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Novelas Cortas

Parwo-X

Parwo-X

(Novela de ciencia ficción)

Trabajaba para el gobierno, pero hoy deseaba solo ser una mujer común. Helen Rothernen, tenía dos pasiones: su familia y su trabajo.
Todo empezó el día que la asignaron al proyecto secreto PARWO-X, siglas de Parallel World-X. Aquel día empezó su calvario.
De nueve agentes ella había sido la elegida. Era la agente especial, clase A. Con sus veintisiete años había logrado el escalafón más alto como agente.
Viajando rumbo al complejo observó que miles y miles de kilómetros de nieve lo rodeaban, era una base secreta en Alaska.
Al llegar supo lo que era Parwo-x, ¡El descubrimiento más grande del siglo 23!, viajes en el tiempo a un mundo paralelo y ella seria quien lo tripulará.
Después de varios viajes descubrió la relación entre ambos mundos, sus homónimos, la existencia de uno gracias al otro y que en Parwo, como llamaban a este mundo paralelo, el tiempo era muy lento, allí el pasado de la raza humana era su presente.
Cada ser humano tenía su doble allí y cada suceso era igual, viajar a este, en una fecha determinada, podía cambiar los hechos negativos del presente o del futuro humano.

Después de varios viajes exitosos se envió a Helen, para descubrir lo que causaría el gran terremoto del siglo 23. Cual no seria su horror al descubrir que PARWO-X sería el causante. Helen se prometió hacer todo lo posible para evitarlo.

Miro a su esposo y a su hijo que dormían y lentamente se vistió, vio como temblaban sus manos, tenía miedo, pero tenia una razón poderosa para seguir, debía preservar el mundo para ellos.
Dándoles un beso a su hijo musitó, - ¡Te Amo!
Sin mirar atrás la agente especial, clase A, caminó hacia aquel mundo paralelo, dispuesta a cambiar la historia.

II
Helen Rothernen, ocultando su preocupación, entró al laboratorio sonriendo y saludando a todos. Nadie debía sospechar sus planes.
-¡Helen!, estamos listo, todo está listo, tu misión es contactar al homónimo del Dr. Henderson y explicarle lo que necesitamos, como inventor de este proyecto es el único que puede ayudarnos. Recuerda incrementar las medidas de seguridad, esta vez será más peligroso, estarás en contacto directo por más tiempo, cualquier error hará peligrará tanto tu vida como nuestro futuro.-

-Entendido Dr. Jinckell, tengo la carta y documentos del Dr. Henderson para su homónimo, él esta confiado que al leerla ayudará.-

-Bien, entonces empecemos. ¡Suerte!-

Helen entro al cuarto purificador, mientras era esterilizada de microbios pensaba en su esposo e hijo, unas lágrimas bajaron por su rostro, dolía la separación pero sus vidas valían mas que ese dolor que laceraba su corazón.
Enjugó sus lágrimas y lentamente fue acercándose a la cápsula que cambiaria el destino.

Escuchaba a lo lejos la cuenta regresiva. Relajándose, sintió como arrancaban los motores, la velocidad se fue haciendo mayor y observo fascinada como la luz iba dividiéndose en miles moléculas de colores, formando una manga que succionaba la cápsula hasta un agujero. Detrás de este agujero estaba aquel mundo paralelo, lleno de homónimos de cada uno de los seres humanos.
Se sentía segura en este viaje, no era como al principio que no sabía que le esperaría al llegar. La agencia tenía un lugar seguro en el mundo paralelo. El homónimo del agente Kraust en Parwo, como llamaban al mundo paralelo, se encargaba de la seguridad, información y guía.
Helen en viajes anteriores lo había contactado y éste se incorporo al grupo. Helen se sorprendía siempre lo igual que era al Kraust de su mundo, no tan solo físicamente, tenía esa misma lealtad, seguridad y petulancia. Este homónimo era su amigo...

Al llegar la cápsula, respiro satisfecha, saludo desde lejos a los seis científicos de la base de Parwo, que por seguridad jamás se acercaban a ella.
La labor de ellos consistía en mantener operativa la base o plataforma de llegada y salida de la cápsula. Eran humanos voluntarios y no podían salir de la base, vivían encerrados evitando el contacto con la población de Parwo. Helen se preguntaba si no extrañaban su propio mundo.

Llamó a Kraust y arreglándose se dispuso a esperarlo, tenía que lograr una cita con el Dr. Henderson, convencerlo que su ayuda era vital.
Kraust como siempre llega puntual. Helen después de saludarlo lo pone al tanto de la misión y le confía la importancia de lograr la cita, si no logran la ayuda el futuro de ambos mundos estaría en peligro.
Le confía como en su mundo tienen más de cinco años viviendo todos los humanos considerados valiosos y sus familiares más cercanos en refugios o ciudades subterráneas debido a un gran terremoto que destruirá el 60% de los humanos y la tierra, quedando esta inhabitable por la gran contaminación, esta catástrofe sucederá dentro de unos años, en Parwo, por ser su tiempo más lento, sucedería en diez años, a la tierra solo le quedaban unos cinco años. Esta información fue obtenida en su último viaje al futuro.
Helen, con tristeza, le narró como su hijo de apenas seis años no se parecía a los niños normales. No conocía el placer de un cielo azul, del sol o la simple belleza de los campos en primavera. Su hijo, era la nueva generación humana criada científicamente, despojado de la vida simple de un hogar, estimulado para ser un ser útil a la nueva sociedad muy organizada y perfecta pero sin el calor humano y esos pequeños placeres que la vida y la naturaleza dan.
Helen le oculto que había leído, sin autorización, los documentos que portaba, la causa del terremoto era el mismo proyecto PARWO-X. A pesar de ser amigos no sabia si confiarle esto a Kraust y mucho menos sus planes de destruir el laboratorio si el Dr. Henderson fracasaba.
Kraust, entendiendo la importancia de la misión, se comunico con el Dr. Henderson, logrando una cita con este en 45 minutos.

Tomaron la aéreo pista y se dirigieron al laboratorio. Helen miraba a pesar de su preocupación su entorno, las verdes montañas, aquel cielo donde las nubes parecían jugar entre ellas. Era hermoso volver a ver la vida simple, perfecta y natural.



II
Llegan al laboratorio y mientras bajan por el ascensor, Helen estudia las instalaciones tratando de grabar en su mente los planos de la misma.
Si todo resulta mal tendría que entrar y destruirlo todo, aunque en su corazón un rayito de esperanza quedaba si lograba la ayuda del Dr. Henderson.
Ya en las oficinas del nivel 4, una ayudante los introduce al despacho personal del Dr. Henderson, Helen saca del portafolio la carta para el Dr.
Kraust la mira y le sonríe para animarla.
Un hombre entra al despacho, Helen lo reconoce y se asombra de su vitalidad, muy distinto al Henderson que conoce, más mayor y cansado.
Parándose Kraust lo saluda
- Dr. Henderson, gracias por recibirnos.
-¿Agente Kraust?, Señorita, siéntense por favor.
-Dr. Le presento a la agente especial Helen Rothernen.
-Encantada de conocerlo, Dr., gracias por recibirnos.
-De nada Agente Rothernen, ¿en qué puedo ayudarlos?
-Tengo un mensaje secreto para usted- le responde Helen pasándole la carta.
Henderson, se sienta, toma la carta, la abre y su rostro al ir leyendo va del asombro a la preocupación. Al terminar de leerla pregunta
- ¿Los otros documentos?-
Helen se los entrega y el Dr. Los revisa.
Mientras esto sucede Helen y Kraust se sienten nerviosos. Ambos se preguntan si el Dr. quedará convencido y dispuesto a ayudarlos.
Al terminar de revisar los documentos, Henderson, mira a Helen y secándose el sudor que ha cubierto su frente dice
- Todo es terrible y maravilloso a la vez, mi proyecto es un triunfo, ¡Lo logré! pero este problema... ¿Cuánto tiempo tengo?
-Tres días, Dr., más de ahí nunca he permanecido aquí y no sabemos las consecuencias.
-Entiendo. Denme treinta y seis horas y volveremos a vernos. Ahora, discúlpeme, pero el tiempo es vital.
-Entendemos Dr., será como usted decida.-
Helen y Kraust parándose se dirigen a la puerta.
El Dr. los mira pensativo y dice,
-¿Rothernen, Usted conoce la causa del terremoto?, ¿Leyó estos documentos?-
Helen lo mira y decide callar.
-No Dr., mis órdenes fueron entregárselos y esperar su repuesta.
-Entiendo, en treinta y seis horas los espero.
Helen y Kraust salen cerrando la puerta. Se miran y Helen suspira. Siente renacer la esperanza.
El Dr. mira de nuevo los papeles pensando -¡Qué he hecho!

III

-Treinta y seis horas parecen una eternidad- dice Helen
- Vamos Helen, cálmate, busquemos que hacer mientras. ¿Qué te gustaría ver o hacer?-
-¿Ver o hacer?, me gustaría caminar por el pasto, sentir la brisa y el calor del sol. Ver otra vez la vida palpitar en la tierra.-
- Hoy usted manda. ¡Campo, sol, pasto y brisa, ahí vamos!-
- Jajaja, Gracias Kraust.- dice acariciando su mano.

Kraust hace varias llamadas, satisfecho sonríe y toma la aéreo pista panorámica rumbo al deseo de Helen.
Horas más tarde llegan a un hermoso chalet, rodeado de verdes prados, un tranquilo lago y un bosque lleno de vida animal. Helen lo mira maravillada y sus ojos brillan. Quitándose los zapatos, ella siente el prado bajo sus pies y recuerda su infancia, sus esperanzas. Bailando con la brisa, jugando con el viento y el sol, ríe y a la vez llora, pensando que por todo esto vale la pena morir; es el más hermoso legado que deben atesorar.
Kraust la contempla fascinado, descubriendo la razón del peso de su soledad, si la hubiese conocido antes, nada ni nadie se la hubiese arrebatado. Siente tristeza y unos locos celos por aquel esposo y dueño de Helen. Le pesa más que nunca su soledad y cierra sus ojos queriendo guardar por siempre aquella imagen. Siente a lo lejos la voz de Helen llamándolo y vuelve a la realidad recuperando su fría pose de hombre solitario y seguro de sí mismo.
-Kraust, esto es maravilloso. ¡Gracias!- dice Helen acariciando el pasto.
-En esas pequeñas cosas esta la maravilla de la vida, la humanidad en su afán de conquistas, ha olvidado esto. Aquí surge la vida sin esto somos solo algo sin alma. Cuerpos de un mundo prefabricado.-
Helen lo mira y descubre que detrás de ese hombre rudo, autosuficiente, existe un ser sensible. Dándose cuenta que Kraust dejo entrever su verdadero yo, al ver el embarazo que este siente, gira alegremente haciéndole creer que no lo escucho.
-Perdona Kraust soy tan feliz que te pareceré loca, ¿Qué me decías?-
-Que entremos, ¿No tienes hambre? Porque yo si. ¿No te apetece una comida real?-
-¡Claro que si!, pero te advierto que como cocinera soy nula.-
-Pues yo soy un gran cocinero. Entremos. ¡A Comer!-

Después de comer recorren los alrededores, Helen ávida de aquella cosas que tanto ha añorado y Kraust atesorando estos momentos donde Helen es solo suya.
Al llegar la noche, Helen y Kraust se sientan en el pórtico, se sienten relajados sin desear recordar su misión. Kraust atesora cada minuto la compañía de Helen, se siente feliz, sabe que mañana volverán a ser dos agentes con una misión, pero esta noche solo es un hombre y una mujer que la vida ha acercado.
Helen miraba extasiada el cielo tratando de capturar su belleza en su alma. Kraust contemplándola, sin poderse contener, la besa.
Helen lo mira y por vez primera en muchos años siente la pasión, es de nuevo la Helen mujer. Se casó amando a su esposo, pero él se ha convertido en un hombre frío, alguien que ha olvidado ser hombre y solo es un científico más, en el nuevo mundo.
Mirándose, reconociéndose, Helen acaricia aquel rostro viril y suavemente lo besa desatando la pasión en Kraust. Él la carga en sus brazos intentando llevarla a la casa, Helen lo mira con pasión y dice.
-¡No!, en el pasto, amémonos allí.-
Kraust cumple su deseo y delicadamente deposita su cuerpo sobre el pasto, besándola.
Allí el amor y la pasión se unen a la vida, haciéndose parte del todo, su fuego, su olor, su sudor y el amor bañan la tierra.
Amanece y el rocío baña aquel todo, los cuerpos llenos de amor despiertan y el amor vuelve hacerse presa de ellos y uniéndose al rocío bendicen la tierra.
El sol besa aquellos cuerpos ya agotados de pasión, devolviéndolos a la realidad.
Entran a la casa y después de bañarse vuelven a ser los agentes Helen y Kraust, se miran y con dolor parten a cumplir su misión. En pocas horas verán al Dr. Henderson y sabrán si sus mundos tienen futuro, si el sol, la brisa, el pasto, la vida aun serán parte de sus vidas.

