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Ecos Del Alma

Amar frente al mar

Amar frente al mar

Me lo contó mi abuela y a ésta su madre y así fue contado por cada madre de la familia por generación y generaciones. No creo en leyendas y mucho menos en esta época en donde ya el fuego no maravilla ni los astros son un misterio.
Ahora voy a contártela.- Así empezó mi abuela esta leyenda:
-Muchos años atrás, por el año 1905, nuestro primer antepasado, Miguel, llegó a esta isla, conoció a una hermosa española, hija única de Doña Sofía. Esta joven se llamaba Ondina, poseía unos ojos negros hermoso y más aun su mirada.
Nuestro antepasado, era un gallardo hombre, culto, poeta, músico de nacimiento y comerciante. Cuentan que un día paseaba por el malecón del pueblo y allí vio a Ondina, verla basto para que la amara. Todos los días acudía al malecón y ambos jóvenes flechados por Cupido, dieron inicio a esta historia.
Miguel, hombre de principios, decidió pedir la mano de Ondina a su madre.
-Buenas Noches, Doña Sofía.
-Buenas Noches, Caballero. ¿En que puedo servirle?
-Me gustaría hablar con usted, si usted me lo permite.
-Pase caballero. ¡Siéntese, por favor! Usted dirá.
Miguel le explico quien era él y que Ondina y él se amaban, le hablo de su interés en hacerla su esposa, pidiéndole a Doña Sofía su consentimiento.
-Lo siento caballero, pero mi hija ya tiene pretendiente de mi agrado, en pocos días anunciaremos sus esponsales con Don Genaro, un hombre responsable.- Don Genaro era el más rico del pueblo, un hombre cincuentón que podía ser el padre de la bella Ondina.
-¿Qué dice usted? ¿Ondina lo sabe?
-Lo lamento caballero, usted no es nadie para cuestionar mi decisión. Le agradeceré se marche y no vuelva a frecuentar a mi hija.

Ambos jóvenes no encuentra ocasión para reunirse y Ondina presa de la desesperación languidece día a día.
Un día, antes de su boda, pide a su madre ir al malecón, aquel donde conoció a Miguel y mientras su madre lee un libro ella se lanza por él, perdiéndose en la profundidad del mar.
Todo el pueblo comenta la triste noticia, Miguel enloquecido del dolor pasa los días en el malecón.
Doña Sofía presa de una furia loca lo busca y al encontrarlo lo maldice, todos escuchan, sobrecogidos del temor:
-Maldito seas tú y tus descendientes, Miguel…Todos los primogénitos de tu maldita estirpe, si encuentran el amor frente al mar, ¡morirán! Este lo llamara como una amante, lo atraerá y sucumbirán en sus aguas, porque por tu amor el mar se llevo a mi Ondina, ¡Esa será mi venganza!

Esa es la leyenda, leyenda que alguna vez, cuentan, la vida de algunos de nuestros primogénitos robó, no sé si es cierta, quizás esas muerte solo fueron casualidades.
¿Cómo creerla, si ya el fuego no maravilla ni los astros son un misterio?…
Mi tío así conoció a Elena... Se enamoraron frente al mar…
Hoy, él ha muerto, y yo, sentada frente a su féretro vacío, la leyenda he recordado.

Alas

Alas

¡Quiero alas, Señor, quiero alas!
Volar como pájaro divino
Posarme sobre rosas,
Llenar de aromas el corazón cansado.
Sentir la brisa
Que libre recorra mi cuerpo
Y desde allí ver la Tierra hermosa.

¡Quiero alas, Señor, quiero alas!
Ser como un ángel, cantar tu gloria
Subir la cima más alta
Amar en libre vuelo
Y desde allí ver la Tierra Hermosa.

¡Quiero alas, Señor, quiero alas!
No tengo…
Así nunca podré ascender al cielo
Amar en el camino
Desde aquí la tierra hiede
Solo hay humanos desconsuelos.

¡Quiero alas, Señor, quiero alas!
Pero solo camino…

Sexo vacío

Sexo vacío

Finge placer al dar su cuerpo, olor a cigarro, alcohol y perfume barato acompañan el encuentro. Ella, voluptuosa, como gata salvaje lo lleva a la cumbre, sacia del sediento la sed con sexo. El, aferrado al placer momentáneo, busca llenar vacío, afectos, otras,  lujuria o placeres ocultos.
Ella se vende, él la paga.
Cuerpo de hembra sin límites, afectos ni sueños.
Cuerpo de macho que en un pozo de aguas turbias, busca mitigar los deseos, sacudir  soledades.
Gimen, sudan desenfrenados con sus mentes alejadas, no se ven, no se unen.
La muerte asecha, los fantasmas del pasado golpean, una y otra vez, sin esperanzas mueren, ya no hay sueños pasados, la mancillada carne los ha destruido.
Sus días empiezan y terminan en una cama. Solo es un objeto, una máquina de placer.
Su alma murió,  hace mucho tiempo.
Terminado el encuentro, él parte, ligero de deseos, vacío de alma. Camina, sigue su ruta.
Ella, llena de hastío, enciende un cigarrillo, arregla su ropa y guarda su paga.
Camina solitaria, cargando, de sí, asco. Sin mirar atrás inicia la búsqueda de otro macho que pague su sexo vacío.

La Mentira más Grande

La Mentira más Grande

Salí corriendo, aterrada, no podía creer lo que me estaba sucediendo.
Mi mente al compás de cada pisada que frenéticamente daba devolvía el pasado, era mi carrera un recuerdo al pasado…
Lo conocí una mañana lluviosa, llena de truenos y relámpagos, llevaba días en la ciudad, a los pocos días éramos tan amigos, como si siempre nos hubiésemos conocido. Nuestra amistad fue creciendo y poco a poco descubrimos que el amor iba posesionándose de nuestros corazones y poco a poco empezamos a tejer sueños: La boda, la casa, los hijos…Nunca entendí o nunca quise entender que solo él los forjaba, él me amaba pero por una extraña razón siempre sentía una gran tristeza cuando hablábamos de eso, ahora lo veo, ahora que es tarde…
Ayer sin poder más me descubrió su terrible secreto…Mi amor, el hombre a quien amo no es como yo, no es lo que aparenta, es un alienígena, y lo mas terrible que toda su apariencia física es falsa, su verdadero yo es horrible, posee dos ojos, azules, su piel es suave, velluda y su cuerpo es humano. Cuando lo vi no valió me repitiera que me amaba, solo podía imaginarme las veces que estuve en sus brazos, ¡Dios, que horripilante! Sentí que caía en el infierno y corrí, pero su voz me perseguía, me repetía su amor y que era suya. Corrí, sabia donde ocultarme, donde alejarme de este terror.
Sé que solo tengo un destino… ¡Morir!
Sé que si me encuentra, no podrá evitarlo, soy su experimento, un experimento que llego a amar, pero ni ese amor evitara mi destrucción. Él lo sabe, yo lo sé.
Debo morir solo la muerte evitará este infierno, pero como hacerlo sin que él se entere,
leo su mente, si alguien lee esto, explíqueselo a mis superiores, ¡les he fallado!, debo evitar que su especie se reproduzca, llevo su hijo en mi vientre, ¡llevo ese horror conmigo! Él le teme al fuego, aquí no encontrará esto. Este volcán será mi tumba, ustedes hallaran mi mensaje.
Siento que se mueve dentro de mí, lo escucho llamar a su padre, debo darme prisa.
¡Perdóneme!
Navegante…Yorhkytt Wooftkust, del planeta XCV.

 

En busca de justicia

En busca de justicia

No puedo olvidarlo, es un recuerdo imborrable como a la vez muy terrorífico.
Vuelve a mi mente una y otra vez ese momento, el momento que cambio mi vida,
el recuerdo de cuando descubrí esa mirada, ese oteo de aquel secreto, terrible, incierto y devastador.
Me vi en el reflejo de aquel espejo, mire mis ojos y sentí el abismo que ocultaba, era mi imagen y no era yo, era un pasado que me poseía, un fantasma que buscaba terminar la historia y cumplir su venganza. Era yo y no lo era, era una vida pasada, una muerte temprana en manos de aquel ladrón de vida. Se adueñaba de mí en busca de él, en busca de justicia que permitiera su descanso, este fantasma tomaba mi cuerpo, permitiéndose ser ella ahora. Tenía miedo pero debía dejarla vivir en mí, solo así ella moriría tranquila, desde ese instante fui ella, habito mi cuerpo, gobernó mi vida.
Pasaron varios meses y empezaron a creerme loca, yo solo buscaba y era mi búsqueda
un calvario, caminaba por senderos desconocidos, miraba un mundo que no reconocía pero que para ella era familiar, poco a poco sentía que me acercaba más y más al inicio, a la fuente y allí estaría la justicia tan ansiada.
Entré a un bar, mire y allí estaba, ¡el asesino!
Con temor me acerque. Ella no temía, era implacable.
-Hola Roberto- me miro, buscando en mi algo que le dijera quien era.
-¿Te conozco? ¿Quién eres?- mi rostro le era desconocido, más no su ser.
-Tu pasado, ¿Ya lo has olvidado? Aquella que mataste, quien por amor destruiste.-
-¿Quién eres? No te conozco y no he matado a nadie. ¡Estas loca!-
-¡Mírame!, soy yo, Sofía- le dije mirándolo a los ojos y en ese momento lo supo, él sin poder explicárselo lo sentía, vio la muerta en otro cuerpo. Llevándose las manos a su pecho quiso dejo escapar un grito de terror que murió en su boca, fulminándolo, su negro corazón no resistió, la muerta volvía por justicia.
Lo vio caer y lentamente se alejo de aquel sitio mientras se acercaban a socorrerlo, oyó al alejarse una voz que decía:- Pobre hombre, murió de un ataque del corazón.–
Miré mi reflejo y después de muchos días vi por primera vez mi propio ser.
Camine al presente y ella abandono mi vida. Descansando en paz.

