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Ecos Del Alma

Entonces

Entonces

Si el mar dijera sus secretos
las playas que ha bañado,
los cuerpos que ha acariciado
o los amantes que ha acunado.
Si la luna hablara
de las pasiones que ha iluminado
los sueños que ha creado,
o los poemas que ha inspirado.
Entonces, amor, te dirían
las veces que te he añorado.

Si las manos delataran
sus pasiones y deseos,
sus caricias prohibidas
o su sentir fingido.
Si el alma cantar pudiera
del desamor y olvido,
del corazón herido
o sueños perdidos.
Entonces, amor, te dirían
las veces que has mentido.

Si tu corazón fuera el mío
y tu cuerpo mi cuerpo,
mi dolor tu nido
o el amor te enclavara.
Entonces, amor, entenderías
como duele haberte amado.

Cuando la magia muere

Cuando la magia muere

Miro al horizonte y una nube negra lo cubre
y poco a poco caen gruesas gotas
de ácida agua, borrando, aquel instante.
Aquel, donde comulgaban nuestras almas.
y lágrimas brotan, cubriendo despacio
los ojos, ahora vacíos, los que ayer te sonreían.
¡Ha muerto la magia!,
aquel rayo de luz, que apareció
cuando el amor anidó en nuestras almas.
¡Ha muerto la magia!
se extiende el duelo, ¡Cómo duele, arropa y ahoga!
¡Ha muerto!, mi alma llora desgarrada,
me alejo, olvidada, sin comprender nada,
sin repuestas, preguntando:
¿Por qué cuándo muere la magia,
no mueren los recuerdos?

El Barrio Las Flores

El Barrio Las Flores

Prólogo

Amanece y el sol baña las casas. Sus tiernos rayos golpean los parpados de los vecinos, despertándolos.
Algunos, en silencio se preparan para la jornada del nuevo día y otros, con un poco de bullicio.
-Es grato el trajín del nuevo día y verlos partir a sus trabajos o a la escuela- piensa Dorotea
Cada día era la misma rutina, el mismo sonido acostumbrado quienes acompañaban el despertar del barrio.
Un día, el vecindario despertó a una hora desacostumbrada, una melodía los despertó antes que el día, era un canto a la vida, al amor y al nuevo día.
Aunque la voz no era desagradable, los vecinos se sintieron irritados, dentro de su pobreza, problemas y cansancios, dormir era un placer, que no permitían le quitaran,
-¿Quién rayos, canta a estas horas?- gritaban algunos
-¿Es que no tiene respeto?- gritaban otros
- ¿Y esa loca? Rómpele la boca - grito el bravucón del barrio
Todos se levantaron al ver que el canturreo seguía, dispuestos a poner en su lugar a la atrevida.
De repente los gritos silenciaron y la canción continuó, los vecinos volvían a sus hogares, cabizbajos y avergonzados.
- ¡Eyyyyyyyyyyy!, María, ¿Qué pasó?- pregunto Dorotea
-Nada chica, la nueva vecina que nos ha callado.
-¿Callado? ¿Los mandó de paseo? (Expresión popular que significa los mandó al infierno, a la m…etc.)
-¿Qué?, ¡No!, al contrario, se disculpo, pero la verdad que le hicimos creer que no nos molestó su canción. Tendremos que acostumbrarnos. Por lo menos no canta feo.
-¿Qué no les molestó? Ahora si no entiendo nada. Pero si iban dispuestos a callarla.
-¿Sabes que encontramos? Una mujer como de unos 50 o 55 años que tuvo un accidente junto a su único hijo, ella quedó paralítica y su hijo ciego.
Ella canta para agradecer el día, inventa canciones para no olvidar las cosas sencillas, como el amanecer, una flor, el sol y la dicha de estar vivos. Al llegar y ver ese cuadro nos dimo cuenta que así es feliz, ¡Ay! ya la vida la golpeó, nosotros no vamos a golpearla de nuevo. Dorotea miró a María y vio como luchaba por evitar las lágrimas.
- Es curioso, la chismosa del barrio conmovida, Mmmm. eso será por unos días. Luego desnudará a la pobre paralítica hasta descubrir de qué color usa la ropa interior.
A María no la para unas piernas muertas ni ojos sin vida.- pensó Dorotea mientras la veía alejarse.
Dorotea se sirve su café y acompaña el placer de su aroma y sabor con los recuerdos de ese amanecer en el barrio. Hacen muchos meses atrás que en secreto escribe el día a día del barrio. Un barrio como muchos, con sus alegrías, tristezas y pobreza. Un barrio humano, vivo.

El tontín

Manolo y Josefina eran felices, la vida había premiado sus horas de arduo trabajo. Sus panzas ya no gritaban de hambre y sus cuerpos habían dejado atrás el tiempo donde solo se cubrían de ropaje de terceros. Su pequeña bodega ahora era un próspero supermercado. Los vecinos del barrio se alegraban de su merecida suerte.
La vida les sonreía pero, poco a poco, sus corazones se olvidaron de sus orígenes humildes, de las veces que algún vecino sació sus agitadas tripas o los socorrió con algún dinerito.
Como nuevos riquitos los vecinos ahora les avergonzaban.
A Julia, su única hija, la apartaron de sus amigos de infancia, aquellos con los que su niñez transcurrió protegida y querida. Ahora solo salía con jóvenes, que como ellos decían, de su círculo social, jóvenes merecedores de su posición económica. Reuniones sociales en el club, discotecas, fiestas donde don fulanito, ropa de marca, lujos, amigos con clase, alcohol y trasnoche eran ahora su mundo perfecto, donde la valiosa hija habría de encontrar un matrimonio adecuado.
De una niña estudiosa y humilde, a Julia la habían convertido en una joven fatua.
Los vecinos se sentían dolidos y aún no entendían el porque ellos aún permanecían en el barrio, aunque habían mejorado y modernizado su antigua casa no se mudaron del barrio que sentían no estaba a su altura.
Lolo, el tonto del barrio, era el único que aun frecuentaba la casa de Josefina y Manolo pero solo como jardinero, ya que poseía un don especial para las plantas.
Lolo era uno de los niños que jugó con Julia y desde pequeño se había autonombrado su protector. Era un joven de piel curtida por el sol, de enormes ojos negros, cuerpo atlético y bello rostro. Su lentitud para hablar y dar una respuesta antes una pregunta lo había hecho merecedor del mote Tontín. Así como muy querido por todos por su gran corazón, fidelidad, honestidad y disponibilidad de ayuda.
Lolo acudía a cuidar el jardín de la casa de Julia, solo por cuidarla, por seguir a su lado aunque sea en su condición de jardinero. Julia a pesar del orgullo no podía dejar de querer a Lolo, en su corazón estaban grabadas las veces que de pequeña Lolo fue su ángel guardián, quien seco sus lágrimas, curó una herida o le evitó desgracias.
Cada miércoles y sábado, Julia veía llegar a Lolo y a escondida de su madre charlaban. Allí junto a él, volvía a ser aquella niña humilde y feliz.
Un miércoles Lolo encontró a Julia llorando, sintió que aquellas lágrimas laceraban su alma, acercándose a ella le preguntó – Julia, ¿qué tienes? ¿Te caíste? ¿Te duele algo?-
Julia miró a su gran amigo y aún más angustiada respondió entre sollozos – Lolo, estoy desesperada, ¡quisiera morirme!-
-¿Morirte? ¿Por qué? ¿No sabes que los muertos huelen mal? ¿Me dejaras? No conozco el camino de sus casas.-
- ¡Ay!, Tontín, que cosas dices. Estoy desesperada, no sé que hacer.-
-Ven, cuéntame que pasa, tu Lolo te ayudará, ¿no lo he hecho siempre?-
Julia lo mira con amor y desahogando su alma le confía que esta asustada, no sabe como pasó ni con quien, ya que estaba borracha y no recuerda mucho, pero sabe que se acostó con un hombre. Lo sabe porque al despertar en la habitación del hotel vio manchada de sangren en la cama. ¡Perdió su pureza y no sabe con quien!
Su mente se atormenta constantemente con las mismas dudas: ¿y si esta contagiada con sida u otra enfermedad venérea o la han embarazado?