IV

El Dr. Henderson releía los informes de sus técnicos, después de 26 horas de ardua investigación no encontraron error en el proyecto Parwo-x, habían llegado a la conclusión que la causa del futuro desastre fue provocado por algo que la agente Helen Rothernen había hecho.
Tenía que hablar con ella, conocer cada uno de sus pasos en los diferentes viajes. Decidido el Dr. marca el TV-móvil de Kraust, lo localiza y le pide acudir al laboratorio urgentemente con Helen.

Kraust mira a Helen y brevemente le explica lo que el Dr. le había dicho y sin perder tiempo se dirigen al laboratorio. Al llegar a este son pasados inmediatamente al despacho del Dr.
-Gracias por venir tan rápido, nos queda poco tiempo y necesito hablar con usted Helen.
- Usted dirá Dr.
-Siéntense, por favor. Hemos estudiado todo lo que nos enviaron sobre el proyecto, no hemos encontrado nada que justifique el desastre que ocurrirá, por lo menos en la parte técnica y funcional. Hemos llegado a la conclusión que el problema debe estar en algo que usted cambio durante uno de sus viajes, no digo con esto que fue intencional ni mucho menos que usted no cumplió con las reglas. Necesito que analicemos cada viaje y tratemos de encontrar algo, que sin saber, cambió.
Helen tratando de no mostrarse preocupada y culpable, mira al Dr. y dice:
- Entiendo Dr., por donde desea empezar, fueron 8 viajes, 6 con este aquí y 2 al futuro.
-Bien Helen, busquemos algo que usted hizo que pudo cambiar el futuro sin un control de este. Me explico, este proyecto fue ideado en principio para viajar en el tiempo, paralelamente se encontró que coexiste este mundo paralelo al vuestro, con idénticas características y homónimos en cada mundo, pero con la diferencia que nosotros somos su pasado inmediato, unos 4 o 5 años.
Controlando las variables pueden interferir en nuestro mundo variando vuestro futuro. Pero si este cambio ocurre sin control desencadenaría hechos que perjudicarían a los dos mundos, como es el caso del futuro desastre que aniquilara parte de ambos mundos. Por eso sospechamos que algo usted hizo, que sin proponérselo desencadeno este problema.
Es por eso importante que me detalle cada visita.-

Helen escucho al Dr. y mientras este explicaba el problema ella trataba de recordar que se le había pasado por alto en sus informes. Recordó que había ocultado haberse acercado a la casa de sus padres, claro que al hacerlo se cuidó de no ser vista ni interferir con los sucesos. Ver otra vez a sus padres y hermana, muertos en un accidente fue algo que no pudo evitar.
Esto ocurrió en su 5 viaje a Parwo. Se preguntó si no seria ahí donde se equivoco y será la causante de tantas muertes.

- Dr. creo saber donde me equivoque.- le dijo tratando de contener el horror que sentía.
-En mi penúltimo viaje aquí, me encontré con mi homónima, la seguí hasta su casa y vi de nuevo a mis padres y hermana que en mi tiempo ya han muerto. Le aseguro que nadie me vio y no hice contacto con nadie.
-Cálmese Helen, sé que usted es un agente confiable y bien entrenada. Cuénteme con detalles como fue.
- Gracias Dr., ojala que esto no sea la causa. Mi penúltimo viaje fue para traerles unas piezas a los técnicos de nuestra base aquí, después de cumplida la misión, le pedí a kraust que me dejara en una plaza comercial por unas horas, allí me tope con mi homónima. Ella no me vio, me cuide de que así fuera. La seguí por varias horas hasta llegar a su casa, allí descubrí que aun mis padres y hermana vivían. Escondida los observe y de pronto me di cuenta que horas después estarían muertos. Estuve mucho tiempo observándolos, lloré, pero sabía que nada podría hacer, muy tenue rogaba que algo los hiciera cambiar de idea y se quedaran en su hogar, felices y protegidos. Le juro que la tentación era grande, podía salvarlos. Sabía que mi deber era evitar que me vieran, así que di la espalda y me fui.
Nada podía hacer, solo sufrir de nuevo sus pérdidas.-
- La entiendo Helen, tranquilícese, ¿Cómo se llamaban sus padres y hermana? ¿En que fecha murieron?, estos datos nos ayudarán a ver si están muertos y no hubo cambios.
-Aileen Brawer Rothernen, Paul Rothernen y Aimee Rothernen. Vuelo 647, Líneas Planetarias, 22 septiembre del 2285.-
El Dr. digitó los datos en el computador, en pocos segundos la pantalla le devolvió toda la información requerida. El Dr. después de leerla mirando a Helen le dijo:
-Lo siento Helen, pero aquí tenemos el problema, efectivamente sus padres murieron pero su hermana se salvo, ella vive y es una agente igual que usted.
-¿Qué?, pero no es posible.
- Al parecer no estuvo en el vuelo, ella misma narra que un ángel la salvó, a pesar de que no creer en ángeles, asegura que escucho uno llorando y repetía no viajen, eso la hizo negarse a viajar quedándose con los abuelos mientras sus padres viajaba y su hermana Helen estaba de servicio. Eso le evito morir ese día.
- ¿Y que haremos Dr.? ¿Cómo corregir este problema?
- Helen tendrás que volver al pasado y corregir lo que has cambiado, su hermana no debe existir. Creo que Kraust debe ir con usted.
-¿Me esta pidiendo matar a mi hermana?
- No Helen, no le he pedido eso, lo que debe hacer es que ella viaje como era su destino. Sé que será difícil pero millones de vidas dependen de esto. ¿Me comprendes Helen?
- Si lo entiendo Dr.
-Bien, entonces los acompañaré a la base, me gustaría ver las instalaciones. ¿Es posible?
- Si Dr. no hay ningún problema. Es su proyecto.

Helen iba todo el camino pensativa, entendía que la vida de millones dependía de la muerte de su hermana. ¿Tendría el valor suficiente para cumplir su misión? Esa duda le aterraba.
Los técnicos prepararon la capsula para viajar al 21 septiembre del 2285, el día que Helen se encontró con su homónima y estuvo en su hogar. Kraust la acompañaría esta vez, ambos estaban nerviosos, Helen temía no tener valor para destruir a su propia hermana y Kraust por conocer su misión, debía hacer que ocurriera la muerte de la hermana de la mujer que amaba, aunque ella lo odiara siempre.
Con estos pensamientos viajaron al pasado, con la misión más difícil de sus vidas, batallando sus conciencias entre el amor y el deber.

V

La Helen de Parwo cavilando sobre la prueba del próximo día entra a su casa, su hermanita como siempre discute con su madre, sonriendo las mira, ambas son tan parecidas, siempre felices pero tan tercas.
-¿Ahora por qué es la discusión?- pregunta Helen, besándolas.
-¿Verdad Helen que es mejor ir a Disney que a las Cataratas?- pregunta Aimee, con una sonrisa que cautiva a Helen.
-Para ti si, mi amor. Pero se justa, papá y mamá deben estar cansados de ir a Disney todas las vacaciones. Canadá y las cataratas es algo lindo también.
- Gracias, Helen.- dice la madre sonriéndole.
- ¡Bah!, ¿qué hay de lindo en ver un montón de agua?, ni siquiera puedes jugar.

Eso es para viejos. ¡No es justo! - dice Aimee saliendo enojada.
-Bueno madre, creo que deberán compartir las vacaciones una semana en el montón de agua y otra en tu eterno paseo, ¡Disney! La verdad que no es nada emocionante a su edad. Es muy joven aún.
-Sabes no es mala idea, después de todo a tu padre le gusta Disney. ¡Aimee!, iremos también a Disney.-
Aimee entra corriendo y abraza a Helen feliz, diciéndole -Gracias Helen, sabia que me ayudarías. ¡Te quiero!
Helen la mira pensando cuanto la ama, bebe un poco de jugo y se dirige a su habitación. Debe recoger algo de ropa, en dos horas tendrá que viajar. La agencia la envía a unos entrenamientos nuevos. Como agente lograr ser agente especial A es la cúspide, la meta y es lo que más desea. Solo a unos pocos eligieron y ella es la única mujer del grupo. Sabe que será más ardua la competencia pero esta decidida a triunfar.

Helen y Kraust han elegido este momento porque saben a Helen homónima fuera de la ciudad, eliminado el peligro de encontrarla podrán trabajar más seguros.
Helen decide sustituir a su homónima y pasar ese día con la familia, sabe que solo tendrá ese día para lograr que Aimee viaje también, al otro día será el día que la muerte arrebatara la vida de sus seres queridos.
Mientras, Kraust se encarga de conseguir la llave del hogar de Helen. Chocando con la Helen, recoge su bolso.
- Perdona, estaba distraído. ¡Hola!, ¿Trabajas aquí?- pasándole el bolso a una Helen que lo mira curiosa.
-Si, ¿Y Usted?
-Soy Kraust, división X
-Soy Helen Rothernen, aún no pertenezco a ninguna división.
- Lo harás pronto, alguien como tu solo puede ser A.
-¿Por qué lo dice? ¡Es mi meta!
-Por mi experiencia, bueno Helen Rothernen, fue un placer tropezar contigo...
- Jajaja, igualmente Kraust. Hasta otro día.
Kraust le sonríe y guiñándole un ojo, se aleja.
Sale del edificio satisfecho, saca de sus bolsillos unas llaves y entrando a su auto las enseña a Helen que lo espera ansiosa.
- ¡A tu casa jovencita!
Helen nerviosa entra a su hogar con Kraust, buscando a la madre pregunta,
- ¡Madre!, ¿Dónde estas?
-Aquí arriba, en el ático.
Helen sube, mientras Kraust queda esperando en la sala.
-¿Qué haces?
-Buscando unos abrigos, ¿Qué paso? Dijiste que estarías fuera unas semanas.
-Así es, pero me confundí, mañana es que nos vamos. Madre traje un compañero, tenemos que preparar un informe, ¿No te molesta?
-Claro que no, pondré un plato más en la mesa.
-Estaremos en mi cuarto, por favor, Aimee no debe entrar.- mira a su madre y abrazándola le da un beso.
-¿Y eso?
-Porque te amo mamá, te amo mucho.
-Gracias mi amor, yo te adoro. Ve atiende a tu compañero, les avisaré cuando este la comida. ¿Quieres que les lleve algo de beber?
-No mamá, solo necesitamos privacidad. ¿Y Aimee?
-Esta donde Jenny.
Helen mira con amor a su madre y sale, unas lágrimas brotan de sus ojos y el dolor lacera su corazón, sabe que la perderá, sabe que no puede hacer nada.
Pasan la noche en una tertulia familiar, Kraust ve feliz a Helen, ve como atesora cada instante y vigila, teme que el amor la domine y olvide su misión. Teme hacerla sufrir pero millones de personas morirían por su debilidad, Kraust la ama pero también ama su mundo.
Sentados en el porche, Kraust y Helen saben que en unas horas deberán llevar a la familia al aeropuerto, hacer que todos suban al avión, aquel que los llevara a un viaje sin retorno. Helen se pregunta -¿Cómo podría cambiar esto sin cambiar el futuro?-
Kraust la mira y adivina sus pensamientos y tomándola de las manos dice:
-He temido este momento Helen, es hora de decidir, tu familia o el mundo. Sé que es difícil, pero eres alguien que eligieron por su capacidad y sabes hacer lo correcto. El Dr. Me dio esta carta para ti. ¡Léela!
Helen abrió la carta y llorando se la entrego a Kraust, este también la leyó y sus manos empezaron a temblar, seria un sacrificio muy grande, sintió que todo valía la pena, comprendió que el amor era una fuerza poderosa.
- ¡No Helen!, no es la solución, por favor pensemos, quizás el Dr. se equivoca.
-No Kraust. Está en lo correcto, es la mejor solución. Nada de esto hubiese ocurrido si no existiera el Proyecto Parwo-X, destruirlo evitaría todo esto, si yo no hubiese venido, el mundo tendría futuro. ¿No entiendes Kraust?, hoy soy yo que cause el problema, pero como dice el Dr., mañana vendrán otros que cambiarían otro suceso, en aras de un mejor futuro o motivados por deseos personales, la historia tiene un porque y los hechos que se derivan de cada suceso son las razones. El ser humano aprende de sus errores, las guerras destruyen pero afianzan en los corazones el deseo de libertad, no la desearíamos si no la perdiéramos.
Hemos pasado por miles horrores, el Holocausto, Hiroshima, Vietnam, las guerras, los viajes espaciales, todos y cada uno de esos hechos dejaron tras de si un efecto, ideales, cambios. Debemos destruir Parwo-X, es la solución. Sabía que así era.
-Helen, lo comprendo, pero no podrás volver. Morirás, no puede existir dos helen en un mismo mundo.
-Lo sé, no me quedaré aquí, me iré a una época donde aun no nací. Viviré aislada, así no causare daño.
- Está bien. Te ayudare con una condición, me iré contigo. ¿Cuál es el plan?
-Gracias Kraust, si lo deseas te acepto. Según el Dr. debemos destruirlo antes de su inicio. El Dr. inventó el proyecto, pero jamás debió hacerlo, ahora lo comprende, desea que quememos los papeles antes que el gobierno los ejecute. Borrar todo. Volver al pasado, nos da la fecha exacta que inicio esta locura, nos explica que después de destruirlo, tendremos aproximadamente unos 15 minutos para volver donde yo desee y luego la nave se esfumará.
-Bien, entonces vamos a hacerlo y luego te seguiré donde desees.
-Gracias Kraust, sabia que podía contar contigo. Prefiero esto a ser yo misma quien lleve a los brazos de la muerte a mi hermanita. ¿Cuál época te gusta?, ¿Pasado o futuro?
-Si es a tu lado, ¡Cualquiera!, Helen, ¿no extrañaras a tu esposo y a tu hijo?
-A mi esposo, no, hace mucho que nos perdimos. A mi hijo, si, pero sé que vivirá, si no lo hago puede morir. Prefiero morir yo para él.
-Entiendo. Dejaré que tu decidas donde iremos, si es a tu lado será el paraíso.
-Te amo kraust
-Yo también Helen.