 

Destino

Destino

Caminaba sin saber donde lo llevarían sus pasos, no podía creer lo que había sucedido Recordaba el día que empezó esta historia.

Había pasado el día trabajando, cansado manejaba por la carretera, como siempre estaba sin luz y solitaria. Le apetecía una cerveza bien fría, divisando las luces de un pequeño local detuvo su vehiculo y fue en busca de la fría.
-¡Buenas noches!, dame una fría.- dijo al camarero, sentándose y contemplando el ambiente. Era un salón de baile. Veía varias parejas muy acarameladas.
Recordó de pronto a Bella, voluptuosa secretaria de su oficina. Había pasado agradables horas con ella, pero en las últimas semanas evitaba su encuentro. Cansado y hastiado decidió seguir su ruta.
Entro en su carro deseando llegar pronto, un buen baño y sueño lo despejarían.
A pocos metros del salón de baile vio caminando a una joven, - ¡Santo Dios, que hermosa!- Pensó deteniéndose.
-¿Puedo ayudarla? ¿Qué hace tan sola por aquí?
Ella lo miró con ojos lloroso y sentándose le dio las gracias, confesándole que camina sola porque perdió el auto de sus amigos que estaban en la playa. No sabe que les paso ni porque la dejaron.
El atrapado en su belleza y aquella dulce mirada se ofrece a llevarla a su hogar.
La joven agradecida dice llamarse Elena Valdivia y da su dirección.
Siente por vez primera la necesidad de seguir con esa mujer, cuestionándose si será amor a primera vista. Llegando a la casa de la joven le pide permiso para visitarla, ella sonriéndole le dice que si y él feliz parte deseando que amanezca para verla de nuevo. Sabe por ella que no tiene novio y crecen sus esperanzas de un nuevo día.

Ha pasado el día con la ansiedad del reencuentro, dentro de pocas horas vera de nuevo a Elena.
Toca la puerta y un señor de unos 50 a 60 años le abre.
-Buenas noches, perdone la molestia, ¿Podría ver a Elena Valdivia?-
- ¿Elena?- responde el señor sorprendido.

-Si, señor. Yo soy Pedro Gauss, el que ayer la trajo al encontrarla perdida. ¿Usted es su padre?-
-Si lo soy, entre, creo que tenemos que hablar.
Pedro escucha al señor, su corazón y mente se niega creerle pero las pruebas le demuestran la verdad. Elena, ¡Su Elena! murió hacen tres años en esa carretera junto con tres amigos más. Su padre con lágrimas en los ojos le muestra su foto. Pedro siente que nada importa ya, ha perdido el amor, ha perdido la única mujer que sabe lo hubiese hecho feliz.
Sus pasos guiados por su corazón se detienen, allí esta el cementerio, allí el cuerpo de su amada. Ahora sabe que hacer.

En aquella carretera repite sus pasos, para en el salón de baile, pide su fría, de nuevo sigue su ruta y allí a pocos metros la ve. Ella le sonríe y dice. - ¡Te esperaba!-
Al otro día asisten al funeral de Pedro Gauss, muerto trágicamente en un accidente en la carretera.

Parwo-X

Parwo-X

(Novela de ciencia ficción)

Trabajaba para el gobierno, pero hoy deseaba solo ser una mujer común. Helen Rothernen, tenía dos pasiones: su familia y su trabajo.
Todo empezó el día que la asignaron al proyecto secreto PARWO-X, siglas de Parallel World-X. Aquel día empezó su calvario.
De nueve agentes ella había sido la elegida. Era la agente especial, clase A. Con sus veintisiete años había logrado el escalafón más alto como agente.
Viajando rumbo al complejo observó que miles y miles de kilómetros de nieve lo rodeaban, era una base secreta en Alaska.
Al llegar supo lo que era Parwo-x, ¡El descubrimiento más grande del siglo 23!, viajes en el tiempo a un mundo paralelo y ella seria quien lo tripulará.
Después de varios viajes descubrió la relación entre ambos mundos, sus homónimos, la existencia de uno gracias al otro y que en Parwo, como llamaban a este mundo paralelo, el tiempo era muy lento, allí el pasado de la raza humana era su presente.
Cada ser humano tenía su doble allí y cada suceso era igual, viajar a este, en una fecha determinada, podía cambiar los hechos negativos del presente o del futuro humano.

Después de varios viajes exitosos se envió a Helen, para descubrir lo que causaría el gran terremoto del siglo 23. Cual no seria su horror al descubrir que PARWO-X sería el causante. Helen se prometió hacer todo lo posible para evitarlo.

Miro a su esposo y a su hijo que dormían y lentamente se vistió, vio como temblaban sus manos, tenía miedo, pero tenia una razón poderosa para seguir, debía preservar el mundo para ellos.
Dándoles un beso a su hijo musitó, - ¡Te Amo!
Sin mirar atrás la agente especial, clase A, caminó hacia aquel mundo paralelo, dispuesta a cambiar la historia.

II
Helen Rothernen, ocultando su preocupación, entró al laboratorio sonriendo y saludando a todos. Nadie debía sospechar sus planes.
-¡Helen!, estamos listo, todo está listo, tu misión es contactar al homónimo del Dr. Henderson y explicarle lo que necesitamos, como inventor de este proyecto es el único que puede ayudarnos. Recuerda incrementar las medidas de seguridad, esta vez será más peligroso, estarás en contacto directo por más tiempo, cualquier error hará peligrará tanto tu vida como nuestro futuro.-

-Entendido Dr. Jinckell, tengo la carta y documentos del Dr. Henderson para su homónimo, él esta confiado que al leerla ayudará.-

-Bien, entonces empecemos. ¡Suerte!-

Helen entro al cuarto purificador, mientras era esterilizada de microbios pensaba en su esposo e hijo, unas lágrimas bajaron por su rostro, dolía la separación pero sus vidas valían mas que ese dolor que laceraba su corazón.
Enjugó sus lágrimas y lentamente fue acercándose a la cápsula que cambiaria el destino.

Escuchaba a lo lejos la cuenta regresiva. Relajándose, sintió como arrancaban los motores, la velocidad se fue haciendo mayor y observo fascinada como la luz iba dividiéndose en miles moléculas de colores, formando una manga que succionaba la cápsula hasta un agujero. Detrás de este agujero estaba aquel mundo paralelo, lleno de homónimos de cada uno de los seres humanos.
Se sentía segura en este viaje, no era como al principio que no sabía que le esperaría al llegar. La agencia tenía un lugar seguro en el mundo paralelo. El homónimo del agente Kraust en Parwo, como llamaban al mundo paralelo, se encargaba de la seguridad, información y guía.
Helen en viajes anteriores lo había contactado y éste se incorporo al grupo. Helen se sorprendía siempre lo igual que era al Kraust de su mundo, no tan solo físicamente, tenía esa misma lealtad, seguridad y petulancia. Este homónimo era su amigo...

Al llegar la cápsula, respiro satisfecha, saludo desde lejos a los seis científicos de la base de Parwo, que por seguridad jamás se acercaban a ella.
La labor de ellos consistía en mantener operativa la base o plataforma de llegada y salida de la cápsula. Eran humanos voluntarios y no podían salir de la base, vivían encerrados evitando el contacto con la población de Parwo. Helen se preguntaba si no extrañaban su propio mundo.