Lolo la mira con tristeza, su bella Julia, su hada, ya no es pura, solo una flor cortada por un mal jardinero. ¿Cómo reparar el daño? ¿Cómo sembrar de nuevo una planta arrancada sin cuidado y de raíces dañadas? De pronto recordó aquella plantita que una vez salvó, solo necesito paciencia y amor. ¡Eso es! se dijo.
-No te preocupes mi reinita, aquí está tu Lolo, Vamos al médico, yo te acompaño, así sabremos que tenemos que hacer.
Al otro día Lolo acompaño a Julia al médico, después de varios exámenes todo resultó negativo, no estaba contagiada. Pero lo del embarazo, aún era muy pronto para determinarlo.
Lolo y Julia estaban felices, la muerte no la rodeaba.
Lolo le propuso a Julia casarse y si con los días o meses resultaba embarazada, no habría escándalo. Luego si no lo estaba, ella podría separarse de él.
Julia, miró a Lolo y descubrió en ese instante la belleza de su alma. Acepto lo propuesto y en el mayor de los secretos se casaron días después.
Meses después se supo la noticia, de la boda secreta y el embarazo de Julia.
El barrio estaba sorprendido, los padres de Julia inconsolables y Julia y Lolo felices.
- Lolo, que calladito lo tenías bribón.- le dijo un vecino
-¡Quién te ve, Tontín! Creo que de tonto no tienes nada- le dijo otro
-¿Cómo lograste enamorarla? Cuéntanos Lolo, Vamos dinos el truco.- le preguntó el más atrevido.
- ¡Ah!, es fácil, las mujeres son como las flores, aman al mejor jardinero. Yo seré Tontín pero no de corazón.- y sonriendo se alejó dejando a los vecinos con la certeza que nuestro tontín era un sabio.
Meses después nació una hermosa niña, nadie podía dudar de quien era. Mirar su carita era ver, la de nuestro Tontín.


"El secreto de Ana Rita"

Ana Rita no podía olvidar, vivía aferrada al ayer. Ayer de dolorosos recuerdos. Día a día esperaba su regreso, callada, solitaria, buscando su silueta en el horizonte.
Los vecinos la miraban con tristeza, el dolor dibujaba caminos de lágrimas en su rostro. Nadie sabía el porque de su gran pena, muchas historias se tejían sobre ello. Solo yo conocía la verdad.
Ana Rita tenia sedienta su alma, pero nada la apagaría, solo el regreso de su amado.
Un amado que por ideales y el cruel destino le habían arrebatado.
Solo su juramento mantenía con vida su alma. ¡Volveré!
Veinte años han pasado y aquella joven que una vez fue había muerto dándole paso a una mujer madura, triste y solitaria y en su mundo seco. Hasta el paisaje alrededor de su casa había muerto, allí, ni los pájaros rompían el silencio de su llanto.



Era un día hermoso del verano del 1947, los jardines de su casa lucían sus mejores ropajes, adornados de miles amapolas. Los pájaros con sus trinos despertaban el día y el corazón de Ana Rita latía pleno, feliz y enamorado.

-¡Buenos días! niña. Su madre le recuerda que debe estar lista para el desayuno.
-Mmmm, Yami, ¿No es muy temprano?
-¡Ay!, Ana Rita, mi niña, si son más de las ocho.
-¿Más de las ocho?, ¡Rayos Yami, ayúdame, pronto llegaran los Ocampo, quiero estar hoy bella.
-Mmmm. ¿Por los Ocampo o por el niño Juan Alejandro?
-Shhhhh, Yami. Jajaja

Mientras la alegría llenaba los rincones de aquella casa, no lejos de allí, un grupo de jóvenes se reunían en el mayor secreto, hermanados por un ideal, la lucha contra la tiranía que arropaba el país.
Juan Alejandro Ocampo, un mozo de buen corazón, gallardo y con fuertes ideales patrióticos, era uno de aquellos jóvenes.
Estos jóvenes luchaban por la libertad, poniendo sus vidas y la de sus familiares en peligro. Pero su amor por la patria valía eso y más.
La familia Ocampo, de clase media, poseían varias tiendas, una de ellas cerca de la plantación de Caña, propiedad de los Del Valle. Francisco Del Valle y Juan José Ocampo habían compartido una fuerte amistad desde la infancia, nunca les importó que fueran de distinta clase social. Su amistad era verdadera, Francisco al crecer mantuvo esa amistad a pesar del disgusto que le ocasionaba a su esposa,
Lucia Del Valle, dama de la alta sociedad, amante de las fiestas, el lujo, vanidosa, egocentrista y poco afectuosa. El que dirán era su mayor preocupación.
Don Francisco, sin embargo, era de alma humilde, cariñoso, incansable amante del trabajo y un hombre que valoraba las personas por lo que eran y no por lo que tuvieran. Los que dirán de esa sociedad hipócrita y vanidosa no le interesaban.
Juan y Ana Rita, crecieron juntos y al crecer ese cariño fue convirtiéndose en un amor fuerte y verdadero. Ana Rita temía la reacción de su madre al enterarse de su relación con Juan.
Juan, como hombre bien criado, decidió poner en conocimiento de los padres el amor que sentían.

- Niña, dice su madre que le esperan.
-Yami, ¿Ya llegaron?
-Si
-¿Cómo me veo?
-Bella como siempre, el Juan quedará maravillado.
-¡Ay!, Yami, estoy asustada.
-¿Por qué?, su padre quiere mucho a los Ocampo, él vera con buenos ojos su relación con Juan Alejandro.
- Lo sé, Yami, mi miedo es mamá, sabes como es.
-Bueno a ella no le gustará,no son de su
clase, pero no temas niña, ya su padre la controlará.
-Ojala, Yami, ¡Ojala!

Juan Alejandro se sentía nervioso, hoy pediría el permiso al amor de Ana Rita, sabía que la madre lo rechazaría, pero tenia la esperanza de contar con la ayuda de Don Francisco.
Se dirigió a su hogar en busca de sus padres. Esa mañana estaban invitados a desayunar con los Del Valle, para celebrar el cumpleaños de Don Francisco. En esa reunión aprovecharía para dar a conocer su amor por su Ana Rita.

-¡Ey!, Juan. Te estaba buscando- le grito Carlos, uno del grupo secreto de Juan, muy nervioso y asustado.
-¿Qué pasa Carlos?
-¡Nos descubrieron!, Atraparon a León, debemos salir del país o escondernos, pronto sabrán quienes somos.
-¿A León?, pero ¿Cómo?
-La sirvienta lo delató.
-¡Maldición!, ¿lo saben los demás?
- Si, vete hoy mismo, León aunque no lo deseé hablará, lo llevaron a La cuarenta.
- ¿A La Cuarenta?, Entonces está perdido y nosotros con él. Hoy mismo me iré.
-Yo también. ¡Cuídate amigo!

Ambos jóvenes se alejaron, llevando en sus corazones el temor, la incertidumbre del mañana y el dolor de una patria sin esperanzas.


-¡Buenos días Juan!, Por fin llegas, ya estábamos angustiados, Don Francisco nos espera.- lo recibió la madre dándole un beso.
-Perdone Madre, en unos momentos estaré listo. ¿Esta Papá en el estudio?
-Si

Juan Alejandro, busca a su padre y en pocas palabras lo pone al tanto de la situación, pidiéndole perdón por haber expuesto toda la familia. El padre comprende que la muerte asecha su hogar y decide huir del país para salvar a su familia. Su hijo odia la tiranía, luchó contra ella exponiendo su vida. Don Juan comparte sus ideales, ¡una patria libre! -¿Cómo regañarlo?- piensa lamentando que su sueño haya muerto.
Antes de marchar visitan a los Del Valle y se despiden de Francisco y su hija. Juan Alejandro, mientras abraza una Ana Rita que llora, en silencio maldice al destino que lo separaba de su amada. Perdía en un día, sus sueños de una patria libre y la mujer que amaba.
Todo pasó tan de prisa que solo un recuerdo quedo grabado en el corazón de aquellas almas jóvenes, en Ana Rita la promesa de Juan Alejandro de volver por ella y en él las palabras de amor eterno y esperarlo de su amada.