En silencio partieron a la base, sentían que salvar sus mundos valía la pena y unidos afrontarían esta misión. Kraust seguiría a Helen sin mirar atrás, todo cuanto necesitaba estaba en aquella mujer que le había enseñado lo que era amar.
Helen con dolor en el alma dejaría su mundo y su hijo, el dolor de no verlo más era desgarrador, pero sabia que él jamás la olvidaría. Tener a kraust y sentir de nuevo el amor la confortaba y hacia más fácil emprender una nueva vida. Solo deseaba que pudieran tener tiempo antes de que la cápsula se esfumase, de no ser así moriría, solo que no lo haría sola, vería también morir a Kraust.

VI

Todo había sido perfecto, llegaron al pasado al que el Dr. les había señalado, solo necesitaban encontrar al Dr. y convencerlo de destruir su invento o tendrían que hacerlo ellos mismos, seria más difícil pero no imposible. El Dr. les había facilitado la información para encontrar a su yo pasado.
Helen y Kraust lo esperaron en el estacionamiento por horas. Ya amaneciendo lo vieron salir, abordándolo lo secuestraron.
-¿Qué pasa, quienes son ustedes?
-Calma Dr. no queremos hacerle daño, solo deseamos hablar con usted. Entre- le dijo Kraust, empujándolo suavemente al vehiculo. - Puede confiar en nosotros, ella es la agente Helen y yo Kraust, tenemos que hablarle del proyecto Parwo-X- Somos parte de su proyecto en el futuro.
-¿Parwo-X?, ¿Cómo saben de él?, ¿Dijo que vienen del futuro?
-Si Dr.- dijo Helen -su proyecto es todo un éxito, hemos venido en su cápsula. ¿Le gustaría verla?
Mientras Helen le informaba al Dr. todo sobre el proyecto y porque habían venido al pasado, le entrego la carta donde el mismo, en el futuro, explicaba el porque debía evitar que el proyecto triunfara y le pedía que lo destruyera. El Dr. escucho callado y aun con desconfianza, pero al leer la carta comprendió que era su propia letra y empezó a sentirse confuso, su proyecto era la culminación de su trabajo de tantos años y le pedían destruirlo.
Kraust llego donde estaba la cápsula y en silencio condujo al Dr. a verla. El Dr. se convenció de la veracidad de sus palabras y entre los tres planearon destruir todo al amanecer. Entrar a las dependencias del laboratorio no seria fácil, pero el Dr. se encargaría de introducirlos.
Volviendo a la ciudad dejaron al Dr. en su casa, quedando en verse a las 7:30 AM. Del otro día. El Dr. les facilitó dinero y los vio alejarse.
Kraust y Helen ignoraban la lucha interna que mantenía el Dr. entre lo correcto y la fama. Se alejaban esperanzados en terminar al otro día con la amenaza de sus mundos.

Casi no pudieron dormir, además de cumplir su misión se preparaban para viajar por última vez a un destino que aun no acordaban. Ir al futuro era lo más correcto, pero ignoraban que podían encontrar. Kraust, hombre práctico le planteo la posibilidad de esconderse en una isla desierta, sin importar si era pasada o futura. Helen recordó que en uno de sus viajes al futuro le hablaron de Xunea, una isla descubierta en el polo, oculta y donde sorpresivamente el clima era tropical y no seria descubierta hasta el siglo 25. Decidieron que aquella isla seria su refugio ideal. Helen busco la carta de navegación y encontró las coordenadas que los llevarían seguro a la Isla.
Felices dispusieron recoger lo más necesario para la supervivencia. Después de hacer varias compras y disponer todo en sus mochilas de viaje, cansados se durmieron.

El Dr. no pudo dormir leía y releía la carta de su yo futuro, buscaba una solución para no destruir tantos años de trabajo, sin encontrar ninguna. Luchaba contra sus deseos de triunfo, fama y el reconocimiento de sus compañeros científicos. Se habían burlado de él, lo había llamado fanático, soñador y algunos loco. Parwo era real, destruirlo era destruirse él mismo. No podía hacerlo. Debía evitar su destrucción. Aún estaba a tiempo para evitar los errores de la tripulante. Helen era el problema. No su proyecto. Helen era una mujer joven, era fácil evitar que naciera.
Tomando el teléfono dio instrucciones a un agente de su confianza, tenía toda la noche para llevar a cabo su idea. La muerte de los padres de Helen.

Amaneció y Kraust se encontró solo, ¿Dónde estaba Helen? Sin poder hallarla desesperado llamó al Dr. este lo cito en su casa. Kraust recordando la voz del Dr. se dio cuenta que lucia feliz, detuvo el auto y analizo la situación. Era un hombre acostumbrado al análisis y poco a poco llego a la conclusión que el Dr. tenia culpa de la desaparición de Helen. Camino al laboratorio vio un grupo de personas y policías, se detuvo con el presentimiento que lo que vería le daría la pista del paradero de Helen.
Allí estaban dos cadáveres, de una pareja joven, con horror vio que eran los padres de Helen. ¡Su Helen nunca existiría!, dando vueltas al vehiculo, se alejo rápidamente. Debía llegar a la cápsula, el Dr. era culpable y sospechaba que trataría de apoderarse de ella.
Recordaba como Helen la había conducido, no era difícil. Necesitaba volver en el tiempo. Aun la cápsula estaba ahí, había llegado a tiempo. Subiendo a ella coloco los controles a la fecha en el pasado cuando llegaron ahí. A lo lejos escucho unos autos y un camión llegar. No estaba equivocado el Dr. era el culpable. La cápsula giro hasta desaparecer, Kraust suplicaba por volver a ver a Helen.
Al llegar miro el asiento y allí estaba Helen, le sonreía con tristeza y como en una vieja película Kraust volvió a repetir lo vivido varias horas atrás. Volvían a esperar al Dr. pero esta vez ante una Helen sorprendida le dio muerte.
-¿Qué haces Kraust? Ese no era el plan- le grito una Helen horrorizada.
-Confía en mi Helen y ¡Sígueme!, te explico luego.
Helen confiaba en Kraust y aunque no entendía, lo siguió. Kraust penetro al laboratorio y sin ser vistos llegaron a las oficinas del Dr.
-Busca los planos, tú los conoces.- le pidió a Helen
Helen y él empezaron a buscar, después de varias horas, sin hallarlos, Kraust encontró una caja fuerte, oculta tras un panel falso en la pared.
-Aquí deben estar.
-¿Y cómo la abrimos?
-Fácil, Helen he sido mucho tiempo agente y aprendí con los mejores, sé abrir cajas fuertes, esta es antigua, para mí será muy fácil.
Helen lo observaba callada y vio la destreza de Kraust, en unos momentos estaba abierta. Allí se encontraba todo lo del proyecto. Saliendo en sigilo, volvieron al auto, Kraust para evitar equívocos, llego hasta la casa del Dr., revisando todo comprobó que allí no guardaba nada.
Volviendo al auto salieron rumbo a la cápsula. Camino a ésta le explico a Helen todo lo que había ocurrido. La traición del Dr. lo que lo obligó a matarlo. Era él o Helen.
Dispusieron la cápsula a la coordenada deseada, viajaron en silencio, unas lágrimas rodaban por el rostro de Helen, decía adiós en silencio a su hijo, su corazón de madre sufría y a la vez la esperanza nacía porque le dejaba un mundo mejor. Kraust la miraba en silencio, la luz dividida en miles colores iluminaba el rostro de Helen, aquellas lágrimas parecían joyas.
¡Cuánto la amaba!- pensó y comprendió que su mundo era ella, sin importar el tiempo o espacio ni donde quedara. Era su mujer para siempre.
Helen lo miro y el amor que reflejaban aquellos ojos, le decían que Kraust la amaba como siempre soñó ser amada. Serian un hombre y una mujer en una isla solitaria, pero nunca estarían solos llevaban con ellos el amor.

En una isla virgen, oculta por enormes montañas cubiertas de hielo, allí sorpresivamente, como regalo del cielo, el calor abrazaba con amor sus cuerpos; los pájaros cantaban recreándose con el verdor, que como esmeralda engalanaba el paisaje. A lo lejos un fuego rústico quemaba los últimos vestigios de una vanidad humana, ser dueños del tiempo, vanidad sin medidas que hubiesen destruido el mundo y una cápsula poco a poco se esfumaba dejando atrás su mal designo.
Dos cuerpos, cual ángeles, desnudos de toda vanidad, se amaban y su sudor bañaba la tierra acompañado de un suave murmullo, que como una hermosa plegaria decía: - ¡Ámame aquí, donde nace la vida!


 

 

Diario de una Prostituta

Diario de una Prostituta Prólogo


Camina tambaleante, carga un gran peso, su mirada no ve, esta vacía.
La noche es muy fría y oscura o quizás solo sea su alma.
A lo lejos ve una farmacia o droguería hacia allí dirige sus pasos, quizás encuentre algo que acabe con sus penas.
Entra dispuesta a poner fin a sus miserias, no puede mas, ya nada tiene sentido, ya nada queda.
Mira los estantes piensa ¿Cómo decir véndeme algo para matarme?
Hasta morir es difícil, odia ver sangre, solo desea dormir y nunca mas despertar.
Sus manos se pasean por los estantes, sin saber porque, lo coge, se acerca al cajero y paga.
Se aleja aun tambaleante, pero ahora presurosa.
Llega a la casa, cae en la silla y explota en llanto.
Abre temblorosa el paquete y lo mira enloquecida.
Allí esta el inicio, allí sus días a días.
Suspira y como presa con grilletes levanta el lápiz, golpea con letras temblorosas cargadas de vida sus hojas.
Va descargando en el Diario de quinceañera las miserias de su alma.
Es su inicio, es su historia, la historia de una que no deseo ser Meretriz.

I
El Inicio

Hoy me levante cansada, asqueada de mi misma, dispuesta a matarme.
No se cuantas horas camine ni donde estuve, solo recuerdo estar frente a ti y comprarte como quien compra un tesoro, quizás el sueño perdido.
Recuerdo la primera vez que tuve un diario, tenia quince años, era tan feliz entonces.
¡Todo me sonreía!
Tengo que contarte mi vida, así volver mis pasos al pasado, vaciar en ti todas mis miserias y poder volver a reír con mi pasado, llorar y vomitar con mi presente. Pero así no arrastrare sola tantas culpas, hasta quizás me perdone un poco.
Soy, dicen, hermosa, inteligente, culta, simpática, sensual, enigmática y con un hermoso cuerpo, cualidades estas necesarias para sobresalir en mi profesión, ansiaba ser la mejor, ansiaba destruir a quien me ha hecho tanto daño y ¡lo logre!
Soy la más cara, la preferida, la mejor Dama de Compañía, así le llaman en las altas esferas sociales, soy la reina de la más antigua profesión, soy una Prostituta, o como nos llaman vulgarmente, una Puta, una zorra y otros epítetos.
Pero no voy a adelantarme, empezare contándote un poco de mí pasado para quizás puedas entender y perdonar un poco de mi presente.
Me llamo Elizabeth, tengo 25 años y me siento anciana. Estoy cansada y surcan mis ojos las ojeras de los tragos y el asco de mis noches.
Nací en un hogar de una pareja joven, llenos de sueños y amor. En un pequeño pueblo.
Mi nacimiento cambio la vida de mis padres, ella, mi madre, perdió su sueño de estudiar una carrera y el, mi padre, le fue mas difícil estudiar y trabajar. Pero todo les pareció poco, se amaban y amaban el fruto de su amor.
Aun recuerdo mi hogar, mis padres, las risas, el amor y la felicidad de esos días.
Pero la felicidad fue envidiada y un accidente de transito me la arrebato. Perdí a mis padres, quede huérfana.
Su muerte cambio mi vida, mi única pariente era mi tía Camila, hermana de mi madre.
Mi madre adoraba a su hermana y ella solo nos visitaba en navidad, recuerdo haberla visto unas 10 o 12 veces durante mi infancia. La admiraba y su vida me parecía maravillosa, siempre con ropas hermosas, buen coche y las historias más fantásticas sobre su vida, su casa y sus reuniones sociales. Mi tía había triunfado, tenia un trabajo fabuloso, ganaba bien y era feliz según decía. Mi madre solo reía y le decía que no cambiaba todo eso por lo que ya poseía Amor, mi tía reía y decía que el amor no era importante. Así era años tras años, jamás le conocimos un novio, ni hablaba de ningún amor. Mi madre ansiaba verla enamorada y mi tía entre risas prometía traer un amor la próxima vez. Además decía que ya tenia familia, ella compartid la hija de su hermana, o sea yo. Era también su hija. Esa era mi tía Camila, quien se haría cargo de mi, aun con el corazón desgarrado por la perdida de mis padres me consolaba pensando que no estaba sola, tenia a la tía Camila.