Llamó a Kraust y arreglándose se dispuso a esperarlo, tenía que lograr una cita con el Dr. Henderson, convencerlo que su ayuda era vital.
Kraust como siempre llega puntual. Helen después de saludarlo lo pone al tanto de la misión y le confía la importancia de lograr la cita, si no logran la ayuda el futuro de ambos mundos estaría en peligro.
Le confía como en su mundo tienen más de cinco años viviendo todos los humanos considerados valiosos y sus familiares más cercanos en refugios o ciudades subterráneas debido a un gran terremoto que destruirá el 60% de los humanos y la tierra, quedando esta inhabitable por la gran contaminación, esta catástrofe sucederá dentro de unos años, en Parwo, por ser su tiempo más lento, sucedería en diez años, a la tierra solo le quedaban unos cinco años. Esta información fue obtenida en su último viaje al futuro.
Helen, con tristeza, le narró como su hijo de apenas seis años no se parecía a los niños normales. No conocía el placer de un cielo azul, del sol o la simple belleza de los campos en primavera. Su hijo, era la nueva generación humana criada científicamente, despojado de la vida simple de un hogar, estimulado para ser un ser útil a la nueva sociedad muy organizada y perfecta pero sin el calor humano y esos pequeños placeres que la vida y la naturaleza dan.
Helen le oculto que había leído, sin autorización, los documentos que portaba, la causa del terremoto era el mismo proyecto PARWO-X. A pesar de ser amigos no sabia si confiarle esto a Kraust y mucho menos sus planes de destruir el laboratorio si el Dr. Henderson fracasaba.
Kraust, entendiendo la importancia de la misión, se comunico con el Dr. Henderson, logrando una cita con este en 45 minutos.

Tomaron la aéreo pista y se dirigieron al laboratorio. Helen miraba a pesar de su preocupación su entorno, las verdes montañas, aquel cielo donde las nubes parecían jugar entre ellas. Era hermoso volver a ver la vida simple, perfecta y natural.



II
Llegan al laboratorio y mientras bajan por el ascensor, Helen estudia las instalaciones tratando de grabar en su mente los planos de la misma.
Si todo resulta mal tendría que entrar y destruirlo todo, aunque en su corazón un rayito de esperanza quedaba si lograba la ayuda del Dr. Henderson.
Ya en las oficinas del nivel 4, una ayudante los introduce al despacho personal del Dr. Henderson, Helen saca del portafolio la carta para el Dr.
Kraust la mira y le sonríe para animarla.
Un hombre entra al despacho, Helen lo reconoce y se asombra de su vitalidad, muy distinto al Henderson que conoce, más mayor y cansado.
Parándose Kraust lo saluda
- Dr. Henderson, gracias por recibirnos.
-¿Agente Kraust?, Señorita, siéntense por favor.
-Dr. Le presento a la agente especial Helen Rothernen.
-Encantada de conocerlo, Dr., gracias por recibirnos.
-De nada Agente Rothernen, ¿en qué puedo ayudarlos?
-Tengo un mensaje secreto para usted- le responde Helen pasándole la carta.
Henderson, se sienta, toma la carta, la abre y su rostro al ir leyendo va del asombro a la preocupación. Al terminar de leerla pregunta
- ¿Los otros documentos?-
Helen se los entrega y el Dr. Los revisa.
Mientras esto sucede Helen y Kraust se sienten nerviosos. Ambos se preguntan si el Dr. quedará convencido y dispuesto a ayudarlos.
Al terminar de revisar los documentos, Henderson, mira a Helen y secándose el sudor que ha cubierto su frente dice
- Todo es terrible y maravilloso a la vez, mi proyecto es un triunfo, ¡Lo logré! pero este problema... ¿Cuánto tiempo tengo?
-Tres días, Dr., más de ahí nunca he permanecido aquí y no sabemos las consecuencias.
-Entiendo. Denme treinta y seis horas y volveremos a vernos. Ahora, discúlpeme, pero el tiempo es vital.
-Entendemos Dr., será como usted decida.-
Helen y Kraust parándose se dirigen a la puerta.
El Dr. los mira pensativo y dice,
-¿Rothernen, Usted conoce la causa del terremoto?, ¿Leyó estos documentos?-
Helen lo mira y decide callar.
-No Dr., mis órdenes fueron entregárselos y esperar su repuesta.
-Entiendo, en treinta y seis horas los espero.
Helen y Kraust salen cerrando la puerta. Se miran y Helen suspira. Siente renacer la esperanza.
El Dr. mira de nuevo los papeles pensando -¡Qué he hecho!

III

-Treinta y seis horas parecen una eternidad- dice Helen
- Vamos Helen, cálmate, busquemos que hacer mientras. ¿Qué te gustaría ver o hacer?-
-¿Ver o hacer?, me gustaría caminar por el pasto, sentir la brisa y el calor del sol. Ver otra vez la vida palpitar en la tierra.-
- Hoy usted manda. ¡Campo, sol, pasto y brisa, ahí vamos!-
- Jajaja, Gracias Kraust.- dice acariciando su mano.

Kraust hace varias llamadas, satisfecho sonríe y toma la aéreo pista panorámica rumbo al deseo de Helen.
Horas más tarde llegan a un hermoso chalet, rodeado de verdes prados, un tranquilo lago y un bosque lleno de vida animal. Helen lo mira maravillada y sus ojos brillan. Quitándose los zapatos, ella siente el prado bajo sus pies y recuerda su infancia, sus esperanzas. Bailando con la brisa, jugando con el viento y el sol, ríe y a la vez llora, pensando que por todo esto vale la pena morir; es el más hermoso legado que deben atesorar.
Kraust la contempla fascinado, descubriendo la razón del peso de su soledad, si la hubiese conocido antes, nada ni nadie se la hubiese arrebatado. Siente tristeza y unos locos celos por aquel esposo y dueño de Helen. Le pesa más que nunca su soledad y cierra sus ojos queriendo guardar por siempre aquella imagen. Siente a lo lejos la voz de Helen llamándolo y vuelve a la realidad recuperando su fría pose de hombre solitario y seguro de sí mismo.
-Kraust, esto es maravilloso. ¡Gracias!- dice Helen acariciando el pasto.
-En esas pequeñas cosas esta la maravilla de la vida, la humanidad en su afán de conquistas, ha olvidado esto. Aquí surge la vida sin esto somos solo algo sin alma. Cuerpos de un mundo prefabricado.-
Helen lo mira y descubre que detrás de ese hombre rudo, autosuficiente, existe un ser sensible. Dándose cuenta que Kraust dejo entrever su verdadero yo, al ver el embarazo que este siente, gira alegremente haciéndole creer que no lo escucho.
-Perdona Kraust soy tan feliz que te pareceré loca, ¿Qué me decías?-
-Que entremos, ¿No tienes hambre? Porque yo si. ¿No te apetece una comida real?-
-¡Claro que si!, pero te advierto que como cocinera soy nula.-
-Pues yo soy un gran cocinero. Entremos. ¡A Comer!-

Después de comer recorren los alrededores, Helen ávida de aquella cosas que tanto ha añorado y Kraust atesorando estos momentos donde Helen es solo suya.
Al llegar la noche, Helen y Kraust se sientan en el pórtico, se sienten relajados sin desear recordar su misión. Kraust atesora cada minuto la compañía de Helen, se siente feliz, sabe que mañana volverán a ser dos agentes con una misión, pero esta noche solo es un hombre y una mujer que la vida ha acercado.
Helen miraba extasiada el cielo tratando de capturar su belleza en su alma. Kraust contemplándola, sin poderse contener, la besa.
Helen lo mira y por vez primera en muchos años siente la pasión, es de nuevo la Helen mujer. Se casó amando a su esposo, pero él se ha convertido en un hombre frío, alguien que ha olvidado ser hombre y solo es un científico más, en el nuevo mundo.
Mirándose, reconociéndose, Helen acaricia aquel rostro viril y suavemente lo besa desatando la pasión en Kraust. Él la carga en sus brazos intentando llevarla a la casa, Helen lo mira con pasión y dice.
-¡No!, en el pasto, amémonos allí.-
Kraust cumple su deseo y delicadamente deposita su cuerpo sobre el pasto, besándola.
Allí el amor y la pasión se unen a la vida, haciéndose parte del todo, su fuego, su olor, su sudor y el amor bañan la tierra.
Amanece y el rocío baña aquel todo, los cuerpos llenos de amor despiertan y el amor vuelve hacerse presa de ellos y uniéndose al rocío bendicen la tierra.
El sol besa aquellos cuerpos ya agotados de pasión, devolviéndolos a la realidad.
Entran a la casa y después de bañarse vuelven a ser los agentes Helen y Kraust, se miran y con dolor parten a cumplir su misión. En pocas horas verán al Dr. Henderson y sabrán si sus mundos tienen futuro, si el sol, la brisa, el pasto, la vida aun serán parte de sus vidas.

IV

El Dr. Henderson releía los informes de sus técnicos, después de 26 horas de ardua investigación no encontraron error en el proyecto Parwo-x, habían llegado a la conclusión que la causa del futuro desastre fue provocado por algo que la agente Helen Rothernen había hecho.
Tenía que hablar con ella, conocer cada uno de sus pasos en los diferentes viajes. Decidido el Dr. marca el TV-móvil de Kraust, lo localiza y le pide acudir al laboratorio urgentemente con Helen.