Los años transcurrieron y el país siguió sufriendo la crueldad del tirano, la sociedad vivía en el temor y los patriotas morían vilmente asesinados o escapaban dejando atrás familia y patria.
Ana Rita, no tuvo más noticias de Juan Alejandro, desde que marchó junto a su familia, pero su corazón no lo olvidaba.
Sus padres murieron y ella quedo sola en aquella casa, los vecinos no entendían el porque de tanta soledad y tristeza.
Solo yo conocía su historia, solo yo, cada tarde, en aquel jardín, un día hermoso y ahora seco por el silencio de su llanto, la acompañaba en su eterna espera.
Una tarde, como tantas, me acerque a su jardín y la encontré muerta, de sus yertas manos una carta se había deslizado, la tomé y al leerla descubrí la causa de su muerte. Su amado Juan Alejandro había muerto, su hijo le enviaba una carta complaciendo su último deseo.
Solo unas cuantas palabras, le había escrito, aquel que tanto esperó.

Ana Rita, mi amor:
No pude volver, perdóname. Después de muchos años me casé. Nunca te olvidé, fuiste la mujer que más amé.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
Tu Juan


Ana Rita ya no tenía una razón para vivir, pero si una razón para morir.
Guardé la carta y busque en el horizonte, aunque nada vi, sabia que Ana Rita se alejaba en busca de su amor, dejando atrás el silencio de su llanto.





El Profesor

En todo barrio siempre existen varios personajes que forman parte del barrio mismo, hoy referiré la historia del loco del barrio, el Profesor Miguel.
El profesor Miguel, además de sus extravagancias, es un loco muy peculiar.
Es un hombre culto, buen orador y poeta. Cuentan los vecinos que fue un joven muy estudioso, graduándose de la universidad en literatura a muy temprana edad.
Su ir y venir en el barrio, sin hogar fijo, comiendo en la casas que elegía según su deseo y cuidado por todos. Su raído traje gris, su viejo maletín y sus acostumbrados discursos literarios o creer ser uno de sus poetas preferidos, son las características de este amado loco.
Cuando formamos parte del barrio, el Profesor Miguel nos incluyo en sus visitas, poco a poco al conocernos y tener en común nuestro amor por la poesía, el Profesor me deleitaba con innumerables poemas, a veces creyéndose un poeta famoso y otras con poemas de su propio ingenio.
Neruda, Rubén Darío, entre otros, visitaban mi hogar. El profesor era feliz en ese mundo fantástico.
Intrigada por tan peculiar personaje quise saber más de él.
He aquí la historia de nuestro amado loco.
El Profesor Miguel fue un estudiante brillante, de familia rica, buen hijo y vecino. Al cumplir 24 años ya ostentaba la licenciatura en literatura y era profesor en un colegio privado. Escribió en varios periódicos, una columna literaria. A la edad de veintiocho años logró su mayor anhelo, convertirse en catedrático de nuestra Universidad.
Miguel, tenía todo por cuanto se había esforzado. El amor, lo único que le faltaba, le llegó en la figura de Rosita, una bella joven, de veinte años, vivaracha, voluble y muy coqueta. Los vecinos se sintieron intranquilos al ver su elección, ya que esta joven era muy diferente a Miguel, serio, responsable, maduro y poco mujeriego.
Rosita pronto convenció a todos de lo mucho que amaba a Miguel y empezó a mostrar una conducta adecuada.
Miguel como único hijo, heredó a la muerte de sus padres la mejor casa, en ese entonces, del barrio. Allí se instaló, al casarse, con su esposa. Dos años transcurrieron de tranquilidad y felicidad para el buen Profesor.
La madre de Miguel tenía una hermana que murió al nacer su hijo, Alejandro.
Los padres de Miguel criaron a este niño y para Miguel Alejandro era su
hermano menor, siete años menor que Miguel.
Miguel lo había mandado a perfeccionar el inglés a los Estados Unidos, Alejandro regresaba y Miguel sentía que la vida era perfecta. Sus dos seres más queridos estarían junto a él. Muchos planes tenía para el futuro de su amado hermano.
Rosita y Miguel prepararon una fiesta para recibirlo. Los vecinos se regocijaron con la felicidad de Miguel.
Cuentan que Rosita al conocer a Alejandro quedó prendada de este y el fingido cambio pronto fue olvidado. Rosita no estaba enamorada de Miguel, lo aceptó solo por la buena posición económica que él tenía y por la vanidad de tener el mejor partido del barrio.
¡Cuán ajenos estaban todos de la desgracia que se avecinaba!

Alejandro y Rosita compartían los mismos gustos, Miguel, ajeno a la maldad de su mujer, veía con placer el cariño y la felicidad de ambos, pensaba que su pobre mujer tenía ahora alguien, tan joven como ella, para disfrutar de bailes, paseos y otras actividades que a él le costaba tanto compartir.
Los vecinos no pensaban igual y presentían que la desgracia pronto visitaría el hogar de Miguel. Los más atrevidos intentaron advertir a Alejandro pero este no veía la maldad en Rosita.
El tiempo transcurrió y como una araña, Rosita fue tejiendo su trampa alrededor del joven hermano de Miguel, hasta que éste se despertó un día descubriendo que se había enamorado locamente de su cuñada. Ninguno de sus intentos fue suficiente para evitar la desgracia, Rosita utilizaba a Miguel para evitar que Alejandro se marchara. El mal amor rompió con sus defensas y Alejandro, loco de amor, sucumbió al deseo.
Los amantes aprovechaban las horas de ausencia del pobre Profesor. Vanos fueron los intentos de los vecinos, la pasión fue más poderosa que el amor por su hermano.
Los vecinos callaron con dolor e impotencia lo que sucedía, rogando a Dios que Miguel no descubriera la infamia.
Un día Miguel apareció más temprano por el barrio, estaba enfermo. Los vecinos alarmados intentaron evitar que se acercara a la casa y ofreciéndole un té lo entretuvieron para avisar de su llegada a la infiel y el mal hermano.
Pero el diablo puso sus manos y aquellos infames no escucharon los golpes desesperados en su puerta. La vida o el destino decidieron que la hora había llegado, Miguel descubriría la mentira en que vivía.
Alertados y esperando lo peor, dos amigos y vecinos de Miguel lo acompañaron hasta la puerta de su casa, Marino, estudiante universitario, fingió necesitar una enciclopedia y esperaron en la entrada a que Miguel se la prestara.
Miguel entró a su hogar y se encontró cara a cara con la peor verdad de su vida. Las dos personas que más quería se revolcaban en la más vil de las pasiones, olvidadas del amor al buen Profesor. Miguel enloqueció y a los gritos de la esposa, los vecinos entraron evitando que Miguel manchara sus manos con la sangre de Alejandro. Miguel cayó en la cama, mudo, aterrado, asqueado y vencido.
Los viles amantes desaparecieron desde ese día y jamás se ha vuelto a saber de ellos.
Miguel permaneció mucho tiempo en manos de médicos, encerrado en un mutismo aterrador, perdida su mente, perdida su alma.
Pasaron unos años y miguel fue dado de alta, era un pobre loco, inmerso en un mundo fantástico de poesías y literatura. Se había ocultado en un mundo donde el dolor, de aquel terrible día, no lo alcanzaba.
Los vecinos lo adoptaron amorosamente y desde ese día con un silencioso pacto han cuidado de él.
Miguel, a veces Neruda, Rubén Darío o un simple poeta vive en el barrio rodeado de amor y en un mundo creado por su mente, donde la maldad no tiene cabida.
Como él siempre repite:
"La literatura sin edad ni espacios es sentir, luz en las tinieblas y alma que aleja el mal"
¡Bendita su locura! Donde ha encontrado el antídoto para no odiar.

La hechicera de nemetón

La hechicera de nemetón

Capítulo – 1 “Camino a Nemetón

¡Las brujas existen desde antes que los espejos!
Las verdaderas brujas ven su imagen en un manantial.
Corre el siglo III AC.
En medio de la niebla, en lo profundo de aquel bosque enclavado en ese largo pero estrecho valle rodeado de montañas... allá a lo lejos se adivina una fogata.
El guerrero ve la pequeña luz rojo amarilla titilante desde aquella vereda de la montaña por la cual va bajando a “Németon” , el bosque sagrado.