Mi tía llego al entierro de mis padres, recuerdo sus manos en la mía, recuerdo su mirada triste y como se arranco una lagrima y con voz entrecortada me dijo:
- Duele, lo sé, pero somos mujeres fuerte, no permitas que la lastima se apodere de ti,
Se fuerte, no me defraudes.
Al oír sus palabras luche contra el dolor, contra el miedo y levante la cabeza, nunca defraudaría a mi tía.
Mis recuerdos son borrosos de esos días, solo recuerdo que mi tía se hizo cargo de todo, vendió los bienes de mis padres, recogió mis pertenencias y nos marchamos.
- No mires atrás, Hoy empiezas una nueva vida - dijo
Así deje atrás quince años de amor, mi hogar, mi infancia. Deje atrás unas frías tumbas, sueños y felicidad. Empezaba una nueva vida, mi tía Camila y yo seguíamos el camino al mañana, atrás se cerraba la puerta del pasado. Cuan lejos estaba de saber que recorría el camino al futuro, con la hija de lucifer, porque mi tía Camila era otra cuando de nuestro pueblo y hogar se alejaba. Y esa otra, era quien viajaba a mi lado.
Cuan inocente iba, me consolaba saberme a su lado, imaginar vivir con ella era como un sueño. Perdí a mis padres, pero ellos me habían dejado con quien siempre he admirado. No estaba sola, seria como ella una triunfadora, una mujer fuerte y ella me amara, será como mi madre.
Con estos pensamientos me dormí hasta que su voz me despertó:
-Despierta Beth, hemos llegado
Mi tía siempre me llamaba Beth, decía que era más hermoso que Elizabeth.
Mire la casa de mi tía y me sorprendí, era hermosa, mas de lo que había imaginado.
Camine junto a ella, entramos al vestíbulo de la casa y pensé:
Se fuerte, empiezas una nueva vida. Una nueva vida en el mundo hermoso de tía Camila.

II
La tía Camila

Paso el tiempo y poco a poco mi corazón fue cicatrizando, extrañaba a mis padres, sus risas, su amor y el calor de mi hogar. Tía Camila era poco afectuosa pero muy generosa, me había rodeado de comodidades y conocimientos. Vivía con lujos, buenas y bellas ropas, asistía a un buen colegio, también recibía clases de etiqueta y protocolo, arte e idioma. Poco a poco me convertía en una chica más de sociedad. Mi tía decía que de mi cultura dependería mi triunfo en la vida. Yo la admiraba y ser como ella era mi sueño. Cuan lejos esta de saber que nada era gratis, ella tenía un plan para mi futuro.
Los primeros tres años que viví con ella jamás vi nada que delatara el tipo de vida de mi tía, pocos amigos la visitaban. Yo pasaba el mayor tiempo sola en la casa.
Un día, cerca de cumplir los diez y siete años, al llegar de mis clases encontré a mi tía con un amigo, a quien llamaré el Sr. Benoit, este era un hombre de unos cincuenta años, viudo y sin hijos, de estatura baja, barriga prominente, mirada lasciva y piel grasosa. Desde que lo miré me inspiro repulsión y al saludarme sus manos sudaban. Mi tía me informo que era su novio y que pronto viviría con nosotras. No entendía que le podía ver a semejante hombre, luego supe que lo que le veía era su enorme billetera. El esperpento era dueño de varias empresas y uno de los tipos más rico y codiciado en el medio donde se desenvolvía tía Camila.
Benoit empezó a ir diariamente a nuestro hogar, hasta vivir casi ahí. La vida de mi tía cambio por completo, ya no salía a trabajar y su única obligación era satisfacer los caprichos de “Grasa” como lo llamaba en secreto. Pasado un tiempo empecé a comprender lo que realmente era mi tía, las orgías que hacían, los amigos y amigas que frecuentaban la casa, me abrió los ojos.
Mi tía se veía feliz, exhibía su hombre como un trofeo, estaba en la cima de su odiosa vida, mientras yo me escondía en mi habitación y odiaba ver llegar las noches.
“Grasa”, siempre era muy atento conmigo, se desvivía por darme regalos sin motivos, mi tía me obligaba a aceptarlos e insistía que debía tratarlo con mas cariño, pero yo le temía, sus ojos desnudaban y al abrazarme siempre lo hacia de una manera que ofendía.
Una noche después de una de sus fiestas, borracho entro a mi habitación, yo dormía y desperté al sentir su alcohólico aliento y sus sudadas manos acariciándome, el miedo me paralizaba, rogaba a Dios que se fuera, rogaba y rogaba y Dios no me escuchaba.
El siguió tocándome, yo sentía que en cualquier momento iba a vomitar, sin poder más grite de terror. Mi tía acudió a mi grito y al verlo en mi habitación pregunto:
-¿Qué pasa?- vi en su mirada que había adivinado todo.
El la miro y le dijo: - Parece que Beth ha tenido una pesadilla, pero ya esta más tranquila. ¿Verdad Beth?- dijo volteando a mirarme y vi en sus ojos rabia y a la vez lujuria.
Me quede callada y me escondí entre mis sabanas. Pensando que hablaría con mi tía al otro día, no podía volver a dormir tranquila. Deseaba irme.
Nunca olvidare esa noche, jamás me he sentido tan sola y desvalida como ese día, estaba sola, dentro de mi sabia que mi tía no me defendería y tenía la certeza que el volvería, vi el deseo en sus ojos, vi el infierno de su alma; pero ilusamente persistía en engañarme y seguía pensando que mi tía me amaba y me protegería.
No dormí el resto de la noche, vi salir el sol y con su luz me levante presurosa, deseaba lavar con agua el olor nauseabundo que dejara en mi piel el miserable tipejo, que me había robado la fe y tranquilidad en el hogar que creía tener.
Lave con rabia mi cuerpo y sentí que el agua purificaba mi piel, purificaba mi alma, pero nada seria ya igual, se había abierto la puerta del infierno y era yo sin saberlo la ofrenda para el Dios dinero que era el novio de mi tía. Ellos habían hablado. El “Grasa”,
Conociendo la codicia de mi tía, la tentó, le ofreció más riquezas de lo que pudo soñar.
Nada era mucho con tal de satisfacer su lujuriosa obsesión, mi tía era adicta al lujo, a brillar como la reina, entre las de su clase y no iba a perder su mina de oro, porque en su sórdido y muerto corazón creía que entregarme no dañaba a nadie, al contrario, me abría las puertas a su mundo y después de todo había invertido tiempo, dinero en prepararme para ser la mejor después de ella, así aseguraba su futuro, su vejez.
Sabia, porque no era tonta, que su belleza pasaría y le aterrorizaba la pobreza, el olvido.
Todo quedo claro, “Grasa” pagaría mi inocencia, seria el iniciador de mi calvario y a cambio mi tía recibiría el dinero y poder que siempre soñó, seria la esposa del Demonio, de “Grasa”, y su única heredera, yo seria su juguete, su mas baja lujuria.

Salí dispuesta a hablar con mi tía, sin saber que a partir de unos días yo viviría el más terrible infierno, la encontré en la terraza, como si también me esperase.
-Acércate Beth, tenemos que hablar. ¡Ven!, siéntate a mi lado. Me dijo, señalándome una silla a su lado.
-Tía, te buscaba, necesito también hablarte.-Dije sentándome donde me indico, estaba asustada, pero mas miedo me daba callar y volver a sentir las repulsivas manos y aliento del “Grasa”.
-Antes de que hables Beth, quiero que me oigas y luego podrás hablar.
Me miro con ternura y sentí en esos momentos que no estaba sola, tenía a mi tía.
La mire y ella empezó a hablar, ¡cuánto la quería!, era para mi como la madre que había perdido.


III
-Beth, antes de hablar de lo sucedido anoche, quiero contarte la historia de mi vida, se que eres inteligente y ya sabes cual es mi verdadera profesión, aunque mantuve esa vida alejada de ti en estos años. Soy una “Dama de Compañía”, muchos nos llaman prostitutas, pero realmente diferimos mucho de ellas.-
Yo baje los ojos para que no leyera en ellos la vergüenza y asco que sentía con sus palabras, realmente trate de no pensar en ella como una prostituta, prefería creerla una mujer que vivía de su amante adinerado.
-Llegar donde estoy, vivir con lujos, alternar con la alta sociedad, no ha sido fácil, ni mucho menos elegir este medio para hacerlo. Pero quiero que entiendas que aunque nos llamen putas, rameras, prostituta, no lo somos. Trabajo para una compañía que brinda el servicio de mujeres cultas, elegantes como damas de compañías, nuestro contrato estipula que podemos hacer el papel de acompañantes, secretarias, anfitrionas, lo que el cliente desee, pero no nos obliga a dar placer sexual. No te negare que muchas si lo hacen y reciben regalos a cambio de esto, pero eso es asunto de ellas.
Yo soy, hoy por hoy, la mejor cotizada, podríamos decir “La Reina”, eso desde luego posee ventajas, puedo aceptar o rechazar contratos, recibo mayores beneficios de la compañía y los mejores clientes son míos. Ya estoy envejeciendo, dentro de pocos años no seré tan deseada ni buscada, otra tomara mi lugar, por eso acepte a Benoit como mi pareja fija y hace pocos días todos mis sueños se hicieron realidad, Benoit me pidió matrimonio. Si, no me mires así, ya sé lo de anoche, estaba borracho y tu eres muy hermosa. Yo soy la única culpable, debí darme cuenta que ya eres toda una hermosa mujer, pero gracias a Dios, llegue a tiempo, solo recibiste un susto.
Beth, sabes que te amo como la hija que nunca tuve, pero quiero a Benoit, deseo casarme y poder caminar con la frente en alto, ser aceptadas por esos que hoy me miran con desprecio y lo mas importante, proveerme para mi vejez.
Por todo esto he tomado una decisión, por tu bien y el mío.
Ya hable, con May, ¿la recuerdas?, te recibirá en su casa, sabes que May vive en Londres, es viuda y vive sola. Lo que no sabes es que era como yo, pero también como yo encontró un buen hombre, mejor digo un hombre rico, se caso y hoy es una viuda muy rica y respetada.
Yo podré casarme, tú podrás seguir tus estudios y te visitaré a menudo, todo será distinto después que nos casemos, Benoit me juro anoche que jamás volverá a molestarte, pero yo prefiero tenerte lejos por un tiempo. Luego ya veremos.-
Abrazándome, con lagrimas en los ojos termino diciendo -¿Me comprendes Beth?, te quiero tanto, pero tengo tanto miedo a la soledad, a no tener nunca un verdadero hogar, a llegar vieja y pobre, ¡No lo resistiría!
-No llores tía, te entiendo y haré todo lo que digas, eres como mi madre.
-Gracias mi amor, veras que todo será distinto, Benoit no es malo, aprenderá a verte como una hija. Bueno, ahora llamaré de nuevo a May y prepararé todo para llevarte este fin de semana. Ve recogiendo lo que desees llevar. Tenemos pocos días y mucho por hacer.-
Dándome un beso se paro y fue a llamar a su amiga, yo aún estaba como en trance, alejarme de allí me parecía una idea maravillosa, pero a la vez era como aquel día cuando sin mirar atrás deje mí pueblo, era como si mi destino fuese cerrara puertas para seguir avanzando. Subí a mi habitación mientras mi tía hablaba con May.

-May llegamos el sábado.
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-Si, como ya te explique.
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-Bien, ultimamos todo cuando llegue, un beso querida.
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Elegir que llevar y que dejar me ocupo los días siguientes.