Kraust mira a Helen y brevemente le explica lo que el Dr. le había dicho y sin perder tiempo se dirigen al laboratorio. Al llegar a este son pasados inmediatamente al despacho del Dr.
-Gracias por venir tan rápido, nos queda poco tiempo y necesito hablar con usted Helen.
- Usted dirá Dr.
-Siéntense, por favor. Hemos estudiado todo lo que nos enviaron sobre el proyecto, no hemos encontrado nada que justifique el desastre que ocurrirá, por lo menos en la parte técnica y funcional. Hemos llegado a la conclusión que el problema debe estar en algo que usted cambio durante uno de sus viajes, no digo con esto que fue intencional ni mucho menos que usted no cumplió con las reglas. Necesito que analicemos cada viaje y tratemos de encontrar algo, que sin saber, cambió.
Helen tratando de no mostrarse preocupada y culpable, mira al Dr. y dice:
- Entiendo Dr., por donde desea empezar, fueron 8 viajes, 6 con este aquí y 2 al futuro.
-Bien Helen, busquemos algo que usted hizo que pudo cambiar el futuro sin un control de este. Me explico, este proyecto fue ideado en principio para viajar en el tiempo, paralelamente se encontró que coexiste este mundo paralelo al vuestro, con idénticas características y homónimos en cada mundo, pero con la diferencia que nosotros somos su pasado inmediato, unos 4 o 5 años.
Controlando las variables pueden interferir en nuestro mundo variando vuestro futuro. Pero si este cambio ocurre sin control desencadenaría hechos que perjudicarían a los dos mundos, como es el caso del futuro desastre que aniquilara parte de ambos mundos. Por eso sospechamos que algo usted hizo, que sin proponérselo desencadeno este problema.
Es por eso importante que me detalle cada visita.-

Helen escucho al Dr. y mientras este explicaba el problema ella trataba de recordar que se le había pasado por alto en sus informes. Recordó que había ocultado haberse acercado a la casa de sus padres, claro que al hacerlo se cuidó de no ser vista ni interferir con los sucesos. Ver otra vez a sus padres y hermana, muertos en un accidente fue algo que no pudo evitar.
Esto ocurrió en su 5 viaje a Parwo. Se preguntó si no seria ahí donde se equivoco y será la causante de tantas muertes.

- Dr. creo saber donde me equivoque.- le dijo tratando de contener el horror que sentía.
-En mi penúltimo viaje aquí, me encontré con mi homónima, la seguí hasta su casa y vi de nuevo a mis padres y hermana que en mi tiempo ya han muerto. Le aseguro que nadie me vio y no hice contacto con nadie.
-Cálmese Helen, sé que usted es un agente confiable y bien entrenada. Cuénteme con detalles como fue.
- Gracias Dr., ojala que esto no sea la causa. Mi penúltimo viaje fue para traerles unas piezas a los técnicos de nuestra base aquí, después de cumplida la misión, le pedí a kraust que me dejara en una plaza comercial por unas horas, allí me tope con mi homónima. Ella no me vio, me cuide de que así fuera. La seguí por varias horas hasta llegar a su casa, allí descubrí que aun mis padres y hermana vivían. Escondida los observe y de pronto me di cuenta que horas después estarían muertos. Estuve mucho tiempo observándolos, lloré, pero sabía que nada podría hacer, muy tenue rogaba que algo los hiciera cambiar de idea y se quedaran en su hogar, felices y protegidos. Le juro que la tentación era grande, podía salvarlos. Sabía que mi deber era evitar que me vieran, así que di la espalda y me fui.
Nada podía hacer, solo sufrir de nuevo sus pérdidas.-
- La entiendo Helen, tranquilícese, ¿Cómo se llamaban sus padres y hermana? ¿En que fecha murieron?, estos datos nos ayudarán a ver si están muertos y no hubo cambios.
-Aileen Brawer Rothernen, Paul Rothernen y Aimee Rothernen. Vuelo 647, Líneas Planetarias, 22 septiembre del 2285.-
El Dr. digitó los datos en el computador, en pocos segundos la pantalla le devolvió toda la información requerida. El Dr. después de leerla mirando a Helen le dijo:
-Lo siento Helen, pero aquí tenemos el problema, efectivamente sus padres murieron pero su hermana se salvo, ella vive y es una agente igual que usted.
-¿Qué?, pero no es posible.
- Al parecer no estuvo en el vuelo, ella misma narra que un ángel la salvó, a pesar de que no creer en ángeles, asegura que escucho uno llorando y repetía no viajen, eso la hizo negarse a viajar quedándose con los abuelos mientras sus padres viajaba y su hermana Helen estaba de servicio. Eso le evito morir ese día.
- ¿Y que haremos Dr.? ¿Cómo corregir este problema?
- Helen tendrás que volver al pasado y corregir lo que has cambiado, su hermana no debe existir. Creo que Kraust debe ir con usted.
-¿Me esta pidiendo matar a mi hermana?
- No Helen, no le he pedido eso, lo que debe hacer es que ella viaje como era su destino. Sé que será difícil pero millones de vidas dependen de esto. ¿Me comprendes Helen?
- Si lo entiendo Dr.
-Bien, entonces los acompañaré a la base, me gustaría ver las instalaciones. ¿Es posible?
- Si Dr. no hay ningún problema. Es su proyecto.

Helen iba todo el camino pensativa, entendía que la vida de millones dependía de la muerte de su hermana. ¿Tendría el valor suficiente para cumplir su misión? Esa duda le aterraba.
Los técnicos prepararon la capsula para viajar al 21 septiembre del 2285, el día que Helen se encontró con su homónima y estuvo en su hogar. Kraust la acompañaría esta vez, ambos estaban nerviosos, Helen temía no tener valor para destruir a su propia hermana y Kraust por conocer su misión, debía hacer que ocurriera la muerte de la hermana de la mujer que amaba, aunque ella lo odiara siempre.
Con estos pensamientos viajaron al pasado, con la misión más difícil de sus vidas, batallando sus conciencias entre el amor y el deber.

V

La Helen de Parwo cavilando sobre la prueba del próximo día entra a su casa, su hermanita como siempre discute con su madre, sonriendo las mira, ambas son tan parecidas, siempre felices pero tan tercas.
-¿Ahora por qué es la discusión?- pregunta Helen, besándolas.
-¿Verdad Helen que es mejor ir a Disney que a las Cataratas?- pregunta Aimee, con una sonrisa que cautiva a Helen.
-Para ti si, mi amor. Pero se justa, papá y mamá deben estar cansados de ir a Disney todas las vacaciones. Canadá y las cataratas es algo lindo también.
- Gracias, Helen.- dice la madre sonriéndole.
- ¡Bah!, ¿qué hay de lindo en ver un montón de agua?, ni siquiera puedes jugar.

Eso es para viejos. ¡No es justo! - dice Aimee saliendo enojada.
-Bueno madre, creo que deberán compartir las vacaciones una semana en el montón de agua y otra en tu eterno paseo, ¡Disney! La verdad que no es nada emocionante a su edad. Es muy joven aún.
-Sabes no es mala idea, después de todo a tu padre le gusta Disney. ¡Aimee!, iremos también a Disney.-
Aimee entra corriendo y abraza a Helen feliz, diciéndole -Gracias Helen, sabia que me ayudarías. ¡Te quiero!
Helen la mira pensando cuanto la ama, bebe un poco de jugo y se dirige a su habitación. Debe recoger algo de ropa, en dos horas tendrá que viajar. La agencia la envía a unos entrenamientos nuevos. Como agente lograr ser agente especial A es la cúspide, la meta y es lo que más desea. Solo a unos pocos eligieron y ella es la única mujer del grupo. Sabe que será más ardua la competencia pero esta decidida a triunfar.