El pesado caballo de guerra avanza al paso con aquel guerrero cargado con sus armas... escudo, espada, puñal, arco y flechas y la lanza llamada “Gae Bulga” de Cuchulain hijo del dios Lug.
El guerrero pertenece a una tribu celta, su nombre es Draffud y fue el “Elegido” por los druidas para acabar con la terrible hechicera Aicul.

Aicul tiene ante si un enorme caldero negro sobre leños ardiendo donde prepara un “conjuro”.
Ella no tiene ese sombrero negro con hebilla como grotesco bonete. Tampoco usa escoba porque no existían.
No es una vieja con una verruga en la nariz.
Aicul es increíblemente bella.

Tiene una extraña maldición de los dioses que pesa sobre ella... todo cuanto “escribe” es hermoso, todo lo que “dice” la “desdice”.

Si escribe “Te quiero”... ella dice “No te quiero”
Si escribe “Para ti”........ ella dice “No es para ti”

¡Cualquiera la entiende!

La bruja siente la amenazante presencia del guerrero. Sabe que está llegando y apura el fuego del caldero.
Se sienta en el suelo y abre el antiguo “Libro de Conjuros y Hechizos”... repasa la fórmula.
Otra vez levanta la cabeza y se orienta buscando ubicar al guerrero en la lejanía.
Mira a su lechuza y ésta entiende. Levanta el vuelo y se interna en la negrura del bosque.

El guerrero llega por fin a Nemetón y decide descansar. Siendo un celta se siente a gusto en el bosque. Busca un roble (árbol sagrado) para pernoctar.

Encuentra un roble y se apea del caballo. Unos ojos brillantes lo observan desde la oscuridad. Es la lechuza de la hechicera.

Apoya cuanto trae en el árbol sagrado. Toma de las riendas a su caballo y camina hacia el arroyo a saciar la sed.
La lechuza inicia el vuelo... se acerca veloz y silenciosa.
El caballo se inquieta - ¡Ya... tranquilo!... ¿Qué te sucede?
Los ojos del guerrero buscan en las tinieblas sin hallar nada.
La lechuza llega por detrás. Se encarama en su cabeza, le arranca un mechón de cabello.
¡Uoshsssss! La espada del guerrero corta el aire.
Solo una pluma cae del ave que escapa con su “tesoro” en el pico.

La lechuza llega donde la hechicera... Ella sonríe.

Capítulo – 2 “Comienzan las pesadillas”

Aicul recibe de la lechuza el mechón de cabello del guerrero Draffud con el cual preparará un brebaje para “dominarlo”.
Lo usará bajo extrema necesidad.

En una vasija saca un poco de lo que hierve en el caldero.
Va a la gruta donde tiene un altar.
Pone sobre el altar cuatro ínfimas vasijas cerradas.
Comienza una especie de rezo donde invoca a Lugh (dios de la luz. Debió haber invocado a Kernunos dios de la oscuridad).

Aquí habrá un conflicto con esta deidad seguramente porque el guerrero trae la lanza de Cuchulaín hijo de Lugh y para sus hechizos Aicul invocó al mismo dios.

Abre una vasija (esta tiene en su interior unos polvos que esperan por el brebaje). Introduce unas gotas y la pócima queda lista. Cierra la vasija.
Repite el ritual con las otras tres vasijas más la cuarta donde agrega el mechón de Draffud.
Nunca invocó a Kernunos... eso es extraño.

Es el sexto día de la luna nueva... especial para la magia ritual.
Aicul está muy favorecida.

La hechicera trabaja mejor de noche porque la favorece la Luna y el guerrero prefiere el día porque lo favorece el Sol (según la creencia celta). Por esta razón ella hizo cuanto tuvo que hacer antes del amanecer.

Al otro lado del bosque el guerrero está debajo del roble dispuesto a dormir tras la larga y agotadora jornada. Sin embargo primero extrae un poco de muérdago para preparar un brebaje con el cual contrarrestar un hechizo (prepara Guythil).

Ambos se preparan a conciencia para la contienda. Cada uno con las armas que mejor conocen.
Tanto uno como el otro son el mejor contendor que existe.
Él , diestro en armas, valiente e invencible... el ungido de los druidas.
Ella, hechicera. La mejor. Sabe todos los conjuros, todos los hechizos... es bella.
El enfrentamiento será colosal.

Aicul mira al ave. Ésta levanta el vuelo. Ella camina hacia el manantial.
Este ojo de agua está enclavado al pié de un altísimo acantilado desde donde cae un torrente de agua. Está rodeado de bosque y flores de todas clases. Su agua es cristalina.
De allí nace el arroyo del que bebe Draffud.
Las aguas están cubiertas de una tenue bruma.
La lechuza llegó hasta donde está el guerrero.
La hechicera comienza un conjuro. Saca de entre sus ropas una bolsita. Con las yemas saca un poco y lo esparce en las aguas.
Lo que ve la lechuza lo ve ella en el manantial.

Observa al guerrero. Sus armas, su caballo.
Mientras observa la imagen del guerrero acomoda sus cabellos (mujer al fin).
Nota que sobre el roble está apoyada una lanza.
Le pide al ave que se acerque. Quiere ver mejor la lanza.

Ya tiene una visión nítida. Piensa... algo le dice que ella conoce esa arma.
Piensa y piensa...¡Gae Bulga!. Su ceño se arruga. Está preocupada.
Con aquella lanza según la leyenda Cuchulaín pudo matar al infernal perro con poderes sobrenaturales de Cunnan, capaz de enfrentarse a cien guerreros a la vez.

El guerrero ya está sobre su cabalgadura y comienza su jornada.
La espada, pesada y corta la lleva envainada en la espalda con su pomo asomando por su hombro derecho. Dos puñales a cada lado en su cintura. El escudo cuelga del costado izquierdo del caballo. La lanza en su mano derecha.
Su caballo es inmaculadamente blanco. Es un caballo sagrado. Solo los druidas los tienen y los usan entre otras cosas para interpretar designios.

Aicul llama al ave.
Le entrega una de las cuatro ínfimas vasijas. La lechuza parte en veloz vuelo.
Deja caer el hechizo doscientos metros delante de Draffud.
Una espesa nube se eleva dejando entrever la colosal figura de un Cíclope.
Aquella criatura con aspecto de gigante con un solo ojo en la frente ruge furioso. Ve al guerrero e inicia su marcha hacia él.
Draffud ve aquella infernal criatura con los ojos desorbitados por dos segundos.
Clava los talones a los costados del caballo y va a su encuentro en veloz galope. Prepara su lanza.

La hechicera observa en su manantial y se preocupa. Pensó que no presentaría combate, que se regresaría.

El guerrero lanza la “Gae Bulga” pero el Cíclope la esquiva.
Da un golpe al guerrero con un revés de su gigantesca mano.
Caballo y jinete ruedan.
El Cíclope se acerca al aturdido guerrero. Levanta furioso su pié... va a aplastarlo.

La hechicera mira la escena en su manantial con su puño contra el corazón y negando con un gesto de la cabeza (parece que no quisiera ganar).
Se retira con sus ojos llorosos. No quiere ver.

cap- 3

“El combate final... ella vs él”

El Cíclope se apresta a aplastar a Draffud que aún aturdido ve la sombra del pié ceñirse sobre su humanidad.
Sin mirar rueda sobre sí mismo al momento que el pie del Cíclope hunde el suelo donde antes estaba.

Aicul vuelve al manantial. Ve que el combate continúa. Esboza una leve sonrisa. Se acomoda el cabello con un gesto de sus manos detrás de sus orejas. Seca sus lágrimas.

Ve que Draffud corre hacia el caballo y recoge el arco y las flechas que estaban sobre la hierba.
Mientras corre monta una flecha. Tensa el arco gira y dispara. Le da en una pierna.
El Cíclope se contorsiona dolorido.
Druffud monta de un salto y se aleja a la carrera.

Aicul se ve feliz.
Sin embargo el guerrero a unos doscientos metros del Cíclope detiene la carrera e inicia el regreso. El brioso corcel deja una nube de polvo tras sus poderosas patas.
El jinete a galope tendido se para sobre el lomo del corcel y arma su arco.
Aicul otra vez preocupada... - ¡Necio... necio... valiente y necio!