El sábado como lo había planeado tomamos el avión para Londres, no mire atrás, no sentí lastima, era fuerte como mi tía me había enseñado.
Llegamos en el horario establecido y allí esta May esperándonos.
- ¡Camy!, ¿Beth?, pero que hermosa y grande estas.
- ¡Tía May!- me alegro verla, siempre había sido de las amigas de mi tía mi preferida.
-Jajaja, que gusto verte Beth, May, siempre hermosas- saludo a mi y mi tía dándonos un fuerte abrazo.
- Bueno chicas el auto espera.
May era una hermosa mujer, como de la edad de mi tía, alta, rubia, elegante y culta, según supe tiempo después, fue muy cotizada y quien inicio a mi tía en el mundo de las “Dama de Compañía”, eran muy buenas amigas, creo sin temor a equivocarme, la única amiga verdadera que tenía. Entre ellas existía una fuerte semejanza de ideales y temperamentos y se complementaban de maravilla.
-May, ¿esta todo listo?
-Si, como me pediste arregle todo.
Beth, espero que disfrutes tu estadía conmigo, creo que serás feliz, tu tía me dijo que te gustaba mucho leer. Yo ayudo a los jóvenes y dos veces por semana se reúne un grupo en casa, tenemos un club literario.
_ ¿De veras? Tía May. Me encantara participar y gracias por recibirme
-De nada mi amor, es un placer, sabes que vivo muy sola y tenerte alegrara mis días.
Bueno ya llegamos. ¡Bienvenida a tu nuevo hogar!
La casa de May era hermosa, un pequeño palacete, con un jardín frontal hermoso, lleno de flores de mil colores y arbustos muy artísticamente podados. Al entrar me maravillo el buen gusto de su decoración, era sobria con toques modernos, de enorme ventanales, el color predominante era el blanco, con muebles en caoba y exquisitos adornos. Lo que mas me gusto fue el salón o biblioteca, ¡Cuantos interesantes y hermosos libros! May después me explico que su esposo fue un hombre culto, amante de la lectura y junto a el compartió el placer por la adquisición de viejos y valiosos libros, y la compra de pinturas y objetos de artesanía del medio Oriente.
Desde el inicio me sentí en un paraíso y ella me recibió como una sobrina, ¡tenia de nuevo un hogar!
Al dejarme en la que seria mi habitación, hermosa, juvenil y de buen gusto, mis tías bajaron a beber un te y decidí dejarlas solas, hacia un año que no se veía y tendría mucho de que hablar.

-Camy, cuanto tiempo sin vernos, te extrañaba amiga, aunque tengo un grupo de estiradas y rancias amigas, nunca he podido olvidar nuestra amistad, contigo no tengo que fingir, extraño la vida nocturna, las reuniones, las…
-¡Por Dios May!, Jajaja, es que nunca cambiaras.
_Jajaja, ¿Pero que te has creído?, soy débil y sabes cuanto me divertía esa vida.
Pero me gusta mucho el dinero, los lujos, la nobleza y si, no te lo negare, verme tratada con respeto, que deseen pertenecer a mi circulo social y yo reírme por dentro, ¿te imaginas el escándalo, las frígidas “Damas de alcurnia” enterarse que aceptaron una prostituta en su selecto circulo? Es una dulce venganza y la disfruto.
-May, ¿aún resentida?, pensé que lo habías superado.
_ ¿Superarlo?, ¡Nunca!, no olvido los desprecios que sufrí, no olvido que tuve que irme de mi país, mi mundo por mujeres como esas.
_May, olvídalo. Eres rica, te mueves en un mundo que ninguna de aquellas mujeres podrían. Además, él fue peor, dejo que su esposa te hundiera. May, amor, tanto que te pedí que no le creyeras, era un hombre casado, no con la esposa si no con su fortuna.
-Lo se amiga, pero fue mi gran amor, ni aun con su muerte he podido arrancármelo.
James, mi esposo, fue maravilloso conmigo, aun sabiendo mi pasado me amo, por eso mientras vivió jamás lo traicione, a mi modo lo quise. Soy hoy lo que el hizo de mi, pero volví a mis raíces, tengo una agencia de “Dama de Compañía” aquí, nadie sospecha, pero cada chica que preparo lo hago con mis experiencias y no sabes como disfruto ver como alejan los mariditos de las Señoronas. Jajaja.
-Jajaja, ¡Eres terrible!, pero ahora explícame, ¿como haces para evitar que descubran que eres la dueña?
-Fácil, corren tiempos modernos, poseo un gerente, el da la cara. Pero dejemos mi vida a un lado, ahora explícame lo de tu sobrina y tu trato con Benoit.


Recorrí toda la mansión, era más hermosa que lo que creí en un principio, hasta poseía una piscina bajo techo. Entre y cuanta no fue mi sorpresa, allí estaba el hombre mas hermoso que viera jamás, estaba recostado en un sillón, al sentirme abrió los ojos, ¡Que ojos!, me miro y sentí mil mariposas bailando dentro de mi.
-¡Hola!, ¿Quién eres?, ¿Estaré soñando?, ¿Un Hada?, ¿Una princesa?- me pregunto en perfecto ingles.
-¡Hola! – Respondí nerviosa – Soy la sobrina de May.
-Cierto, May me había contado que llegabas, hoy.- parándose se acerco, pude apreciar mas de cerca su rostro, parecía un dios griego.
- ¡Bienvenida!, soy Peter, sobrino político de May.
-¡Gracias!, Soy Beth…Elizabeth- Dije sonrojándome, pues me pareció que vio mi admiración por él.
-Bueno Beth, no seas tímida, ambos somos de la familia y nos veremos muy a menudo.
_ ¿Vives aquí?
-Jajaja, lo parece, ¿verdad? No, vengo muy a menudo, adoro nadar y no tengo piscina bajo techo. May es muy buena conmigo, si por ella fuese viviría aquí. Pero debo atender el negocio de la familia y esta casa queda muy lejos del centro. Pero creo que ahora vendré mas a menudo, tengo dos buenas razones. Me alegra tenerte con nosotros, Beth, ¿Puedo llamarte así?, otro día espero conocernos mejor, ahora debo atender un negocio- sonrió con picardía y me dio un beso en la mejilla.
-¡Gracias!, si puedes decirme Beth. Hasta pronto-dije muy nerviosa, ya que su beso fue como si me quemara.
Se alejo hacia la casa despidiéndose con una picara sonrisa, sentí que se fuera deseaba saber mas de él.


-Perfecto May, entonces todo queda en tus manos. Mañana a primera hora parte mi vuelo, volveré en seis meses, espero que todo marche bien.
-Confía en mi, ¿cuándo te he fallado?
-¡Nunca!, gracias May, este matrimonio es importante para mí.
-Lo se amiga, vaya si lo se…

- ¡Hola Beth!, ¿todo esta a tu gusto?
-¡Gracias Tía May! Es hermoso todo, la casa, los jardines, la biblioteca. Por cierto tía conocí a tu sobrino.
-¿Mi sobrino?, ¡Ah, Peter!, si un gran chico, el hijo de la hermana de James, mi difunto esposo.
¿Y dónde esta ese bribón, que no ha venido a saludarme?
- Lo vi en la piscina, creo que ya se fue, dijo que tenía un negocio pendiente.
-Así es Peter, mi esposo lo adoraba, el entra y sale y a veces ni cuenta me doy. Un buen muchacho, muy trabajador y responsable, maneja los negocios de la familia.
Bueno chicas vamos a comer, tengo mucha hambre y ustedes me imagino estarán cansadas y hambrientas.

Al otro día muy temprano la tía Camila se fue, May dedico el día para enseñarme los alrededores.
Los meses siguientes, fueron maravillosos, las tardes literarias, las horas descubriendo los tesoros de libros de May, las conversaciones con Peter y las salidas con May a las elegantes boutique, ya que decía que mi ropa no me favorecía, me enseño a maquillarme, los colores adecuados según el color de mi piel, fuimos al salón de belleza, en fin, hizo un cambio muy favorecedor de mi.
Cada vez que veía a Peter notaba en su mirada que los cambios me favorecían, hablábamos mucho y cada día me gustaba más, estaba loca por él y aunque veía que le gustaba, no entendía porque no lo decía.
Una tarde estando jugando en la piscina, nadábamos por debajo del agua, no se que paso, nos quedamos mirándonos, era como si fuéramos imanes, algo muy poderoso nos unió.
La pasión nos dominaba, sentir sus besos, sus caricias, ¡era la locura!, su boca me hacia sentir un deseo de entrega, sus manos suaves recorrían mi cuerpo y este se entregaba voluptuosamente a ese deseo, el deseo de conocer ese placer único.
Su boca bajo por mi cuello y yo deseaba más y más. Sin poder contenerme susurre
-¡Si, sí¡...Dios, cuanto te quiero!
Salimos de la piscina y él se desvistió y con delicadeza hizo lo mismo conmigo.
Me miro largamente, recorrió mi cuerpo y me beso, sentí que el mundo se movía, poco a poco su boca fue deslizando, mientras sus manos me acariciaba, el placer recorría mi cuerpo, su boca se adueño de mis senos y sentí como me humedecía, mi cuerpo se agitaba, se abría, esperando culminar mis ansias, esperando ser poseída. Siguió bajando y miles estrellas cubrieron mis ojos, el éxtasis del deseo, del placer me cubría, se adueño de mí con su boca y mi cuerpo respondió acoplándose, ya nada importaba solo sentirlo mi dueño. Gemía y bailaba al compás de su boca, al frenesí de su lengua. Fue hermoso, sublime... desee más aún y abrí mis piernas esperándolo, deseándolo. En ese momento me pregunto:
-¿Eres virgen?
-Si- respondí
Y para mi sorpresa se detuvo al instante.
-Lo siento, no estoy con vírgenes, no lo soporto.-
No podía creer lo que oía, no entendía, siempre creí que mi entrega seria por amor y a él lo amaba, con ese amor que todo perdona, que todo entrega.
-No entiendo, ¿Por qué, me rechazas? Creo en el amor y te amo, te deseo, te doy lo mejor de mí.
- Me gustas mucho, te amo y podría llegar amarte más, ¿pero una virgen?, lo siento, no me gustan.-
Yo lo miraba incrédula, sentía que un frió me paralizaba.
-Beth, lo siento de veras, es algo superior a mi, si me amas resolverás eso.-
Y mirándome con tristeza, se puso su traje de baño y se marcho.
Sentía morirme, sentía que nada tenia sentido. Temblaba aún de deseo y sentí miedo. Miedo a perderlo...Qué hacer, pensaba.


May estaba en la sala, con un trago en la mano y la mirada inquieta.
Peter entro, May lo miro interrogadora.
-¡Esta hecho!- dijo él, dejándose caer en el sillón.
- ¿No terminaste verdad?
-No, hice lo que pediste. Dame un trago.
May le pasa el trago y aun preocupada le pregunta
-¿Qué te pasa?, No me digas que tienes escrúpulos, ¿Tú?, Si jamás te has molestado en lo que siente o sufre una mujer. Solo te interesa el dinero.
-Jajaja, ¿Pasarme? ¡Nada!
-Peter te conozco, yo te enseñe todo lo que sabes y se que esta vez no es igual.
-May, Jefa, creo que ya estas un poco vieja, Jajaja, es broma. No me pasa nada, bueno terminé el trabajo, ahora es tu turno. Págame que tengo una cita con una vieja, pero muy rica.
-¿Vieja?, jajá jajá, si no fueses mi preferido te cancelaría hoy mismo, pero me haces ganar mucho y eres el mejor. Aquí tienes y ya sabe no vuelvas por aquí, estas de viaje.-
Peter tomo el dinero sonriendo y dándole un beso a May cerró la puerta. Al cerrarla murió su sonrisa y triste susurro: -¡Beth!
IV
El infierno

Pasaron los días y no tuve noticias de Peter, no respondía su celular y May me dijo que estaba de viaje. Sentía que me sumía en un infierno, un infierno porque no soportaba su ausencia y la incertidumbre de perderlo me enloquecía.
Después de tres semanas, no podía disimular mi infinita tristeza, me había enamorado por vez primera y el amor me había herido.
Una tarde sentada en el jardín, perdidos los pensamientos en la soledad y desesperación, May se acerco a mí y me pregunto:
- Beth, ¿Qué te pasa?, te he dado tiempo para que me confíes que te pasa, porque se que sufres.
En ese momento me quebré, tanto dolor contenido y oculto emergió y estalle en llanto.
-Mi niña, ¿Qué es lo que te pasa?- me dijo abrazándome.
- ¡Ay!, May, me he enamorado de Peter, pero el no me quiere.- dije entre sollozos.
-Sabia que algo así era el problema. ¿Por qué dices que no te quiere?, ¿El te lo dijo?
Desgarrada por el dolor le confié todo y termine preguntándole:
-May ¿qué hago?, ¿cómo resuelvo este problema?
-No se, Peter es un buen hombre, pero siempre estuvo con mujeres muy vividas, nunca le he conocido una chica como tu.
-¿Es tan grande tu amor?, ¿Estas dispuesta a todo por él?
-Lo adoro May, estoy dispuesta a todo con tal de no perderlo.
-Pues entonces nada mas fácil, se una mujer como a el le gustan. Aprende el arte de la seducción, se toda una mujer y olvídate de la idea de virginidad.
-¿Cómo May, cómo hacerlo, acostándome con el primero que pase?
-No Niña. Jajaja, aprendiendo trucos, ningún hombre si es bien seducido podrá detenerse a pensar si eres o no virgen. Debes llevarlo a desearte como un loco y ya veras si tengo o no razón.
-Entiendo y ¿Cómo aprendo eso?
-Mira aquí tengo una buena amiga, es dueña de una agencia como en la que tu tía trabajaba, no debes temer, solo iras para aprender y nadie lo sabrá.
-May no te ofendas pero me da miedo.
-¿Miedo a qué? Nada te sucederá. ¿Quieres o no retener a Peter?
- Si, No soportaría perderlo. Se que me ama, pero me teme.
- Pues deja de llorar, mañana iremos a la agencia, para el mundo es una agencia de modelos, nadie sabe que encubierta hay una agencia de “Dama de Compañía”. Mi amiga me debe muchos favores, nos ayudara.
-Ahora levanta ese ánimo y descansa, aprenderás a ser mujer, ya veremos a Peter loco a tus pies.
-¡Gracias May, Gracias!
-De nada, mi amor, para eso somos las tías.
Aunque me repugnaba la idea de acudir a ese centro, acepte porque no iba como una empleada, iba solo a aprender. Tenia que conquistar a Peter, no podía perderlo.