Helen y Kraust han elegido este momento porque saben a Helen homónima fuera de la ciudad, eliminado el peligro de encontrarla podrán trabajar más seguros.
Helen decide sustituir a su homónima y pasar ese día con la familia, sabe que solo tendrá ese día para lograr que Aimee viaje también, al otro día será el día que la muerte arrebatara la vida de sus seres queridos.
Mientras, Kraust se encarga de conseguir la llave del hogar de Helen. Chocando con la Helen, recoge su bolso.
- Perdona, estaba distraído. ¡Hola!, ¿Trabajas aquí?- pasándole el bolso a una Helen que lo mira curiosa.
-Si, ¿Y Usted?
-Soy Kraust, división X
-Soy Helen Rothernen, aún no pertenezco a ninguna división.
- Lo harás pronto, alguien como tu solo puede ser A.
-¿Por qué lo dice? ¡Es mi meta!
-Por mi experiencia, bueno Helen Rothernen, fue un placer tropezar contigo...
- Jajaja, igualmente Kraust. Hasta otro día.
Kraust le sonríe y guiñándole un ojo, se aleja.
Sale del edificio satisfecho, saca de sus bolsillos unas llaves y entrando a su auto las enseña a Helen que lo espera ansiosa.
- ¡A tu casa jovencita!
Helen nerviosa entra a su hogar con Kraust, buscando a la madre pregunta,
- ¡Madre!, ¿Dónde estas?
-Aquí arriba, en el ático.
Helen sube, mientras Kraust queda esperando en la sala.
-¿Qué haces?
-Buscando unos abrigos, ¿Qué paso? Dijiste que estarías fuera unas semanas.
-Así es, pero me confundí, mañana es que nos vamos. Madre traje un compañero, tenemos que preparar un informe, ¿No te molesta?
-Claro que no, pondré un plato más en la mesa.
-Estaremos en mi cuarto, por favor, Aimee no debe entrar.- mira a su madre y abrazándola le da un beso.
-¿Y eso?
-Porque te amo mamá, te amo mucho.
-Gracias mi amor, yo te adoro. Ve atiende a tu compañero, les avisaré cuando este la comida. ¿Quieres que les lleve algo de beber?
-No mamá, solo necesitamos privacidad. ¿Y Aimee?
-Esta donde Jenny.
Helen mira con amor a su madre y sale, unas lágrimas brotan de sus ojos y el dolor lacera su corazón, sabe que la perderá, sabe que no puede hacer nada.
Pasan la noche en una tertulia familiar, Kraust ve feliz a Helen, ve como atesora cada instante y vigila, teme que el amor la domine y olvide su misión. Teme hacerla sufrir pero millones de personas morirían por su debilidad, Kraust la ama pero también ama su mundo.
Sentados en el porche, Kraust y Helen saben que en unas horas deberán llevar a la familia al aeropuerto, hacer que todos suban al avión, aquel que los llevara a un viaje sin retorno. Helen se pregunta -¿Cómo podría cambiar esto sin cambiar el futuro?-
Kraust la mira y adivina sus pensamientos y tomándola de las manos dice:
-He temido este momento Helen, es hora de decidir, tu familia o el mundo. Sé que es difícil, pero eres alguien que eligieron por su capacidad y sabes hacer lo correcto. El Dr. Me dio esta carta para ti. ¡Léela!
Helen abrió la carta y llorando se la entrego a Kraust, este también la leyó y sus manos empezaron a temblar, seria un sacrificio muy grande, sintió que todo valía la pena, comprendió que el amor era una fuerza poderosa.
- ¡No Helen!, no es la solución, por favor pensemos, quizás el Dr. se equivoca.
-No Kraust. Está en lo correcto, es la mejor solución. Nada de esto hubiese ocurrido si no existiera el Proyecto Parwo-X, destruirlo evitaría todo esto, si yo no hubiese venido, el mundo tendría futuro. ¿No entiendes Kraust?, hoy soy yo que cause el problema, pero como dice el Dr., mañana vendrán otros que cambiarían otro suceso, en aras de un mejor futuro o motivados por deseos personales, la historia tiene un porque y los hechos que se derivan de cada suceso son las razones. El ser humano aprende de sus errores, las guerras destruyen pero afianzan en los corazones el deseo de libertad, no la desearíamos si no la perdiéramos.
Hemos pasado por miles horrores, el Holocausto, Hiroshima, Vietnam, las guerras, los viajes espaciales, todos y cada uno de esos hechos dejaron tras de si un efecto, ideales, cambios. Debemos destruir Parwo-X, es la solución. Sabía que así era.
-Helen, lo comprendo, pero no podrás volver. Morirás, no puede existir dos helen en un mismo mundo.
-Lo sé, no me quedaré aquí, me iré a una época donde aun no nací. Viviré aislada, así no causare daño.
- Está bien. Te ayudare con una condición, me iré contigo. ¿Cuál es el plan?
-Gracias Kraust, si lo deseas te acepto. Según el Dr. debemos destruirlo antes de su inicio. El Dr. inventó el proyecto, pero jamás debió hacerlo, ahora lo comprende, desea que quememos los papeles antes que el gobierno los ejecute. Borrar todo. Volver al pasado, nos da la fecha exacta que inicio esta locura, nos explica que después de destruirlo, tendremos aproximadamente unos 15 minutos para volver donde yo desee y luego la nave se esfumará.
-Bien, entonces vamos a hacerlo y luego te seguiré donde desees.
-Gracias Kraust, sabia que podía contar contigo. Prefiero esto a ser yo misma quien lleve a los brazos de la muerte a mi hermanita. ¿Cuál época te gusta?, ¿Pasado o futuro?
-Si es a tu lado, ¡Cualquiera!, Helen, ¿no extrañaras a tu esposo y a tu hijo?
-A mi esposo, no, hace mucho que nos perdimos. A mi hijo, si, pero sé que vivirá, si no lo hago puede morir. Prefiero morir yo para él.
-Entiendo. Dejaré que tu decidas donde iremos, si es a tu lado será el paraíso.
-Te amo kraust
-Yo también Helen.

En silencio partieron a la base, sentían que salvar sus mundos valía la pena y unidos afrontarían esta misión. Kraust seguiría a Helen sin mirar atrás, todo cuanto necesitaba estaba en aquella mujer que le había enseñado lo que era amar.
Helen con dolor en el alma dejaría su mundo y su hijo, el dolor de no verlo más era desgarrador, pero sabia que él jamás la olvidaría. Tener a kraust y sentir de nuevo el amor la confortaba y hacia más fácil emprender una nueva vida. Solo deseaba que pudieran tener tiempo antes de que la cápsula se esfumase, de no ser así moriría, solo que no lo haría sola, vería también morir a Kraust.

VI

Todo había sido perfecto, llegaron al pasado al que el Dr. les había señalado, solo necesitaban encontrar al Dr. y convencerlo de destruir su invento o tendrían que hacerlo ellos mismos, seria más difícil pero no imposible. El Dr. les había facilitado la información para encontrar a su yo pasado.
Helen y Kraust lo esperaron en el estacionamiento por horas. Ya amaneciendo lo vieron salir, abordándolo lo secuestraron.
-¿Qué pasa, quienes son ustedes?
-Calma Dr. no queremos hacerle daño, solo deseamos hablar con usted. Entre- le dijo Kraust, empujándolo suavemente al vehiculo. - Puede confiar en nosotros, ella es la agente Helen y yo Kraust, tenemos que hablarle del proyecto Parwo-X- Somos parte de su proyecto en el futuro.
-¿Parwo-X?, ¿Cómo saben de él?, ¿Dijo que vienen del futuro?
-Si Dr.- dijo Helen -su proyecto es todo un éxito, hemos venido en su cápsula. ¿Le gustaría verla?
Mientras Helen le informaba al Dr. todo sobre el proyecto y porque habían venido al pasado, le entrego la carta donde el mismo, en el futuro, explicaba el porque debía evitar que el proyecto triunfara y le pedía que lo destruyera. El Dr. escucho callado y aun con desconfianza, pero al leer la carta comprendió que era su propia letra y empezó a sentirse confuso, su proyecto era la culminación de su trabajo de tantos años y le pedían destruirlo.
Kraust llego donde estaba la cápsula y en silencio condujo al Dr. a verla. El Dr. se convenció de la veracidad de sus palabras y entre los tres planearon destruir todo al amanecer. Entrar a las dependencias del laboratorio no seria fácil, pero el Dr. se encargaría de introducirlos.
Volviendo a la ciudad dejaron al Dr. en su casa, quedando en verse a las 7:30 AM. Del otro día. El Dr. les facilitó dinero y los vio alejarse.
Kraust y Helen ignoraban la lucha interna que mantenía el Dr. entre lo correcto y la fama. Se alejaban esperanzados en terminar al otro día con la amenaza de sus mundos.

Casi no pudieron dormir, además de cumplir su misión se preparaban para viajar por última vez a un destino que aun no acordaban. Ir al futuro era lo más correcto, pero ignoraban que podían encontrar. Kraust, hombre práctico le planteo la posibilidad de esconderse en una isla desierta, sin importar si era pasada o futura. Helen recordó que en uno de sus viajes al futuro le hablaron de Xunea, una isla descubierta en el polo, oculta y donde sorpresivamente el clima era tropical y no seria descubierta hasta el siglo 25. Decidieron que aquella isla seria su refugio ideal. Helen busco la carta de navegación y encontró las coordenadas que los llevarían seguro a la Isla.
Felices dispusieron recoger lo más necesario para la supervivencia. Después de hacer varias compras y disponer todo en sus mochilas de viaje, cansados se durmieron.

El Dr. no pudo dormir leía y releía la carta de su yo futuro, buscaba una solución para no destruir tantos años de trabajo, sin encontrar ninguna. Luchaba contra sus deseos de triunfo, fama y el reconocimiento de sus compañeros científicos. Se habían burlado de él, lo había llamado fanático, soñador y algunos loco. Parwo era real, destruirlo era destruirse él mismo. No podía hacerlo. Debía evitar su destrucción. Aún estaba a tiempo para evitar los errores de la tripulante. Helen era el problema. No su proyecto. Helen era una mujer joven, era fácil evitar que naciera.
Tomando el teléfono dio instrucciones a un agente de su confianza, tenía toda la noche para llevar a cabo su idea. La muerte de los padres de Helen.