La flecha del guerrero silva en el aire hacia el blanco.
La saeta llega a la garganta del Cíclope que quiere quitársela.
Otra vez tensa el arco y otra saeta llega al cuello... el Cíclope tiene dificultades para respirar.
En total se clavan tres saetas en su cuello y cae de rodillas.
Ya está casi llegando cuando imparte una orden al corcel... ¡HALT! Y el caballo de detiene bruscamente. El guerrero sale despedido. Va girando en el aire y desenvainando su espada.
Empuña la espada con las dos manos como sosteniendo una estaca.
Llega a la altura de la cara del Cíclope y entierra su espada en el único ojo... hasta el cerebro.
Fulminado el Cíclope se desploma de espaldas.
Al morir no deja cadáver... desaparece igual que apareció.

Y así sigue una “hidra de siete cabezas” y luego una “arpía” a la que derrota ya en las cercanías del acantonamiento de Aicul.
El guerrero victorioso, avanza en busca de la hechicera.

Irrumpe en su caballo de guerra buscando con la vista a la temible hechicera.
Ve a Aicul.
Envaina su espada y se apea del caballo. Camina hacia ella.

– Dime, ¿has visto a la hechicera? ¿Quién eres tú?

Aicul acomoda su cabellera con un gesto de su cabeza, alza su rostro desafiante y responde – Me llamo Aicul yo soy a quien buscas.

Draffud frunce el seño. La mira ladeando la cabeza con incredulidad y desconfianza – ¡Si eres la hechicera te mataré!

Se abalanza sobre ella. Aicul lucha valientemente contra el guerrero pero sus fuerzas pronto la abandonan.
Ruedan por la hierba.
Queda a merced del guerrero. Él encima de ella puñal en mano sobre el delicado cuello.

Draffud ve el collar de oro que ella trae – ¡Era cierto! Tú, bruja endemoniada mataste al Archidruida.
- Yo no lo maté – Se defiende Aicul.
- Dime...¿Por qué traes el collar de oro “Awmaitgynn” (en celta se pronuncia Aoomairrunn)?
Solo los Archidruidas lo llevan.

- Era de mi padre... ellos lo mataron para heredar su poder.
– ¿Quieres decirme que quien me envió a matarte es el asesino de tu padre?
– No se quien te envió pero sería lo más lógico... soy un cabo suelto.

El guerrero duda.
Ve el pecho de Aicul subir y bajar con la respiración agitada por el desigual combate.

- ¿Podrías dejar de hacer eso? - Pregunta Draffud
-¿Y que es lo que hago si me tienes sometida?
– Respirar... no respires.

Aicul agobiada deja caer los brazos que tenía sobre las espaldas del guerrero y pone de lado la cabeza - ¡No puedo creer que me pidas eso!
Draffud se da cuenta que en su mano ella tiene también una daga – ¿Tú tenias todo el tiempo esa daga en mi espada?
– Por supuesto.
– Pudiste matarme.
- ¡Si!
– Eres más peligrosa que las otras criaturas a las que me enfrenté.
– Si vamos a seguir platicando... ¿podrías quitarte de encima de mí?
- ¡Ni sueñes! ... no quiero.
- ¿Por qué no?
– No sé... me gusta estar aquí.
- ¡No puedo creerlo, esto es absurdo! – Dice suspirando resignada.

Al suspirar se levantan sus pechos y se entreabre su camisola de suave cuero marrón.

- ¡No suspires! – Ordena Draffud.

Una suave brisa lleva al olfato del guerrero la fragancia de la delicada piel de Aicul.
Huele a lavandas, lilas, jazmines... margaritas.

Draffud clava su puñal en el árbol que está detrás de la cabeza de Aicul y la observa ... apasionado.

- ¿Qué?... ¿Qué me estas viendo?.. ¡No me veas! – Dice asustada.

- ¡Increíble! ¿Ahora tú me das órdenes?

Draffud la besa.

Ella se resiste (pero no usa la daga). Él la sigue besando y ella suelta su puñal... se abraza de él.
Ambos se prodigan caricias uno al otro y no paran de besarse.
Él acaricia sus piernas y su sexo.
Ella su nuca, sus cabellos.
Arden en deseos. Él aprieta su sexo contra el de ella que gime y se aferra a sus espaldas.
Él mira esos senos que suben y bajan con cada respiración y con sus manos raja la camisola.
Atrapa uno por vez en su boca... acaricia el otro.
Él levanta las escasas faldas de Aicul y sin dejar de besarla, la penetra... lentamente.
Ella susurra a los oídos del guerrero sus gemidos y acaricia sus cabellos.
Él la arremete con sus caderas... ella con las suyas hasta que ambos desesperados parecieran devorarse.
Después de un buen rato él todavía yace encima de ella.
La acaricia, besa su naricita, sus labios... sus senos.
Ella se deja mimar.

Después de un largo lapso de tiempo él se levanta y muy románticamente exclama - ¡Tengo hambre!
Sin esperar respuesta se encamina hacia el inmenso caldero negro que hierve y hierve.
Toma un cucharón y bebe un poco.
– Esta sopa esta bien condimentada... cocinas como los dioses.
– ¡No bebas eso! – Aconseja la hechicera.

Draffud con aire desafiante toma un cucharón aun más lleno que el anterior y se lo bebe “todo” sin dejar de verla a los ojos – ¡Rica tu sopa! - Exclama arrogante.

Llena otra vez el cucharón... mirada desafiante - ¡Glu... glu...glu...!
– Eso no es sopa, tengo allí hirviendo mis “calzones” de toda la semana. – Dice la hechicera sonriendo.

Draffud atomizando en el aire el contenido de su “sopa”- ¡RECONTRA MALDICIÓN! Eres la más detestable bruja que conozco.

Se va detrás de un árbol dando arcadas.
¡Uuuuuaaaaacccccc!.... ¡Te odio!
¡Cof...cof...! ¡Bruja cretina...!

Ella ríe y ríe sin parar...

Capítulo – 4 “La maldición de viceversa”

Comienza la tortura para Draffud que no logra entender a Aicul.
El ignora que sobre ella pesa una maldición de los dioses que la hace DECIR TODO LO CONTRARIO A LO QUE ESCRIBE (cuando se trata de amor)... por ello ésta maldición se llama “viceversa”.

Aicul duerme al abrigo de los brazos de Draffud.
Ya amaneció así que el guerrero deja a la hechicera dormida y se interna en el bosque en busca de casería.

Vuelve bastante antes del mediodía.
Aicul se está bañando en el estanque.
Draffud viene contento por haber capturado una buena presa y va a mostrársela a la hechicera.
Mas cuando la ve no puede hablar... es tan bella.

Observa ese ritual que realiza bajo la cascada... luego sale y se sienta sobre una roca para secarse.
Una vez seca toma una vasija y deja caer sobre sus manos solo un poco.
Se unta desde el cuello hasta las piernas.
Toma las puntas de sus cabellos y las frota con aquel líquido
de la vasija.
El guerrero nota que su olfato ya conoce ese perfume.
Ella no ha notado su presencia.

Draffud se retira con intenciones de limpiar y asar la presa.
Encuentra los leños apagados y el caldero encima.
Va a la gruta en busca de algo con qué encender el fuego.
Encuentra un papiro con un escrito...
“Apenas ayer conocí al guerrero más recio y valiente que haya visto jamás. Algo “arrogante” pero aceptable.
Sé que lo amo y lo amaré por siempre...”.
Draffud deja el papiro donde lo encontró y va donde Aicul a besarla.

Al acercarse ella de inmediato se pone su túnica y lo recibe con una sonrisa - ¿Dónde andabas?
– Fui a buscar nuestro almuerzo – Responde el guerrero.
-¿almuerzo?
– Sí, almuerzo. Al mediodía se come el almuerzo...¿no?
– Yo hago ayuno. Como una sola vez al día. Al anochecer.
- ¡Maravilloso! Como quieras... yo comeré.
Luego de eviscerar al cervatillo - ¿Con qué enciendes el fuego?

Ella unta un poco de grasa en los leños, luego le echa un polvo y con dos piedras produce una chispa. Hay un fogonazo, un olor fuerte y... fuego.