-Hola Margaret, gracias por recibirnos, esta es Beth, mi sobrina, ya te explique por teléfono. ¿Crees que podrías ayudarla?
-May, Beth encantada de conocerte. Claro amiga, Pasa. Ya tengo todo listo.-marco el intercom y dijo: - Jenny, avísale a la profesora Aileen, que pase por el despacho.
-Siéntanse, Aileen vendrá enseguida, es nuestra mejor empleada, como aquí decimos nuestra mejor arma, en manos de ella podrás aprender todo lo que necesitas.
-Gracias Margaret, seré muy agradecida con ella.
-Olvida eso May, te debemos mucho, será un gusto poder ayudarte.
Entro una mujer muy elegante, hermosa, de esas mujeres que no pueden pasar por desapercibidas.
-¿Me llamabas Madre?
-Entra Aileen, aquí esta la sobrina de May, ya te hable de ella, la dejo en tus manos.
-Hola May, que gusto verla, ¿es esta su sobrina?- dijo mirándome analizadoramente.
-Mmmm, muy buen material, es un diamantito, sin pulir claro. Ven mi amor, acompáñame.
-Beth, estas en buenas manos, sigue sus consejos y ejemplos. Volveré en unas semanas a buscarte.
-¿Te vas tía?, ¿Me quedo aquí?- le pregunte inquieta y sorprendida.
-Es necesario, Beth, no temas aquí estarás segura y tendrás de esa forma mas tiempo para aprender. ¿No es lo que querías?
Esas semanas, aprendí el arte de seducir, me enseñaron desde como hablar, caminar, mover el cuerpo, técnicas amatorias y según ellas lo que a los hombres les gusta.
Me sentía inquieta, a veces hasta deseaba terminar con todo, pero el recuerdo de Peter hacia que continuara. Las chicas eran muy simpáticas, unas trabajaban solo como el contrato decía (No tenían sexo con sus clientes), otras eran realmente unas putas caras.
Aileen, mi maestra era la mejor, “La Reina”, y tenia un amor secreto, según se rumoraba un hombre muy poderoso y de la realeza, ella solo veía a este cliente, el exigió que su contrato fuese exclusivo, ella pronto saldría de allí y viviría en un apartamento que el le compraría, las demás chicas se disputaban el lugar que ella dejaría vacante, la tensión se sentía en el ambiente, ser “La Reina” les daba cierta libertad y podían elegir sus contratos y recibían todos los beneficios dentro de La Agencia.
Aunque todas me trataban con consideración, sentía que les molestaba mi presencia, era una intrusa. En esa semana allí, conocí las miserias de aquellas chicas, muchas estaban allí porque nada mas sabían hacer, otras por los placeres y el dinero y muy pocas porque pensaron que allí tendrían un hogar seguro y familia, esas no permitía sexo en sus contratos y hasta tenían novios. La agencia tenía una cláusula al aceptar, una joven, debían retribuir los gastos de su preparación, esto estipulaba cinco años en el cual debían trabajar, si se iban antes eran demandadas. Otra de sus cláusulas estipulaba que una conducta inadecuada, tales como: escándalos, alcoholismo, maternidad y drogadicción les costaría la expulsión de La Agencia.
También descubrí que existían contratos de hombres, estos vivían en otra mansión y se desenvolvían como ellas. Eran Gigoloes. Vividores de las mujeres. Los preparaban igual, eran expertos seductores, buenos acompañantes, cultos, grandes bailarines, agradables y muy atractivos. Como ellas tenían su “Rey”.
Era un mundo difícil, con sus secretos, la vida de alguna de esas chicas era triste, aun rodeadas de lujos, no eran libres y la soledad las consumían. Era un pequeño infierno terrenal.

Después de esas semanas volví a la casa de May, ella planeo mi encuentro con Peter, estaba nerviosa pero ansiaba verlo y jugarme el todo por el todo.
Como se había planeado lo espere en el salón, May salio dejándome sola, Peter venia al encuentro de May sin saber que era yo quien estaría.
-May, ¿Estas?- dijo entrando al salón.
-Hola Peter, entra.- dije aparentando una tranquilidad y seguridad que no existía.
-¡Tú! Dijo mirándome como si desease ver a través de mí.
-Si, Yo. Dijiste que podía llamarte cuando resolvieras el problema.
-¿Qué has hecho, Beth, que has hecho?
- Lo que me pediste.
Con furia en los ojos, me zarandeo, repitiendo-¿Qué has hecho, Beth, que has hecho?
-Lo que me exigiste para amarme.
-¡Estas loca, tienes que estarlo!
-Soy una mujer, ¿no era eso lo que querías?
-¡No! – me miro con una inmensa tristeza y se sirvió un trago, mientras yo me acercaba con seducción, utilizaba todo lo que me habían enseñado.
-¡Basta Beth, Basta! No sigas, pareces una puta barata.- estas palabras me hirieron y lo mire, no lo entendía.
-Ven, siéntate, se que esto me costara mi futuro, pero no puedo callar y seguir esta falsa. No tengo el valor. Me enamore de ti Beth, no dejaré que te hagan daño. -
No entendía nada, él poco a poco, fue narrándome los planes de mi tía, lo que el era, lo que debía lograr que yo hiciera, cada palabra era como si me apuñalasen, mi tía me vendía por una boda y una fortuna, May la ayudaba y Peter era solo un Gigoló, al servicio de May. Lo mire con asco y solo dije:
-¡Calla!, es bastante con lo que me has contado. No temas no te haré daño, ni perderás tu empleo. Pero si es cierto que me amas vas ayudarme, aun no se como, Mañana te veré, seguirás fingiendo que los planes van bien, Ahora vete, necesito pensar-.
Subí a mi habitación y llore tanto que ya no sentía dolor, solo un vació enorme, todos iban a pagarme este dolor, conocerían mi venganza. Sufrirían donde mas les dolería.


-Buenos días mi niña, ¿Cómo te fue con Peter anoche?
-Bien tía- dije sentándome a desayunar, debía fingir felicidad- Creo que lo convencí, saldremos hoy.
-Jajaja, la pequeña mosquita atrapa a su primera presa. Te deseo éxitos, después me cuentas. Bueno nos vemos mas tarde debo hacer varias diligencias- se despidió tirándome un beso-
Cuanto odio sentí, en ese momento ya sabía como seria mi venganza.
Llame a Peter y le explique en que consistía su ayuda, nos veríamos esa noche y los demás días, para que nadie sospechase. Ellas me habían destruido yo lo haría también.
Hice varias llamadas más, mi venganza empezaba.


Un hombre llega al aeropuerto de Londres, una mujer lo espera en un automóvil, recorren la autopista hacia el destino, se detienen en una oficina de abogados.
Como la diosa egipcia de la venganza, Némesis, la dama al salir sonríe, ha iniciado su venganza.
Varias horas después el caballero se despide, la dama le ofrece sus labios, el parte feliz y a ella, un sollozo se le escapa. Lo limpia con rabia, eleva la mirada y hay en sus ojos una dureza que hiela al mirarlos.
Lo espera recostada en un sillón de la piscina, Peter la mira de lejos, se acerca esperando aun reconocer aquella a quien ama, ella levanta los ojos, el siente un frió en el alma; silencioso le entrega unos papeles, ella los lee, lo mira y el odio, asoma.
-Gracias, Peter, espero que me avises donde te hospedaras. Has cumplido, yo cumpliré mi parte.
-Adiós Beth, nunca podré olvidarte.
- ¡Adiós, Lo harás!


-¿Qué dices?, ¿pero cómo paso eso?, Cálmate May, llego en el próximo vuelo.
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-Si, te entiendo. Hasta Pronto.

Camila se queda observando el teléfono, no comprende que sucede, es increíble.
Benoit, podrá ayudarme, piensa. Se viste apresurada y sale. Lleva mucha prisa.


Benoit recibe la llamada, sonríe satisfecho, como hombre de negocio, siente que ha cerrado el mejor trato de su vida.
-Benoit, perdona que entre así, necesito hablarte.
-Hola Camila, ¿Qué pasa?
-Necesito tu ayuda, ¡es urgente hacer algo!
-Cálmate, vamos por parte, ¿qué sucede y en que puedo ayudarte?
- Mi amiga May, te he hablado de ella. La han descubierto, todos la repudian, ya saben lo que era y que es dueña de una agencia de “Dama de Compañía”, esta desesperada, la han demandado, por tener un prostíbulo. ¡Es un escándalo!
-¿Y en qué o cómo puedo ayudarte?
-Necesito dinero, debo salvarla de ir a la cárcel.
-Lo siento Camila, no puedo darte nada. No tengo.
-¿Cómo que no tienes?, si eres riquísimo.
- ¿Yo?, no, mi esposa lo es.
-¿Tu esposa? ¿Qué broma es esta?, Tú no tienes esposa.- lo mira espantada y sin poderse contener le grita:- ¿Es que me has engañado, todo era una mentira?
¡Maldito Perro!, Me ofreciste matrimonio. Hicimos un pacto.
-Lo siento Camila. Me he casado hacen cinco días.
-¡Qué! ¡Te has burlado de mí!, Pero eso no se queda así, veremos que dice tu esposa al conocerme, ¡le contare todo!
-¿Eso deseas?- acercándose le habla a su secretaria.
-Siéntate Camila, en unos momentos veras a mi esposa.
Camila no puede creer lo que escucha, se siente perdida, tanto tiempo malgastado con este cerdo, sus sueños destruidos, ¿Qué haré ahora?, piensa.
La puerta se abre, Camila se voltea dispuesta a destruir al cerdo, a contarle a la esposa quien es.
-Hola Camila, ¿deseabas hablar conmigo?
Camila la mira, no puede creer lo que ve.
-¡Beth! ¡Tú!
-Si, yo, la esposa de Benoit, ¿en que puedo ayudarte?
-¿Pero cuándo, cómo?
-¿Cuándo? Cuando me entere de tus planes, cuando supe que tu mi propia familia me vendías, me utilizabas. ¿Cómo? Muy simple, llamé a Benoit y le ofrecí una mejor opción: Yo en vez de una puta.
Yo, alguien que aunque no lo ama, lo respetara. Yo, alguien que por destruirte soy capaz de todo. Benoit es un hombre bueno, me dio su apellido, su hogar y todas sus riquezas, yo cuidare todo esto, trabajo con el y sabré agradecer su ayuda.
- Me dices puta y tu ¿qué eres? Te has vendido, eres como yo.
-Quizás, soy como tú, pero puta, ¡nunca!, yo solo he hecho un matrimonio basado en la verdad, no engaño y él sabe que mientras viva lo respetare. Vete Camila, ¡Vete!
Ah, y no intentes molestarnos de nuevo, porque entonces te arrojare como lo que eres.
Y a tu amiga la he hundido yo. No podrás ayudarla.
Camila mira a Beth y ve en sus ojos un frió odio, sabe que ha perdido, sale dando un portazo. Levanta la cabeza y camina al ascensor, ha perdido todo. Le recorre un frió y abrazando su abrigo sale a la calle, camina vencida, la acompaña la soledad.


No sé, el afán de odio me ha hundido, me siento sola, culpable. Use los mismos trucos de mi tía, Seduje a Benoit, tengo todo cuanto el dinero puede darme, pero cada vez que me toca siento que muero, de asco y de vergüenza.
Ahora sabes mi historia, ahora comprendes mi gran culpa, mi tía lo dijo al final, soy como ella, me vendí, no importa si esa venta es con mi esposo, no lo amo, le doy placer porque me compro. Tenemos un contrato.
He vaciado aquí mis miserias, ahora entiendes porque he de sufrir, he de pagar.
Trabajo en la empresa de Benoit, soy su mujer y soy inmensamente infeliz. Tengo todo por lo cual me vendí.

Siente la llegada del esposo, Benoit, suspira resignada. Cierra el diario, lo tira al fuego, no mira atrás, levanta su frente y cierra la puerta.
Su destino era cerrar puertas para avanzar.