Amaneció y Kraust se encontró solo, ¿Dónde estaba Helen? Sin poder hallarla desesperado llamó al Dr. este lo cito en su casa. Kraust recordando la voz del Dr. se dio cuenta que lucia feliz, detuvo el auto y analizo la situación. Era un hombre acostumbrado al análisis y poco a poco llego a la conclusión que el Dr. tenia culpa de la desaparición de Helen. Camino al laboratorio vio un grupo de personas y policías, se detuvo con el presentimiento que lo que vería le daría la pista del paradero de Helen.
Allí estaban dos cadáveres, de una pareja joven, con horror vio que eran los padres de Helen. ¡Su Helen nunca existiría!, dando vueltas al vehiculo, se alejo rápidamente. Debía llegar a la cápsula, el Dr. era culpable y sospechaba que trataría de apoderarse de ella.
Recordaba como Helen la había conducido, no era difícil. Necesitaba volver en el tiempo. Aun la cápsula estaba ahí, había llegado a tiempo. Subiendo a ella coloco los controles a la fecha en el pasado cuando llegaron ahí. A lo lejos escucho unos autos y un camión llegar. No estaba equivocado el Dr. era el culpable. La cápsula giro hasta desaparecer, Kraust suplicaba por volver a ver a Helen.
Al llegar miro el asiento y allí estaba Helen, le sonreía con tristeza y como en una vieja película Kraust volvió a repetir lo vivido varias horas atrás. Volvían a esperar al Dr. pero esta vez ante una Helen sorprendida le dio muerte.
-¿Qué haces Kraust? Ese no era el plan- le grito una Helen horrorizada.
-Confía en mi Helen y ¡Sígueme!, te explico luego.
Helen confiaba en Kraust y aunque no entendía, lo siguió. Kraust penetro al laboratorio y sin ser vistos llegaron a las oficinas del Dr.
-Busca los planos, tú los conoces.- le pidió a Helen
Helen y él empezaron a buscar, después de varias horas, sin hallarlos, Kraust encontró una caja fuerte, oculta tras un panel falso en la pared.
-Aquí deben estar.
-¿Y cómo la abrimos?
-Fácil, Helen he sido mucho tiempo agente y aprendí con los mejores, sé abrir cajas fuertes, esta es antigua, para mí será muy fácil.
Helen lo observaba callada y vio la destreza de Kraust, en unos momentos estaba abierta. Allí se encontraba todo lo del proyecto. Saliendo en sigilo, volvieron al auto, Kraust para evitar equívocos, llego hasta la casa del Dr., revisando todo comprobó que allí no guardaba nada.
Volviendo al auto salieron rumbo a la cápsula. Camino a ésta le explico a Helen todo lo que había ocurrido. La traición del Dr. lo que lo obligó a matarlo. Era él o Helen.
Dispusieron la cápsula a la coordenada deseada, viajaron en silencio, unas lágrimas rodaban por el rostro de Helen, decía adiós en silencio a su hijo, su corazón de madre sufría y a la vez la esperanza nacía porque le dejaba un mundo mejor. Kraust la miraba en silencio, la luz dividida en miles colores iluminaba el rostro de Helen, aquellas lágrimas parecían joyas.
¡Cuánto la amaba!- pensó y comprendió que su mundo era ella, sin importar el tiempo o espacio ni donde quedara. Era su mujer para siempre.
Helen lo miro y el amor que reflejaban aquellos ojos, le decían que Kraust la amaba como siempre soñó ser amada. Serian un hombre y una mujer en una isla solitaria, pero nunca estarían solos llevaban con ellos el amor.

En una isla virgen, oculta por enormes montañas cubiertas de hielo, allí sorpresivamente, como regalo del cielo, el calor abrazaba con amor sus cuerpos; los pájaros cantaban recreándose con el verdor, que como esmeralda engalanaba el paisaje. A lo lejos un fuego rústico quemaba los últimos vestigios de una vanidad humana, ser dueños del tiempo, vanidad sin medidas que hubiesen destruido el mundo y una cápsula poco a poco se esfumaba dejando atrás su mal designo.
Dos cuerpos, cual ángeles, desnudos de toda vanidad, se amaban y su sudor bañaba la tierra acompañado de un suave murmullo, que como una hermosa plegaria decía: - ¡Ámame aquí, donde nace la vida!


 

 

10 Haikus

10 Haikus

1. Algo han dicho
mi alma y la vida.
Tú te lo pierdes.

2. Ya calla tu voz.
El alma ya lo sabe
y no me miente.

3. Débil deseo
no es ya otra cosa
que un recuerdo.

4. No me alegran
los colores del huerto.
Sí tu recuerdo.

5. Lejos tu eco.
El corazón lo sabe
pero consuela.

6. En el infierno
surge una espera.
Alguien lo sabe.

7. Luz Caribeña.
El también la percibe
desde la puerta.

8. Aún mis manos
siguen trazando versos
para tu adiós.

9. Esta mi boca
que ayer la tocaste
vivió tu cielo.

10. Bajo el cielo
el alma no la mira
más que la luna.

 

El Regreso

El Regreso

El regreso

 

I

 

El viaje donde Castillo

 

 

 

Después de convencer a mi familia y de varias horas de vuelo llegue al Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini en Ezeiza, Argentina. Tenía deseos de conocer a Buenos Aires, pero como quedaba a 35 Km., decidí seguir las recomendaciones de Castillo y busqué un taxímetro que me llevara a la estación Retiro y allí, un tren hasta Derqui.
Ya en el tren contemplé el paisaje, pensaba en toda la información que tenía de Derqui y me preguntaba - ¿será cierta la historia de Castillo, de que allí si amo o soy fan de algún escritor- fantasma y este está de vacaciones, lo podré ver e incluso conversar con él?
Castillo, es uno de mis escritores favoritos de “La página de los Cuentos”, aunque es muy buen escritor, siempre he sospechado que también posee una extraordinaria imaginación. No sabía hasta donde podía creerle. Pero de ser cierta su historia, me encantaría ver y hablar con Neruda, Allan Poe, Bécquer, Gabriela Mistral, Agatha Christie, Alejandro Dumas, Rubén Darío, Hemingway y muchos más.
Sería un sueño hecho realidad poder escucharlos y aprender de ellos.
 
Me sentí tonta pensando todo esto, mi hermano decía que era una tonta crédula, si Castillo me escucha se burlarla de mí. El juega siempre conmigo, me cree una tonta niña, jajaja, hasta me regaña si escribo algo que no le gusta, ¿Será que tiene complejo de papá? ¿Tan viejo es? ¿Será esa la razón por lo que no me dice su edad? ¡Ay, Castillo, ya te descubriré!
Si esa historia es uno de sus inventos no todo estará perdido, conoceré a un escritor, que aunque no es famoso ni por asomo muerto, me encanta también. ¡El Señor Castillo!  
(Bueno Honey, ¡a disfrutar este viaje! solo espero que el tío de Castillo no esté en la Quinta. Jajaja, aunque ¿no será el mismo Castillo su tío?, quizás Nilda no lo delató para evitarse problemas con su flaco. Pero no, no puedo creer que Castillo sea tan, pero tan…Mmmm, mejor no soy mal pensada.)

 

 

Un poco cansada empezaba a dormitar, de pronto un señor gordo, con un bigote como brocha, pelo ensortijado  y vestido como mi tatarabuelo se sentó a mi lado, aunque un poco ridículo, traía una hermosa medalla prendida en su pecho, mirándola, sin poderme contener, le pregunté:
- Perdone Señor, ¿Qué medalla es esa? ¡Es tan hermosa!-
El señor me miró con tal asombro, que pensé si en aquel país era una mala educación preguntarle algo a un extraño, pero cuando iba a pedirle una disculpa, me hizo una pregunta de lo más extraña:
- ¿Me ves? -
-Si, perfectamente, veo muy bien.- le respondí extrañada
Entonces su rostro, de aquella expresión de asombro pasó a ser tierno y simpático, en ese momento olvidé su estrafalaria apariencia. Con dulce voz me dijo:
-Esta medalla es una condecoración de la Academia Francesa de Letras. Me la gané hace ya bastante tiempo. Mi nombre es Alejandro Dumas.-
Ahora era yo la que ponía cara de asombro, ¡Alejandro Dumas!, entonces, ¡Castillo no mintió!
Cuando volví a mirar ya había desaparecido. Sentí tanta pena, con las miles de cosas que le hubiera preguntado.
De pronto pensé que si pude ver a Dumas podría ver otros de mis preferidos, acomodé el equipaje, rogándole a Dios no perderlo y fui a caminar por todo el tren, con la esperanza de encontrar algunos de mis amados autores.
Poco a poco encontré varios autores, ¡era extraordinario!,  Julio Cortázar, Jorge Luís Borges, García Lorca, Miguel de Cervantes, Arthur Conan Doyle, Charles Dickens, Ernest Hemingway, Agatha Christie, Gabriela Mistral y muchos más, ¡los veía, los escuchaba! Al parecer tendrían una reunión.
Allí estaba también el señor Dumas, acercándose preguntó:
-¿Los ves?
-Si
-Nómbralos
Nombre a todos los que conocía por sus fotos, otros, por sus rostros, desconocía quienes eran.
De pronto todos me miraron y callaron. Supe que debía irme, que era una intrusa, ellos tenían su reunión, yo no era parte de ellos. Solo era una simple lectora y aprendiz de escritora. Salí, lamentando no poder seguir con ellos y más aún no poder participar, aunque fuese de espectadora de tan extraordinaria reunión.
Al llegar a mi asiento respiré, aún allí estaban mis maletas y sobre ellas la medalla que tanto había admirado.  Con ternura y lágrimas en los ojos la guardé, era un tesoro, el propio Dumas me daba parte de su vida.