Él hace una carne asada deliciosa que unta con las especias y el vino que le diera Aicul.

Come cortando la carne desde el palo donde trinchó la presa.
Ella lo mira... huele...traga saliva.

Conversan...
- ¿Sabes que te amo... cierto? – Dice Draffud
- Yo no.
- ¿Cómo?
- Que yo no te amo... ya te lo dije.
- ¿Por qué escribiste que me amas? – Interroga frunciendo el ceño.
- No lo escribí para ti.
- ¿Tú no recibiste algún golpe en la cabeza? Dime... ¿Quién estuvo ayer contigo y te hizo el amor?
– Tú ... ¿quién más?

El guerrero se pasa la mano por la cara pensando, luego pregunta – ¿Acaso te estás burlando de mí?
- ¿Por qué no te obsesionas con otra? – Dice con total desparpajo.
– Pero si yo no estoy obsesionado contigo... yo te amo.
- Quiero que me digas dónde está la “otra” con la cual obsesionarme.
– En este bosque estamos solos. Responde ella.
- ¡Mhmmmm! Definitivamente uno de nosotros tiene un problema de comunicación. Dime... ¿Quién es el guerrero “arrogante” con quien hiciste el amor anoche y al que le dijiste “te quiero”?
– Eres tú... por supuesto que te quiero.

Esto puede decirlo porque no escribió nada que dijera “te quiero”. En el papiro que encontró Draffud escrito por Aicul dice “... lo amo...” Por lo tanto siempre que quiera decirle que lo ama dirá lo contrario a lo que escribió.

– Pero entonces me amas – Pregunta el cada vez más confundido Draffud.
- No. Nunca te amé.
Se desdice de lo que escribió... “lo amo”

- ¡Pobrecita debe ser tanto vivir sola en este bosque maldito...!
- ¿Qué quieres decir con eso?
– Nada...nada... tranquila.

Draffud piensa que ella “desvaría” porque ni siquiera sospecha que sobre ella pesa aquella maldición llamada “viceversa”.

La toma entre sus brazos y la mece.
La besa en la frente.
Y Bueno... en los labios.
A un beso le sigue otro... y otro...
Se abrazan, se besan, se miran a los ojos. Ella cierra sus ojos y vuelven a besarse con más pasión a cada instante.

Aicul apartándose de los brazos del guerrero - ¡Basta!... no sigas por favor.
– ¿Por qué?
– Las Archidruidas solo podemos hacer el amor tres veces en nuestras vidas y solo para reproducir.
- ¿Pero qué maldita estupidez es esa?
- Eso está regido por las reglas de Avalón.
– Debería regirse más bien por tus reglas (menstruaciones).
Aicul estalla en risas – Eres lo bruto... Avalón no es una mujer es un lugar.
De allí salen todas las Archidruidas. Allí se establecen las reglas por las cuales nos regimos.
– Como sea... yo no podré aguantarme.
Aicul con los brazos cruzados y negando con la cabeza - ¿Sabes?... Tú eres un salvaje que apenas sabe hablar.

Fue un comentario sin ánimo de ofender. Ella lo dijo con una sonrisa pero Draffud lo interpretó
como un insulto.

– ¡Soy un guerrero! Y...

Se interrumpe a sí mismo y muy triste dice – Tienes razón... Soy un salvaje y para hablar no puedo hacerlo por mí mismo, siempre tengo que oír primero lo que me dice el corazón.

Se da media vuelta. Recoge sus armas y busca su corcel.

- ¿Qué estas haciendo? – Pregunta Aicul al ver que está recogiendo todo.

Draffud monta de un salto. Mira a Aicul como para retener su bella imagen en su memoria y se aleja.

Ella corre y se abraza de su pierna – No quise decir eso... no te vayas.

Cruzan miradas.
- ¿Podríamos hablar? – Pregunta con una mirada suplicante y arrepentida.
- ¿Quieres hablar conmigo... con un “salvaje”?
– Es que soy un desastre para estas cosas... ¡Perdóname, por favor!

Él espolea su cabalgadura y se aleja.

Ella juega su última carta y le grita – ¡Te quiero!

Puede decir eso porque no es lo que escribió en el papiro.Ella había escrito “...lo amo...”
Si escribió “te amo” o “lo amo” al hablar dice lo contrario.. “no te amo” o “no lo amo”.
Pero como no escribió “te quiero” eso puede decirlo y no cae en viceversa.
Ella niega con naturalidad porque “no advierte” la negación, es parte de la maldición.

El guerrero y su cabalgadura desaparecen entre la espesura del bosque.

Aicul se queda meneando la cabeza en gesto de no, lleva sus manos a la cara y rompe en llanto. Reacciona, levanta la mano y grita: ¡¡¡NO TE VAYAAAAAAAAAAAAS NO TE AMOOOOOOOOO!!!
Draffud detiene su cabalgadura, la mira... y se va.

Capítulo 5: “Dos lunas”

Apesadumbrada Aicul se apresta a continuar con su solitaria vida.
Realiza cada una de sus rutinas diarias sollozando y secando sus lágrimas.

Se agrega tareas extras para distraer su tiempo y no pensar.
Va al manantial a ver si puede “verlo”.
Realiza su ritual y del manantial comienza a salir aquella bruma antes de aparecer la imagen.
Ella puede ver lo que su lechuza ve.

Su lechuza no está tras el guerrero, permanece allí mismo ya que todavía la hechicera no la envió.

De pronto en la imagen aparecen cuatro guerreros que acechan algo o “alguien”.

Aicul se inquieta.
Observa que uno de los guerreros saca un puñal y se acerca sigilosamente a “alguien” pero no alcanza a ver quien es al que va a atacar.
¡Ssssssssuhoc! Una saeta dio en el blanco. El asechante cae abatido.

La hechicera se lleva el puño al corazón. Sigue viendo con el ceño fruncido.
Los restantes tres guerreros comienzan a atisbar. Procuran localizar al que mató a su compañero.
Se dividen para encontrarlo.
De pronto ve la imagen de Draffud saltando desde un árbol y se traba en combate con uno de ellos.

La pelea dura poco. Termina cuando Draffud pasa su espada por el cuello del adversario.

Pero el ruido atrae a los otros dos y ahora sí la cosa está difícil.
Draffud los enfrenta valientemente a ambos y cruzan armas con furia.
La batalla se encarniza... el tiempo está en contra de Draffud.
Recibe una herida en el muslo izquierdo.
Eso da ánimos a sus enemigos que atacan con más furia.

De pronto se separan y dejan a Draffud en medio.

Aicul que está viendo a Draffud herido se angustia sin saber que hacer.

Empiezan a caminar en derredor de él. Quieren ponerse uno de frente y otro detrás. Sincronizan sus movimientos.

Draffud en medio gira a su vez atento y tenso... renguea de su pierna y sangra por distintas partes por cortes de espada.

El cansancio y el sangramiento son sus enemigos. La pierna herida comienza a entumecerse.
Sus desplazamientos son torpes.
Bañado en sudor y sangre espera el ataque.

Los guerreros atacan al unísono, sus espadas por sobre sus cabezas para dar fuerza al golpe.
Draffud pone una rodilla en tierra levanta su espada horizontal por sobre su cabeza bloqueando el golpe de ambas espadas. Entierra su puñal en el estómago del que está al frente.
Rueda hacia la espesura del bosque. El otro guerrero va en su persecución.

Aicul ve a Draffud demasiado sangrado. Menea la cabeza y las lágrimas inundan sus ojos.
Adivina la lucha por los movimientos de los arbustos.
Luego todo es calma.
La hechicera se inquieta y espera impaciente. Quiere ver quien ganó pero la espera se hace tensa.
Sus lágrimas ruedan por sus mejillas pero valientemente se prepara para lo peor... Acomoda su cabellera con un gesto de la cabeza. Seca sus lágrimas.

Una voz - ¿Puedes darme agua?

Aicul reconoce la voz gira y ve a Draffud que está enfundando su espada en la espalda.