El Fantasma de la abuela

El Fantasma de la abuela Habíamos pasado el día viajando en el coche, aunque estábamos agotados, el viaje valía la pena. Veríamos a los abuelos después de ocho años.
Tenía gratos recuerdos de ellos, su casa, su pueblo, pero aun más de las fantásticas historias que nos contaba la abuela.
Sus historias de fantasmas, que debo añadir ella creía y el abuelo reía. Reconozco que muchas de ellas me impidieron dormir en calma, ¡Era tan pequeña!
Mirando atrás hoy comprendo al abuelo. Pero aun así ardo en deseo de volver a escuchar esas historias.
Poco a poco empezamos a divisar el pueblo, es un pueblo fundado en los 1800 y algo más. Con casas coloniales, bella plaza, con bancos de hierro y una hermosa glorieta o plazoleta. Al verlo pareces volver a esos años y esperas ver aparecer esas damas de largos trajes y los hombres con botines y sombreros de alta copa.
Que igual estaba el pueblo, tal como lo recuerdo, bien cuidado y sus gentes tan familiares, de esas que te saludan como si fueses parte de su familia.
Dice mi padre que eso siempre ocurre en los pueblos pequeños, donde todos se conocen y son de una forma u otras parientes, ya sea por alguien en el pasado o por uniones del presente.
Después de saludar aquí y allá a viejos conocidos, llegamos a la casa de los abuelos, casa colonial como tantas otras, solo que esta poseía un hermoso jardín que data de la época de mi bisabuela.
Mire aquella casa buscando en mi memoria, estaba igual, quizás un poco mas pequeña y su jardín mas hermoso aun que lo que recordaba.
De pronto se abrieron las puertas, ¡Allí estaban los abuelos!
Mis ojos se nublaron de lagrimas, ¡que viejos estaban!, sus espaldas encorvadas, sus rostros arrugados y coronados de blanca nieve, llenas sus cabezas de canas.
Al mirar sus ojos sentí que aun poseían la fuerza, el amor y la belleza de antaño, esa, que poseen los abuelos. Corrí a sus brazos, corrí como corren los marineros al llegar al puerto de su añorada casa.
-¡Abuelos!- dije besándolos
-Mi niña- respondieron con brillo en sus ojos, conteniendo las lágrimas.
¡Cuánto los había extrañado!
Después de habernos acomodado y dar todos un resumen de esos ocho años, le pregunte al abuelo si aun continuaba la abuela con sus historias de fantasmas.
El abuelo riendo respondió-Mi niña tu abuela no vive sin ellas-
Mi abuela mirándome con picardía le respondió-Calla Papa, tu te ríes, pero la niña si me cree-
Sonriéndome le dije que si, pero era mas porque me gustaba como contaba sus historias, mi abuela poseía el don de un buen narrador y la imaginación del cuentista.
Prometió más tarde narrarme la historia de su último fantasma.
Me había olvidado contar que la casa de mis abuelos poseía sus propios fantasmas, fantasmas estos que solo mi abuela veía y al abuelo le hacían gracia y era motivo para molestar a la abuela.
Al llegar la noche ansiosa le pregunte si me contaría la historia, sonriéndome me pidió que la ayudara a terminar de revisar la casa, le gustaba ver que todo estuviese en orden antes de dormirse, así lo hicimos y después nos sentamos en la cocina frente a una deliciosa taza de chocolate caliente y unos panecillos dulces que la abuela recordaba me gustaban de niña.
Como había prometido empezó la historia… así la titulo:
La historia del fantasma que busca su amada.

-Hacen unos meses atrás, una noche que terminaba de recorrer la casa, me senté como estamos ahora, mis pensamientos vagaban en las cosas que iba a comprar que hacían falta y de pronto sentí que alguien detrás de mi me miraba, creí que era el abuelo y al mirar para decirle que ya iba descubrí que no había nadie. Sin darle importancia y creyendo que solo lo había imaginado me fui a la cama. Esto mismo siguió pasando noche tras noche.
Al pasar una semana, ya cansada del tímido fantasma, porque presentía era uno, le dije:
-Si deseas hablar, ¡Habla!, si no vete, no me gusta que me espíen-
Parece que esto lo decidió y se dejo ver, ¡Fue algo que jamás olvidare!
-¿Tan feo era?, ¿Te asusto?- Pregunte interrumpiéndola
-¿Asustarme? No, mas bien me impresiono…Su rostro, su voz…aquella mirada…-
Quedo un rato en silencio, como recreándose en ese recuerdo y yo veía como su rostro pasaba de la nostalgia, tristeza, duda y…algo que no se porque ya sabia.
Volviendo de sus recuerdos siguió diciendo – Su ropa eran del siglo pasado, sentí al verlo que este fantasma era especial y a la vez sabia que sea cual sea su historia, yo la conocía. Le pregunte que quería.
El solo respondió: -¡Ayúdame!- y desapareció.
-Esto mismo pasó varias noches, ya me tenía cansada, decidí no hacerle caso y como solo se aparecía de noche y en la cocina no fui por varios días.
Una tarde descansando en el jardín se apareció y por fin contó su historia.
Me dijo que era de este pueblo, que mucho tiempo atrás fue el hombre más feliz del pueblo, tenia todo cuanto había soñado. Tenía salud, comodidades y amor. Su amada era la joven mas hermosa del pueblo, además la mas virtuosa y generosa.
Dos días antes de sus bodas, ella tal como acostumbraba, fue a la iglesia, allí ayudaba a las madres solteras o abandonadas enseñándoles a leer, escribir y el oficio de costureras.
Nunca llego a la iglesia ni volvió a su casa. La buscaron días y días todo el pueblo, la policía, su familia y el, pero todo fue en vano. Nadie podía comprender que había pasado y su desaparición era un misterio. Al pasar el tiempo dejaron de buscarla, su familia, el pueblo y la policía, quedo como un caso de desaparición inexplicable y sin solución. El jamás pudo aceptarlo y siguió en su búsqueda, poco a poco su salud fue deteriorándose, lo creyeron loco, sentía que ella lo llamaba y se despertaba gritando en las noches. No valió razones ni médicos al final después de tres años murió. Pero aun después de muerto aun continuo su búsqueda, en eso lleva ochenta años.
Quede callada, esa historia ya la conocía, no recuerdo quien me la había contado.
Lo mire y era tan grande su tristeza que le pregunte como podría ayudarlo. ¡Había pasado tanto tiempo!
Me miro con tanta tristeza y respondió:- ¡Ayúdame!- Y desapareció.
De esto hacen tres semanas. Quiero ayudarlo pero…-
-¿Pero que, Abuela?-
Mi abuela me miro con tanta tristeza que sentí, no se porque miedo. También sabía que me ocultaba algo. Cuando iba a preguntarle se paro y dijo:
-Bueno mi niña, es tarde, mañana tengo muchas cosas que hacer, después seguimos hablando.-
Salí y la deje tranquila, sabia que mi abuela era muy terca y si decía basta, nada ni nadie lograría hacerla cambiar de idea. Me prometí a mi misma seguir al otro día, tenía la seguridad que no me había contado todo.
Como era de esperarse pase toda la noche soñando con ese fantasma y en mi sueño trataba, aunque asustada, de preguntarle lo que sabía faltaba, pero el miedo me paralizaba. Al despertar al otro día, sonreí, aun la abuela tenia el don de intrigarme y asustarme con sus historias. Estaba ansiosa de hablar con ella, como buena narradora despertó mis ansias de escuchar su historia.
Fui a buscar a la abuela y mi madre dijo que había salido temprano y regresaría en la tarde, al parecer tenia un compromiso de la comunidad que no podía suspender.
Me sentí defraudada y a la vez inquieta, presentía que algo no estaba bien, pero lo atribuí a mi ansiedad por ver la abuela o más bien escucharla.
Decidí visitar el pueblo y así lo hice. Después de un rato de saludar y visitar los amigos de la infancia, volví a la casa, aun la abuela no había llegado, así que decidí mirar el jardín que según recuerdo era el orgullo de mi bisabuela y ahora de mi abuela.
¡Estaba aun más hermoso que lo que recordaba!
Allí pase varias horas, sentada en un columpio que data desde mis bisabuelos, me adormecí pensando que ocultaba la abuela, sabía que su historia no estaba completa.
No se si me dormí, me despertó o volvió a la realidad una extraña brisa, que recorrió mi cuerpo, helando mi sangre.
¡Allí estaba el fantasma!, me incorpore dispuesta a huir.
Su voz me detuvo:- ¡Detente!, no te haré daño.-
Pensé que debía estar soñando. Pero no, allí estaba el fantasma que mi abuela había descrito, ¡Rayos!, era tal y cual me había dicho. ¡Su rostro! ¡Sus ojos!
-¿Qué deseas?- pregunte, dispuesta a correr si se acercaba.
-¡Ayúdame!- respondió
-¿Cómo? –
-Deja que encuentre mi amada.- y con estas palabras desapareció.
Increíble, ya estaba yo como la abuela, viendo fantasmas. No me hacia ninguna gracia esto, ¡Si no creía en fantasmas!, adoraba las historias de la abuela, adoraba sus fantasmas, pero eran solo productos de su fecunda imaginación. Yo era como mi abuelo, un no creyente de ánimas, espíritus o fantasmas.
Entre a la casa asustada y ansiosa por contarle a la abuela mi experiencia, pero muy resuelta a ocultarla a los demás la misma. Ya me parecía oír las burlas del abuelo y mis padres enojados con la abuela por involucrarme en sus fantasías.
La abuela aun no había llegado, cene y me encerré en mi habitación, no deseaba volver a ver ningún fantasma ni mucho menos oír las charlas felices de la familia. ¡Necesitaba a la abuela! Había tantas cosas que necesitaba saber.
Asustada, intrigada me dormí. Al amanecer desperté sobresaltada, me vestí apresurada y fui directo a la cocina, sabia que la abuela estaría allí, como siempre, temprano ordenando el día de la familia.
Estaba todo tan silencioso…
Entre a la cocina y cuanta no seria mi sorpresa, allí estaba el abuelo, llorando y con una tristeza infinita en sus dulces ojos. Me miro y no necesite palabras…corrí al dormitorio de la abuela, sabia sin saber, que había muerto.
Entre y allí estaba, ¡Muerta!
Sentí dolor, confusión, rabia y quede callada mirándola, solo recuerdo a mi madre alejándome de allí, hablándome, solo veía moverse sus labios, no escuchaba.
Fue confuso ese día, gente que entraban y salían, mi madre vistiendo mi abuela, el abuelo callado, como golpeado por los años en un instante, más viejo, cansado, perdido en un mundo muerto.
Me aleje de todos, ocultándome en un rincón. Sentí su presencia, sabia que esta ahí, ¡El fantasma!, no deseaba escucharlo, no quería verlo.
-¡Ayúdame!-susurraba. –Deja que mi amada venga a mí-
En ese momento supe el porque de mi rabia, siempre lo había presentido.
Su amada era mi abuela.
En ese momento sentí una infinita pena por el fantasma, perdió a su amada, hace tanto tiempo y no se como ni deseo cuestionarlo, su alma vive dentro de mi abuela.
Sabia que debía hacer algo… ¿Pero que?
Sentí que me susurraba: - Déjala que venga a mí-
Me acerque al ataúd y la bese.
Muy quedo susurre en sus oídos: - Adiós abuela, nos amaste en vida, fuiste buena esposa, madre y abuela. Ahora ya no nos perteneces, eres libre… ¡Ve, el te espera!
Llorando me aleje, cerré los ojos para no verla partir, sabia que si miraba la vería, caminando feliz junto al fantasma. Su amada que encontró al fin.


Los Gemelos

Capitulo 1

Por largas horas contemplo su cara, él hablaba y hablaba, pero sus palabras eran tan cotidianas, que ya no las escuchaba. Solo podía mirarlo, eran iguales y a la vez diferentes.
- ¡Leo!, ¿me estas escuchando?- grito furioso.
Leo lo mira, volviendo de sus reflexiones y emboza una sonrisa.
-¿Cómo quieres que no te escuche, Lázaro?, tienes horas vociferando. Siempre con el mismo tema. ¿No te cansas?, Gritas y gritas, pero al final sigues aquí.
-¿Qué pretendes? ¿Qué te deje aquí, solo?, Me quedo por ti, me preocupas. Si por mí fuera ya me hubiese ido de este infierno.
-Si es por mi, entonces, ¡vete!, no me iré hasta que no descubra la verdad. – Sintió en ese momento que todo volvía a su mente, jamás le había dicho a Lázaro de aquel sueño o lo que fuese. Recordarlo le dolía y le asustaba, si hubiese llegado a tiempo su padre aun viviría.
-¡Estas loco!, No te entiendo- Lázaro miro a su hermano gemelo con dolor, no entendía que le estaba sucediendo. Se sintió atado más que nunca y su rabia aumento...
-Volveré mas tarde y quiero respuestas, me canse de seguirte sin saber que es lo que te propones.- Sin esperar respuesta de Leo sale dando un portazo.
Leo lo mira alejarse y sabe que ya no debe callar, pero la desconfianza corroe su alma, tiene miedo y sabe que solo la verdad borrara su infierno.