 

Llena aún de una inmensa felicidad llegué a la Quinta de Castillo, ¡Cuantas cosas tenía para contarle!
Lamentablemente Edy (Castillo) no estaba. ¡Qué mal anfitrión!
Doña Sofía, su mucama, me recibió y me obligó a almorzar, porque según explico quedaban muy lejos los restaurantes y eran muy caros. No quería causar molestias, pero entendí que era una extraña en ese país y debía esperar a Castillo.

Le conté a Doña Sofía lo que Castillo me había dicho de los fantasmas de los escritores, ella me sonrió incrédula, vivía por allí más de cuarenta años y jamás había visto un fantasma. Sin atreverme a contarle mi experiencia del tren me fui a mi habitación, hacia mucho calor, después de escribir todo cuanto me había sucedido, me quite la ropa y me acosté, ¡estaba tan cansada! 

II

La Reunión
Al despertar sentí que alguien me observaba, miré por todos lados y no vi a nadie, cubriendo mi cuerpo, me dispuse a bañarme, no sin dejar de pensar que castillo me iba a escuchar, seguramente tenía un agujero por donde espiar. No podía creer que mi hermano tuviera razón al desconfiar de Castillo. ¿Castillo un fisgón?
Entré a la cocina y malhumorada le pregunté a Doña Sofía por Edy, ella sorprendida me respondió que no había llegado, aunque como anfitrión era un desastre, respiré tranquila, no era un fisgón.
¿Y el tío?- pensé. Doña Sofía me dijo que él tampoco estaba, pero que tenía un mensaje para mí, una señora llamada Gabriela, me pedía estar en “El Café Tortoni”, que según Doña Sofía no existía en Derqui, esa noche a las ocho y debía llevar la medalla, él cual era mi pase de entrada. Excitada comprendí que los escritores y poetas famosos me invitaban a su reunión.
Entré a mi habitación a buscar la medalla, estaba dispuesta a acudir a esa cita, antes de irme le dejé una nota a Edy explicándole todo lo que me había pasado, él sabría comprender, al no encontrarme, cuando regresará.
Busque un taxi y pedí al chofer que me llevara a ese café, ni él ni los taxista amigos sabían donde quedaba. Ya preocupada le suplique que tratará de pensar, respondió que en el único sitio que no sabía si había un café, con ese nombre, era en un pueblito abandonado en las afueras de Derqui. Me contó de duendes, diablos que allí habitaban, era increíblemente absurdo, no creen en fantasmas pero si en demonios.
Como se negaban a llevarme, decidí irme a pie, quedaba un poco distante, pero nada me importaba con tal de reunirme con mis amados fantasmas- escritores.
Aunque cansada llegue al pueblo abandonado y que sorpresa me llevé, no estaba abandonado. Camine varias calles y en ellas caminaban una variedad de personas, que por sus ropajes revelaban pertenecer a diferentes épocas. Comprendí que me movía entre fantasmas. Sin embargo, poco a poco, fui perdiendo el miedo normal en estas circunstancias, los fantasmas parecían no notar que era un ser vivo o la medalla me protegía. No lo sabía y la verdad solo me importaba llegar a mi cita.
Al doblar y entrar en una calle, que por su tamaño parecía principal, descubrí con alegría un letrero que decía: “El Café Tortoni”. Allí estaba el sitió de reunión.
Parado en la puerta un hombretón grande y fornido, cuidaba la entrada.
Me acerque a él y le enseñé la medalla.
¿Vos?- dijo sorprendido, agregando rápidamente- Entre ya ha empezado la reunión.
Entre sin responder nada, entendí porque le causaba sorpresa. Viva, joven y para rematar una anónima lectora, era invitada a la gran reunión. ¡Cómo amaba a mi Dumas y a Gabriela!, sin ellos no estaría ahí.
Los días que transcurrieron fueron grandiosos, escuchar poemas y textos de los labios de sus propios dueños valía más que toda la riqueza del mundo. ¡Cuánto aprendía!
Recuerdo la particular sintaxis shakesperiana,  a Cervantes declarándose poeta fracasado:
“Yo que siempre me afano y me desvelo
por parecer que tengo de poeta
la gracia que no quiso darme el cielo”.
(Se sintió mejor al decirle que su Quijote es la obra más leída), a Poe,
inventor del género policial y mis preferidos, mis amados poetas, llenando mi alma de la fuerza de sus versos, trasladándome a un mundo donde el cuerpo queda y el alma vuela libre surcando ese espacio de la fuerza del sentir.
Aunque todo el tiempo fui una espectadora, una ávida oyente, una humilde alumna, fui por esos instantes dueña del mundo de las letras.
Una noche, porque fueron muchos días que allí estuve, aunque no niego que me remordía la conciencia por Castillo, me dieron un consejo que cambio todo en cuanto creía:
“El mejor poema, la mejor prosa es aquella que nace del alma y al plasmarla, no importa elogios o fama, lo que importa es llegar y quedar en el alma de los lectores, hacer que estos amen tanto lo leído que se convirtieran en ávidos amantes de la literatura. Cuando escribas y logres esto sabrás que has triunfado. Mientras, llena tu alma de humildad y lee, allí esta el camino, el secreto para escribir”
Viví el sueño más hermoso de mi vida, comprendí lo pequeña que era y el largo camino que aún debía recorrer, pero lo haría, escribir ya no era un sueño, solo era un camino cuajado de espinas y bello como una flor, tocarla olerla, disfrutar de su belleza era suficiente aliciente para no sentir sus espinas.

III

El Regreso
Una tarde que escuchaba los poemas de Darío, Dumas muy triste me invitó a acompañarlo, me contó que Castillo y la policía me estaban buscando, que mi hermano casi mata a Castillo a golpes, en fin que mi desaparición ya era un caos para la vida de Castillo. ¡Mi pobre Edy!
¿Cómo explicar que él sabía que andaba con los fantasmas? ¿Quién le iba a creer?
Nadie comprendía porque también mis textos habían desaparecido y en lugar de ellos aparecía una mona, tan fea la pobre, que daba risa. Había borrado mis textos, cosa que le causó más problemas al pobre Edy, pero lo hice porque comprendí que debía comenzar una nueva etapa, una, donde el orgullo no me evitara crecer, aprender, esa reunión con mis adorados fantasmas me enseño que aún tenía mucho que aprender.
Castillo ya no sabía que hacer, le pesaba haber invitado a la loca dominicana, pensaba: - ¿Cómo iba a imaginar que se le ocurriría irse con los fantasmas? y para remate el hermano frenético que sigue mirándome como fiera enjaulada. Como golpea, el condenado.
¿Por qué me culpan? si soy inocente, si nunca he mirado con interés a la minita esa, si tengo a mi rubia alemana, si estoy enfermo. Suerte que la rubia me creyó, como estaba con ella todo el tiempo que Honey estuvo en mi casa. ¡Ah! que días pasé con mi rubia. ¡Ay!, pero como han dañado mi quinta, mi jardín, ¿cómo se les ocurre creer que la enterré, hasta a mis inocentes perros culpan. Si hubiese sabido lo loca que es la Honey, no la recibo. Eso me pasa por confiado y quizás la loca este correteando con uno de esos escritores muertos, si quiere un escritor le doy uno bien vivo, hasta el hijo de Nilda le hubiera hecho el favor. ¡Maldita loca!, ya sabrá quien es Castillo cuando vuelva.-
Decidí volver, Dumas me convenció que además de leer debía seguir escribiendo, así podría ir poco a poco madurando.
Tenía que contar, aunque me creyesen loca lo sucedido, debía evitar que siguieran molestando y vigilando al pobre Castillo.
Ojala él no este enojado, pero sé que me va a regañar, hasta me pondrá impedimento de entrada en Argentina.
Solo lamento no haber compartido con Castillo. ¡Tan buen hombre! y no haber visitado a Nilda.
Bueno, es hora de volver, hora de recibir los regaños de mi hermano, las preguntas de Castillo, los policías, Doña Sofía y hasta los perros, pero ¡Valió la pena!
Borrando mi sonrisa y poniendo carra de niña buena y sobretodo de “no recuerdo”, “no sé que me pasó” dejé atrás los mejores días de mi vida, Miré por última vez aquel pueblo triste.
Sonreí al recordar que allí quedaban los diablos y brujerías del pueblo de Tibor Gordon, ¡El Pueblo embrujado!... ¡Si supieran!
Caminé hasta Derqui, llevando en mi corazón todo un tesoro, volvía al mundo de los vivos, pero volvía con la certeza de que mi vida
sería distinta, había encontrado el justo equilibrio y la humildad necesaria para aprender.
Al llegar a la quinta de Castillo vi el caos que había causado, hasta debajo de los jardines me habían buscado. Un hombre paseaba abatido. Si, debe ser Castillo, ¡Uy!, que flaco es. ¿Estará enfermo?
-¿Castillo?, ¡Castillooooooooooo!
-¿Honey?... (Al fin volvió la loca), ¡Eyyyyyyyyyyy es Honey!