Ella corre a sus brazos.
Él la recibe en un abrazo.
Se miran a los ojos. Él seca las lágrimas que todavía habitan los ojos de Aicul.
Besa el rostro de ella aquí y allá.
Ella sonríe feliz y pregunta – Te vi muy enojado cuando te fuiste... ¿Por qué volviste?
Draffud – No estaba disgustado. Me di cuenta de la presencia de esos cuatro guerreros y simulé irme para ver sus intenciones.

Aicul – Sí. Yo vi a uno que acechaba a alguien con un puñal.

Draffud - ¿No sabes a quién quería matar?

Aicul – ¡No!... no pude ver.

Draffud - Mira donde está ese guerrero al que liquidé con una flecha.

Aicul mira hacia donde señala Draffud y ve detrás del caldero al guerrero muerto.

Se lleva la mano al corazón - ¿Entonces el combate fue aquí mismo... en mi campamento?

Draffud con Aicul todavía entre sus brazos– Te querían matar a ti.
Seguro los enviaron por si yo fracasaba.

Aicul - ¿Entonces nunca pensaste dejarme?

Draffud – Bueno... en realidad sí.

Aicul – Estas mintiendo, yo sé que me amas... Mira te tengo aquí, como un pajarito comiendo de mi mano.

Draffud – ¡Ah! Como un pajarito... pero los pajaritos después que comen “vuelan”.

Mira su carita desilusionada y dice - ¡No es cierto! En realidad si me iba ellos antes de matarte habrían hecho de las suyas contigo.
Yo combatiría a mil ejércitos si fuera necesario porque tú eres mía.

Ella lo mira, se cuelga de su cuello y con una sonrisa lo besa.

¡CRASO ERROR el de Aicul!

El guerrero siente los tiernos labios y el perfume hechizante de ella.
Estruja el delgado cuerpo de la hechicera en un abrazo asfixiante y un beso intenso... muy intenso.

La levanta en sus brazos sin dejar de besarla y la lleva hasta la grama con flores donde con suavidad deja reposar su cuerpo.

Ella - ¡Mhm!... ¡Ay!... ¡Mhmm!
- Mis vo..t..os.
- ¡Sal..va...je!... ¡Mhmmm!... ¡No!...¡Ayyyyy!

Anochece... ella sobre las margaritas.
Mil luciérnagas danzan formando un “enjambre de estrellas” en ese bosque “encantado”.

Ella jadeante susurra al oído del guerrero – Ya no puedo sostener mis votos... no puedo.

Se abren las nubes y aparecen “dos lunas”, una en el cielo... la otra en el manantial.

Ella con pasión responde a las caricias y se deja invadir... profundo cuanto se puede.
Él rasga la camisola de la hechicera y besa sus senos.
Ella cierra sus ojos, gime y se abraza a su espalda con una mano, con la otra acaricia sus cabellos.
Sus pechos se levantan y bajan acompañando la agitada respiración.
Él atrapa casi todo su seno en la boca.
Ella suspira profundamente... se besan devorándose uno al otro.

Al rato, aún jadeantes ella sigue abrazada de él y se prodigan besos en el rostro...
Ella, un poco después – Ya puedes quitarte de encima de mí.
– No quiero... me gusta estar aquí, ¿algún problema?
- ¡Abracadabraaaaaaaaa...!
-¡No! Tranquila ya salgo.

Capítulo - 6 “La maldición de “viceversa”... terminó”

– Buenos días “mi amor”. – Saluda Aicul.
- ¿Cómo?
- Buenos días “mi amor”. – Repite la hechicera.
– Pero... ¿Qué paso con la maldición “viceversa”?
– ¡Es cierto! No debería poder decir “mi amor” porque eso lo escribí en aquel papiro.
- ¿Dónde están los escritos sobre esa maldición? – Pregunta el guerrero.
– Hay unos viejos escritos en aquel arcón.

Draffud los trae y comienza a leer – Esto es “persa”. A ver...

Encuentra el hechizo y la manera de contrarrestarlo.
– Aquí dice como se revierte.
- Yo lo leí hace muchísimo tiempo. Pensé que era un imposible y ahí lo dejé junto con mis esperanzas.
– Aquí dice: “Se desvanecerá el hechizo de “viceversa” Cuando el “ungido” una su sangre a la de ella la noche de dos lunas...”
– Es un imposible porque no hay dos lunas.
- ¿Qué no hay dos lunas?... si yo ya he visto como cuatro.
- ¿Pero dónde has visto cuatro lunas?... esos son cuentos tuyos.
– Si te digo que ya hay cuatro es que hay cuatro... y más bien son cuentos tuyos.
– ¡Jolínes!...Me estás “liando”... hay una sola Luna.
Draffud la atrapa y la besa – Me encanta cuando dices “jolines” y también cuando dices que te estoy “liando”. Como aquella vez de la “X” y “Z” del cierre de la caja.
– Siguiendo con el tema, ayer había dos lunas.

Aicul en brazos de Draffud le pone la palma de la mano en la frente – Pareces “normal”.
– No estoy enfermo, ayer había dos lunas, una en el cielo y la otra en el manantial.
– ¡¡¡Eso es verdad!!! Pero no unimos nuestra sangre. – Alega la hechicera.
– Sí la unimos.

Aicul vuelve a poner la palma de su mano en la frente de Draffud.

– Mira, la primera vez que te hice el amor sangraste pero yo no.
Ayer yo estaba ensangrentado después del combate y tu virginidad sangró otro poco... así unimos nuestra sangre y sí había dos lunas.

– Entonces estoy “libre”. Ya no tengo la maldición de “viceversa”.
– Bueno... no estoy tan seguro.

Ella, sentada en las rodillas de Draffud tiene un brazo rodeando el cuello y lo mira a los ojos... luego a su boca.
Le da un beso corto sobre los labios y le dice – Peleaste con un Cíclope, luego con una Hidra de Siete Cabezas, después con una Arpía... me hiciste el amor.
Peleaste con cuatro guerreros... me hiciste el amor.
Acabaste con la maldición...

Jugando con los vellos del pecho de Draffud - ¿Sabes algo?

Ya no cabe más emoción en el pecho del guerrero cuando dice - Dime... dime...
– Tu caballo huele mejor que tú... ¿podrías darte un baño?
Draffud mientras camina hacia el estanque - ¡Maravilloso! ¡ah... el amor... el amor!

– Báñate en el arroyo o jamás volveré a ver nada en el manantial.
Draffud girando cuarenta y cinco grados a la derecha – Si mi amor...

Varias semanas después.

Ella camina hacia su cascada donde se asea... él la mira de atrás y piensa... “¿Por qué moverá así sus caderas al caminar, por qué es tan femenina, por qué tan sensual, por qué siempre la quiero besar?”

La observa desnuda bajo la cascada.

Nota “algo” diferente... ¡Mhmmmmm!

Draffud le grita desde la orilla – Será mejor que vuelvas a hacer ayuno.
– ¿Por qué?
– Engordaste mucho.
- Comeré más que antes. – Responde Aicul con una sonrisa.
– ¡Claro!... como ya nos casamos... – Refunfuña Draffud.

Ella no responde. Se sienta en la roca a secarse y luego se frota el perfume.

Luego de su rutina de aseo pasa perfumada por delante de él, le regala una sonrisa y sigue.
Él la ve pasar... – ¿Por qué caminas como un “patito”?
Ella se sienta en un tronco a orillas del estanque, inclina la cabeza de lado y comienza a peinar su cabello.

Él se le acerca. Le saca el cepillo y comienza a peinarla.
- ¡Mi amor! Tú te traes algo... dime que es. – Dice Draffud meditativo.
- No estoy segura así que no diré nada. Debemos esperar.
– ¿No estas segura de qué?
– No te quiero decir nada todavía.

Él toma el rostro de Aicul entre sus manos y escudriña sus ojos- Dime que te sucede “patito”.
- Si tú me pides que baje la Luna al campamento yo te la traigo.
Aicul le da un beso y sonriendo pregunta – ¿Y cómo harías eso?
– ¿Ves aquella montaña?... Cuando la Luna comience a asomar yo le brincaré desde la cima, haré que caiga y luego la traeré hasta aquí caminando sobre ella al revés.
Aicul sonríe, menea la cabeza mirándolo y dice – Tú si eres capaz de traerme la Luna.
– También puedo traerte una “estrella”.
- ¡NO!... ¡Muchas gracias!... ¡Ni se te ocurra!