(Retrospectiva…)

Leo cansado seguía estudiando, aun no se sentía preparado y su último examen seria en pocas horas. No echaría por la borda tantos años de estudios, ser abogado era su sueño.
Un frío recorrió su espalda, tiritando volteo hacia la ventana… ¡Santo Dios!, ¿Qué es eso?...
Allí estaba su padre, cubierto de sangre – Leo, ¡Ayúdame!, me muero.-
Leo paralizado de temor mira, ve como la sangre corre por su cuerpo, su cabeza cuelga grotescamente de lado, ve con horror como los ojos desorbitados de su padre lo miran6 y al escuchar de nuevo su grito: -¡Ven, Ayúdame!- Cae desmayado.
Al despertar, se encuentra en el suelo de su habitación y grita aun preso del horror de la visión. Mira con temor el lugar donde vio a su padre… ¡allí no hay nada!
Sacude su cabeza tratando de alejar lo que ahora piensa solo fue una pesadilla.
-¡Dios!, solo fue un sueño.- mira su reloj y corre a vestirse en pocas horas tendrá su examen.
Las horas pasan y Leo sale satisfecho del salón de examen. ¡Por fin, es abogado!
Se detiene frente al teléfono público, la noticia hará feliz a su padre. Su sueño se ha realizado. Su hijo, es ya un abogado.
- ¿Margot?, es Leo, ponme a papá.
-------------------------------------
- ¿Qué?
------------------------------------
-¿Cuándo?
------------------------------------
Con mirada de horror suelta el teléfono, siente que la cabeza le estalla, su corazón late enloquecido y la imagen soñada vuelve con fuerza, escucha de nuevo aquel grito:
--¡Ven, Ayúdame!-



Capitulo 2

Cada vez es más difícil el recuerdo, no sabe porque, pero esta seguro. Su padre murió asesinado, pero no como todos creen, ¡no murió por manos desconocida!, él sabe que uno de ellos, ¡La familia!, es el culpable. Esta certeza lo inquieta, lo aterroriza, el peligro aun acecha su casa, el horror, aun no termina.
Solo él no estaba presente ese día.
Lázaro, su hermano gemelo, Margot, su madrastra, Juan, su tío y Pedro, el secretario de su padre, estaban aquella terrible noche. Sabe con certeza que uno de ellos fue, desde ese día la traición se siente en el aire, todos sin hablar lo sienten, lo saben. ¿Pero cual de ellos fue? Esa es la verdad que necesita o la voz de su padre jamás saldrá de su mente.

-¿Leo?, ¿no me escuchaste? Tengo ratos llamándote, el Señor García acaba de llegar.
Todos estamos reunidos en el despacho. Solo faltas tú.- dice Margot, fastidiada de tener que subir a buscarlo.
Leo la observa, ve que aquella mujer es joven, bonita y elegante. Se pregunta si pudo amar a su padre o solo fue su dinero.
-¿Por qué me miras así, Leo?- le pregunta Margot inquieta.
-¿Mirarte cómo, Margot?
-No sé, olvídalo, estoy nerviosa Leo, siento que nada es igual en esta casa. Estoy deseando dejarla. Quizás lo haga pronto.
Leo la escucha y siente que la verdad es difícil, pero cada vez se siente más cerca de ella.
-¿Te vas?, es cierto que la casa es nuestra, Margot, pero nadie te está botando. Puedes quedarte todo el tiempo que desees.
-Gracias Leo, pero el recuerdo me agobia. Necesito irme por un tiempo.
-Te comprendo, pero no puedes. Aun se investiga el asesinato.
-¡Asesinato!...Lo sé… lo sé. ¡Oh, Dios, ¿Cuándo terminara todo esto?
-Calma Margot, bajemos, dijiste que nos esperan, ¿No?
-Sí

El Señor García, notario de su padre, lee el testamento. El cual no es una sorpresa, siempre supieron que salvo una buena cantidad que dejaba a Margot y unas gratificaciones a sus leales empleados, toda la herencia es para los gemelos, sus únicos hijos y herederos. García después de terminar, entrega un sobre a Leo, explicándole que éste llego en el correo del día, era del difunto, el cual pedía al notario entregar a Leo en caso de que él muriese asesinado.
Todos se miran inquietos, la certeza de lo sospechado es palpable. Nadie habla, miran a Leo y este mira a cada uno de ellos, late con fuerza el miedo.
Leo con la carta en las manos sale del despacho, siente que el terror lo oprime. ¡La suerte estaba echada! La fingida carta de su padre, que con el notario había acordado usar, traerá hacia él al asesino. Traerá por fin ¡la verdad!
Sabe que corre peligro, pero debe ayudar a aclarar su muerte. Quizás de esa forma se sentirá menos culpable.
Sube a su habitación y guarda la carta. Se sienta de cara a la puerta y espera… espera a los miembros de la familia, uno a uno entraran a preguntar y entre ellos el asesino o los asesinos…siente de pronto que quizás es mejor no saber, baja la cabeza y con rostro de dolor, con rostro de saber, mira al vacío, como aquel que no sabe que hacer. Así desea lo vean, así espera, con la certeza que la muerte acecha y su vida peligra.

-¿Leo?, ¿puedo pasar?- dijo Juan, su tío, mirándolo preocupado.
-Pasa tío.
-Leo, no sé que te dice tu padre, pero creo que no debió dejarte tan terrible carga. Si deseas puedo ayudarte, cuéntame de sus sospechas.
-¿Sospechas?, no tío, dice muy claro el nombre de su asesino.
-¿Sí?, lo conocemos. ¿Cuál fue el motivo?
- Si lo conocemos, es uno de nosotros.
-¿Qué?, ¡uno de nosotros! ¿Quién?
-Perdona tío, debo analizar que hacer. Luego te lo contaré todo.
-¡Santo Dios, un asesino en la familia!, ¿Sabes el peligro que corres?
Leo lo mira y ve a un hombre viejo, nervioso, asustado y con infinita tristeza responde:
-La familia, ¡ese es el problema! Debo hacer lo mejor para todos.
-Cuídate Sobrino, ya sabes, si me necesitas solo dímelo.
El primero, ¿Cuál seria el próximo en aparecerse?

Trataba de recordar cada uno de los rostros al entregarle la carta, en el tío vio sorpresa, temor. Su madrastra se puso blanca, casi diría al borde de desmayarse. Su hermano, vio miedo y a la vez rabia, algo que le intrigo y en el secretario vio terror.
Cuanto le gustaría que el asesino fuese Pedro, el secretario, este no pertenecía a la familia. Pero sabía que solo lo deseaba por eso.

-Señor Leo, ¿puedo pasar?
-¿Qué sucede Pedro?, Sí, pasa.
-Perdone que lo moleste, pero estoy muy preocupado. No sé como decirle, esa carta de su padre me ha puesto nervioso. Sé que ella significa que el asesino es de la casa y temo me culpen. Sé que intentarán hacerlo.
-¿Culparte? ¿Intentaran hacerlo? ¿A que te refieres Pedro?
Si eres inocente, no debes temer nada.
-Señor Leo… es que yo sé algo, pero le juro que no he hablado de los anónimos.
Leo piensa de prisa y decide parecer al tanto de estos anónimos.
- ¡Ah!, los anónimos, sí, mi padre me cuenta de ellos. Me alegra que los mencionaras. Pedro, cuéntame todo.
-¿Su padre le contó? Pues el me pidió silencio, pero después de su muerte ya no tengo que callar. Le diré todo lo que sé.-
Pedro pone al tanto a Leo de las cartas anónimas que recibió, Don Joaquín, su padre, cartas que le causaron un gran asombro y dolor. Su esposa, Margot, lo traicionaba y la traición era mayor, porque era con uno de la familia. En las cartas no mencionaba quien era el traidor,
Su padre le pidió a Pedro contratar un detective para averiguarlo. Esto sucedió el día antes de su muerte. Al otro día fue brutalmente asesinado.
Pedro encontró su cadáver, los anónimos habían desaparecido. El creyó que el mismo Don Joaquín los había desaparecido y callo esto a la policía por el juramento hecho.
-Hiciste bien, Pedro. Esto es un asusto de la familia.- Leo lo mira y algo le dice que el secretario oculta algo más.
-Me alegra que usted este de acuerdo, Don Joaquín no deseaba el escándalo.
Gracias por escucharme, ya estoy más tranquilo. Usted me dirá que hacer al respecto.
-Por ahora callar, ahora déjame solo, dile a Margot que deseo verla.
Pedro, ¿Seguro que no sabes nada más?- Pedro lo mira asustado y rápidamente responde:
-¡No!, lo que sé ya se lo he contado. Avisaré inmediatamente a Doña Margot, Señor y de nuevo gracias.-

La maldad es mayor de lo que podía imaginar, asesinaron a su padre y también fue traicionado. ¿Por qué no acudió a él? ¿Cuánto habrá sufrido?
Leo siente que descubrir la verdad es ahora más que nunca su única razón. ¡Vengará a su padre! Ya no le importa la familia. Sus ojos brillan y una lágrima cae, solloza en silencio y la soledad, la rabia y el dolor hacen presa de su alma.

-Leo, Pedro me dijo que deseas verme.- Margot nerviosa se sienta frente a Leo, su mirada refleja el temor que la embarga. Leo la mira con asco, desprecio y furia.
-¿Por qué lo traicionaste? ¿No te basto vivir como una reina? ¿Por qué, maldita puta?
¿Por qué con uno de la familia?
Margot lo mira con espanto, su cara se transfigura por el temor, se ve grotesca, su belleza pierde ante la culpa que la corroe.
-¡Perdóname! ¡Fui débil! Te juro que trate de evitarlo, pero él me embrujo. En el encontré el amor. No deseaba herir a tu padre. ¡Oh, Dios! Nunca lo hubiese hecho, ¡le debía tanto!
-¿Te embrujo? ¡Puta!, mi padre te amaba. Te lo dio todo. ¿Amor? No blasfemes, tú no sabes de amor. Tú eres una puta egoísta. ¡Maldita!
Margot llora histéricamente y mira a Leo, siente que le invade el odio, que nada le importa y decide castigarlo. Verter todo su odio en él.
-¿Egoísta?, ¿Maldita?, ¿Ramera? ¿Y tú hermano qué?
Leo retrocede aterrado, sin poder creer tanto horror, ¿su hermano? ¿Lázaro amante de la esposa de su padre? Mira a Margot… siente que las nauseas lo traicionan, le da la espalda y fríamente le dice:
-¡Sal de aquí!, recoge tus cosas y vete de mi casa. Ruégale a Dios que solo seas una traidora, si tienes, también, algo que ver con la muerte de mi padre, maldecirás el día que llegaste a nuestras vidas. ¡Te pudrirás en una cárcel! No tendré piedad de ti. ¡Vete!-
Margot sale corriendo del cuarto, descubriendo tarde que su odio la ha perdido.




Capitulo 3

Leo, cae de rodillas, siente que parte de él muere. Su hermano, ¡Su gemelo!, ¡con la mujer de su padre! Se siente al borde de la locura, su corazón late apresurado, la cabeza le duele. Se siente paralizado.
Poco a poco se levanta y se asoma a la ventana. No necesita averiguar más, posee la certeza de conocer la identidad del asesino. ¡Su hermano!, duele seguir, duele vivir.
Lázaro entra sigiloso, lo ha escuchado todo, se sabe perdido. En sus ojos se percibe la decisión. El tiempo apremia.
Vierte en el agua de su hermano el veneno, lo mira y se esconde.
Leo se siente cansado, ha librado la peor batalla de su vida: la verdad o el silencio. Su padre o su otro yo, su hermano gemelo.
Se acerca a la mesa y se sirve un poco de agua, aun con el vaso en las manos se sienta, sabe que en cualquier momento Lázaro entrará por esa puerta. Lo espera.
Poco a poco siente ardor en sus entrañas, frío en su alma, una certeza lo invade, ¡Muero!
Su hermano se acerca, lo mira a los ojos, ya nada queda de aquel Lázaro, Leo siente como la muerte llega, mira a su hermano y trata de hablar…con un último esfuerzo dice:
-¿Por qué?
Lázaro lo mira y con odio responde:
-Soy tú, pero el tú malo.
Ahora eres yo, ¡muere mi yo!
Queda el tú., ¡Hasta nunca, Lázaro!, ¡Arrepentido asesino!
Leo cierra los ojos, su alma se despoja de su cuerpo. Ve con tristeza como Lázaro lleva su cuerpo hasta la otra habitación, deja una carta al lado de su cuerpo donde explica su suicidio.
Sonriendo cierra y sale…
Lázaro camina triunfante convirtiéndose en Leo. Vuelve a la habitación y se sienta, ocupando su lugar. Una irónica sonrisa surge en su cara y piensa:
- Mañana la noticia: ¡Lázaro se ha suicidado!-
El nuevo y falso Leo espera la mañana, con la certeza del triunfo.

Una luz rodea el alma del verdadero Leo, ve a su padre que triste lo espera, se eleva dejando atrás su cuerpo, la vida.
La voz de Lázaro, ahora Leo, a lo lejos se escucha:
¡Adiós mi yo!... jajaja… ¡Bienvenido el Tú!