 

 

 

De GatoAzul

De GatoAzul

"Recuerdo una noche, todos se fueron a dormir menos yo. Entraron a las casas de campaña, ya cubiertas de humedad por lo frio de la noche. Pero yo seguia afuera, viendo la fogata apagarse, lo último que queda es un hermoso color naranja brillante. Baila un poco, se va deshaciendo pero no se va, brilla con poca intensidad cada vez parece más lejana, pero mientras brille aunque sea un poco podrá volver a arder, arder tanto que quemaría al mundo. Te estoy viendo."

Alfonso R.

http://www.loscuentos.net/cuentos/local/gatoazul/ 

Va naciendo en mí

Va naciendo en mí

Va naciendo en mí
La inquietud de un sueño,
De una noche estrellada
Tierna y húmeda
Ser flor y abrirme al mundo
Y en mis pétalos palpitantes
Sentir caer el rocío embriagante.

Sueño de auroras
Teñidas de mil colores
Dibujar un nombre
En todos sus rincones,
Vivir un sueño
Hasta donde el viento lo lleve
Y como semilla de flor
Caer urdiendo sus entrañas.

Va naciendo en mí
Lo más profundo de ese sueño
Vibrante e inquieto
Y aun sin dueño.
Tú, que pintas auroras de mil colores,
Tú, un poco lujurioso,
Tierno a veces
Amante, Amigo
¡Ven!, se dueño de este sueño.

Pasión

Pasión

Te miro a los ojos
Camino despacio,
Llevo en mi boca
El deseo que embriaga.
Todo me estorba
Desvisto todo,
Y abrazo hasta tu sombra.
Los olores han cambiado
Te buscan enredados
Y mi pelo se mece
A tu silueta abrazado.
Busco tus manos
Y me toco toda
Llevando ansias a la boca,
Y cuajando el cuerpo de ríos
Suda y espera.

Deseando

Deseando

Como capullo de rosa
Abrir los pétalos
Estoy deseando.
Embriagarte de poemas
Viendo la aurora
Romper la noche
Con gritos de gozo
Y ser el refugio espeso,
Estoy deseando.
Como animal joven
Sentir el llamado del monte
Con salvajismo delicioso
Con verdad, sentir tus amores.
Cargarme de energía
La sabiduría llevar a mi vida
Y ser la tierra
Que fecundar esperas.
Estoy deseando.

Lágrima y lava

Lágrima y lava

¡Ven! Sube conmigo esta cima
deja que mi voz te eleve el alma
sigue las notas de este canto,
y podré recorrerte más allá de
lo anhelado.
Cierra tus ojos, solo siente recorrer
mi lava, te enloquecerá cosquilleando
desenfrenada, dando paso al éxtasis que explotara tú calma.
¿Te quemas?, no temas…
mi fuego solo hará brotar tu lava,
convirtiéndote también en un volcán sin calma.
¡Sube, sube! Aun más… siente como recorro tu piel agitada,
como voy descubriendo los secretos que aun guardas.
¡Detente! Aun no termina mi canto, deja tus ojos cerrados, no has llegado a la cima de mi volcán en llamas.
¡Ven!, ahora despacio, ya estas llegando
ya mi lava te alcanza
aun no explotes los diques, tus ríos me apagan.
¡Ven, ven! Casi llegas
¡No!... ¡No! no abras tus ojos…
¡Dios, llego el alba!
¡No te vallas!
Te vas…te vas pero aun bañado con mis lagrimas, lagrimas de un volcán que no ha podido en este sueño apagar su llama.

Escribo y no escribo

Escribo y no escribo

Escribo y no escribo
Mis manos dejan aquí
A veces una lagrima
A veces un deseo
Otras quizás un sueño.

Escribo y no escribo
Despojada de cuerpo
Desnuda el alma
Revestida de sol, mar, pasiones y deseos.

Escribo y no escribo
Comparto angustias, risas y fuego
Vierto almas
Sus voces vierto en versos
Y hacen de mí poco a poco un poeta.

Fantasía

Fantasía

¿Por qué no le dijiste que era un sueño?
¿Qué era hermoso?
Abriste la puerta
Recorriste su salado puerto,
Descubriste la concha
De perlas, nácar y sueños.
Mentiste en su balcón
La hiciste Julieta y tu Romeo,
Con palabras livianas, de esas que no pesan
Le creaste la fantasía de un sueño.

¿Qué era hermoso?
Contemplaste desde su castillo
El mar y las estrellas,
Jugaste con el tiempo
Hundiéndola sin ternura
En aguas que envenenan.

¿Qué era hermoso?
Ahora despierta
Su castillo de arena la marea lleva
Llevándose sus sueños
Dejando realidad que golpea.

¿Por qué no le dijiste que era un sueño?

Carta a una amiga

Carta a una amiga

Tocas las noches
Escurriéndote en la oscuridad y pena
Abrazas viejos sueños
Como el naufrago a una piedra.

Te abandonas al desamor
Al desengaño, al vacío
Los días pasan y el dolor surca tu cara.

Te abandonas a la soledad
Sintiendo que el amor coge su maleta
Cerrando la puerta callado
Partiendo desgarrándote en penas.

¿Cómo devolverte la calma?
¿Cómo alejar tu pena?

No puedo predecir el futuro
Ni mucho menos evitar el pasado,
Pero si puedo sedar tu alma
Con palabras y recuerdos que dan calma.
El tiempo cura heridas
El amor aun queda a tu lado
En ellos tus padres,
En aquellos tus hermanos
En esta tu amiga.
Llegara el olvido
Acallando su nombre
Llegara otro príncipe soñado
Pero esta vez, con verdad en las manos.

¿Cómo devolverte la calma?
¿Cómo alejar tu pena?

No puedo, lo se
¿Pero sabes que?
Si lloramos las dos
Verterás menos lágrimas.

¿Por qué Amar duele?

¿Por qué Amar duele?

En la incertidumbre
De sueños truncados
Y a veces cerrados caminos,
Es tener el presentimiento
Que en el alma la espina florece.
Al levantar la atalaya
Que el amor sueña
Allí buscas con loco afán,
El ósculo que tibio adormece
Las frías mejillas del futuro.

El amor hiere
sin que nadie lo pronuncie,
es la propensión de amar absurda
sin control, sin destino;
el alma de tristeza salpica
es aire su depositario.
Amar de aire, amar nada
Como vaso que tanto le falta
Castiga el silencio
Y te preguntas...
¿Por qué Amar duele?
Porque vas tras la nada
Como hojas que vuelan
Sin tener raíz de verdad,
Olvidando
que no en todo el amor mora.

Si lo ves, Amigo

Si lo ves, Amigo

Si lo ves, Amigo
Llévale de mi, contigo
Un perdón en verso,
dile que ya lo olvido,
Que el silencio
Llego como río
Y baño el alma de olvido.
Recuérdale al hombre aquel
Que paso el tiempo
Matando el amor y credo,
Y el tiempo vengativo lo mato a el.
Dile que mi verso
Ya no vive en su mundo,
Que no le doy sustento,
Por lo falso, aunque lo vea llorar.
Dile que ya no podré llevar
Calma a su tormento,
Que dejé de lanzar
Mis penas al viento,
Salúdalo con mi alma
Que perdona.
Dile del día
que rebusque en el pasado
Y su imagen ya no se veía,
Disipa su tristeza,
Descubre su alegría;
Y dile que de amar
Me canse ese día.
Si lo ves, dile esto Amigo.

Aquí estoy

Aquí estoy

Aquí estoy
Con mis versos
Conjugados de ternura,
Hospedado como besos
En un rincón de la flor.

Aquí estoy
Abrazada a tu alma
Clarificando tu noche,
Renaciendo la esperanza
De amar y tener.

Aquí estoy
Abandonada en tu pensamiento
Y en la nostalgia que te invade,
Por tenerme presente.
Llora el recuerdo
Y yo sigo en ti, como el beso en la flor.