dolor, de sus labios no salió ni un pequeño lamento.
La noche devoró lentamente la luz solar mientras el tatuador se esforzaba en sacar lo mejor de sí mismo para que aquella bella piel se transformara en una más hermosa, aunque esa era una misión casi imposible.

-Ya está bien por hoy –dijo él después de tres horas de trabajo. Ella miró su piel sin decir nada.-Se ha de dejar reposar, mañana lo verás mejor.
-Eso espero dijo ella.

Se despidieron y quedaron para el día siguiente, y el siguiente, y el siguiente.
Él soñó con ella como cada noche desde que la conociese en persona.
Ella al principio no, pero después, a medida que su piel se convertía cada vez más en el lienzo del edén, sentía una fuerte atracción hacia él y a la vez iba perdiendo esos aires de superioridad que en su vida habían sido una constante.

La mujer estaba contentísima con el trabajo que Saúl realizaba diariamente en su cuerpo, pero en ningún momento se lo hizo saber. Ninguno de los dos quería que llegase el día en que el tatuador diese por terminada su obra, ninguno de los dos se lo había hecho saber al otro, pero el momento llegó:

-Ya está, ya tienes el edén en tú piel.-Dijo él mientras la miraba admirando su obra de arte. Ella se dirigió, desnuda como estaba, hacia el gran espejo de la blanca habitación. Sé sintió más bella que nunca. Él se le acercó por detrás sin perderla de vista en ningún momento. Le sorprendió que los labios de ella de repente besasen los suyos. Su ropa desapareció bajo las hábiles manos de Eva que dejó al descubierto el cuerpo virgen de tatuajes del tatuador y que contrastaba con el suyo. El gran espejo fue el único testigo del memorable encuentro. Doblaba la imagen de dos hermosas criaturas dejándose poseer por el preludio del baile del amor. Con suaves y a la vez desesperadas caricias, agotadas de esperar el momento más propicio, dibujaban sus pieles ansiosas de ser tenidas en cuenta. Mil veces se perdieron en el cuerpo del otro y casi sin aliento mil veces más fueron rescatados por ellos mismos. Jadeando, la noche se merendó al día. Jadeando, el día se cenó a la noche, hasta que saciados de tanto amor, separaron sus cansados y sudorosos cuerpos.

-Buen trabajo, Maestro.
- Gracias, Eva ¿Quieres una manzana? –Preguntó él.
-¿No tienes algo más por ahí? –Preguntó ella.

SOL-O-LUNA

Dedicado a HONEYROCIO

ES ASOMBROSO CUÁN COMPLETO ES EL ESPEJISMO DE QUE LA BELLEZA ES BONDAD.

TOLSTOI (1829-1910) Escritor ruso.

LA BELLEZA NO DIMANA DE UN CUERPO HERMOSO SINO DE LAS BELLAS ACCIONES.

TALES DE MILETO (624-546 a JC)
Filósofo, matemático, físico y político griego.


Fran J. Silvestre (SOL-O-LUNA)


http://www.loscuentos.net/cuentos/local/sol-o-luna/

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