Capítulo - 7 El “secreto” bajo el ombligo de Aicul”

Dos semanas más tarde.
Draffud se despierta con el olor a los panecillos en forma de tortilla que Aicul cocina sobre una piedra al fuego.
Se acerca al lado de ella que está en cuclillas.
Aicul voltea y sonriendo le dice - ¡Buenos días, guerrero dormilón!

- ¡Ah... que bien huele eso! – Comenta el guerrero.

Con una mano la ayuda a ponerse de pié y la rodea con sus brazos mientras contempla embelesado su bello rostro y con su mano derecha le acomoda los largos y rubios cabellos.
Ella lo mira con ternura...
Él besa su nariz... después sus labios y le dice - ¡Te amo tanto... tanto!
La abraza fuerte... muy fuerte y están así un rato largo.
– Tengo un fruto en mi vientre. – Ella susurra en su oído.
- Yo todavía no comí nada. – Responde Draffud
- Para bruto... tú.
- ¿QUÉ? ... ¿CO... CO...CÓMO? ... ¿Qué dije?
Ella le toma la mano y la lleva a su vientre - Ese fruto está creciendo dentro de mí...
- ¡Ay Dios, mío espero que no sea de un árbol grande!

Se aparta y mira el vientre de ella que ya se empieza a notar.

- Te dije que no te comieras las semillas de calabaza tostadas.
- ¡JOLINES! calabaza tienes por cabeza...Te estoy diciendo que estoy esperando un bebé, nuestro bebé.

Draffud se queda petrificado. Su bruto corazón comienza a palpitar fuerte... muy fuerte.
Dirige la mirada a sus ojos sin decir palabra... quiere decirle lo que siente pero no puede. Se arrodilla y abrazado de su cintura besa su vientre.
Se para y la besa con ternura – Desde hoy serás mi “consentida”. Con razón te ves tan preciosa, tan bonita.

La lleva hasta una roca a orillas del estanque, la sienta y le pide que lo espere.

Al rato vuelve con una mano en la espalda y le dice - ¿A que no adivinas qué “flor” te traje?
Ella pone los ojos para arriba y hacia la derecha como pensando - ¡Una rosa!
- ¡No!.. no es una rosa.
- ¡Un jazmín! – Dice sonriendo con picardía.
– ¡Tampoco, no es un jazmín. Te daré una ayuda... empieza con “m”... sigue con “a”...
- ¡Lo tengo... lo tengo... es una “MARGARITA”! – Exclama eufórica.
- ¡No señora ... es una MAGNOLIA!

Le pone la magnolia en el pelo y la observa. Luego dice – Entre esa flor y tú, yo sé cuál de las dos es más bonita.
- ¿Quién? – Pregunta ella, con el sol amanecido en el rostro
- Te doy una ayuda... Empieza con “m”.

La carita de ella se vuelve triste...

- ¡¡¡MI PATICO es la más bonita!!!

Al escuchar estas palabras la sonrisa vuelve al instalarse en su carita.

De pronto él se pone serio y le dice - ¡Oye!, si es varón lo llamaremos “Draffud”.
- ¿Y si es mujer?
– En ese caso la llamaremos ... “Draffuda”. ¡Lo justo es lo justo...!
Mentira... si es niña, en honor a “viceversa”, la llamaremos con tu nombre al “reves”.

- ¡Qué buena idea! Entonces se llamará...
- ¡Shssssssssss! Dime en el oído.

Ella le dice ese nombre al oído.

- ¡Ah! Tú quieres que ese nombre luzca como... pero no, no es inversión de letras sino de sílabas por tanto el nombre será... “Culai”. ¿Cómo te quedó el ojo?

Ella se encoge de hombros y se queda así... mirando a la nada. Se muerde los labios tratando de esconder la risa.

- Aunque dicho así en verdad “Culai” suena como a ... Bueno, sabes a qué me refiero. Mejor le ponemos ese que me dijiste al oído.

Ella sonríe satisfecha y de pronto frunce el ceño.

- ¡Ay! ¿No te huele a quemado?

- ¡¡¡LOS PANECILLOS!!! – Exclaman al mismo tiempo.

Capítulo 8 - Otra vez... “jota” y “ele”

Draffud con ahínco tallaba lo que sería la cuna de su futuro hijo cuando llega Aicul.
Él la ve llegar y en la cara de ella ve cierta tristeza.

Aicul abraza al guerrero y acariciando sus cabellos le dice – Todo fue una broma, no estoy embarazada.
- ¿Qué... cómo que era una broma?
- Solo era una broma... ¡lo siento!

El guerrero deja caer de sus manos la cunita y baja la cabeza... es la viva imagen de un derrumbe.
Alza la vista y encuentra la mirada de ella.
Parece que la hechicera adivina lo que está sucediendo en el interior de Draffud.
Está leyendo sus pensamientos. De ella comienzan a brotar silenciosas lágrimas... - No lo tomes así. ¡Por favor!

– Ayer apareció la quinta luna y quiero preguntarte si tú quieres que me quede en tu bosque o me vaya. – Inquiere Draffud.
Detrás de aquella colina están enterrados los cuatro guerreros con los que peleé.
Sé que con tus hechizos a cualquiera de ellos podrías resucitar fácilmente.
En cada tumba encontrarás una letra... “F”; “K”; “M”; “L”. Ninguno de ellos te ama, solo te desean.
Yo pensé que tú me amabas... pero soy tan arrogante.
Es posible que por ser un engreído haya pensado lo que no es. Es posible que “vea cosas donde no las hay”.

Ruedan lágrimas por los ojos de Aicul cuando dice – Tú eres mi sueño... ¿Cuántas veces tengo que decirlo?

– Pero... es que tú eres “viceversa” y me confundes.

Recoge todas sus armas. Prepara su caballo. Se monta. El caballo “caracolea” pero él gira su cabeza buscando siempre la mirada de Aicul.
Draffud saca el puñal y le dice – Sigue con tu mirada el “viaje” del puñal. - Lo lanza contra un árbol y agrega - Ve donde se clavó.

Aicul va hacia el árbol; hay algo tallado.

– Hay una “jota” y una “ele”... sé lo que significa. – Dice la hechicera.

– Tú no sabes nada. En mi espada tiene un significado en el árbol... otro.
Si te alejas dos pasos verás que las letras están encerradas por un corazón...

– ¿Pero qué significan entonces? – Pregunta ella volviendo la mirada hacia el guerrero.

– La “jota” ya sabes... la “ele” es la mujer que amo.

- ¿”L”? – Pregunta Aicul.

– Tú eres “viceversa”... ¿Correcto?
Invierte tu nombre, letra por letra... esa es la mujer que amo.

Clava los talones en el brioso corcel y se aleja.

Capitulo 9. “Los Nómadas”

Después de seis días de andar, muy lejos del bosque de Németon, Draffud ve a lo lejos un campamento iluminado por varias fogatas. Todavía hay luz del crepúsculo.
Se acerca con su caballo al paso. Se detiene y comprueba si su espada sale fácil de su vaina, luego repasa sus otras armas y la lanza Gae Bulga. Conforme, entra al campamento.

Avanza y mira a hombres y mujeres que también lo observan. Alguien reconoce la Gae Bulga y se esparce rápidamente la llegada del guerrero que la porta.
De la carpa más grande sale un grupo de hombres que parecen esperar a que llegue hasta ellos.
Al aproximarse, el más anciano levanta su mano y dice ... - ¡Seas bienvenido extranjero!
Draffud se apea del caballo y saluda a los presentes - ¡Gracias por la bienvenida... soy Draffud!
Alguien se hace cargo de su caballo.

El anciano invita a Draffud a aproximarse a una fogata donde se asan varios jabalís. Todos toman asiento en torno a una mesa. Draffud espera a que todos se hayan sentado. El anciano, ubicado en la cabecera, le señala el asiento a su izquierda.
A la derecha del anciano hay otro guerrero que lo observa con cierta desconfianza. Escudriña los ojos de Draffud.
Draffud con un vistazo rápido hace un pequeño inventario de las armas que lleva.
La conversación, que es moderada por el anciano, se centra en indagar de dónde viene, a qué se dedica, de dónde es oriundo, por qué porta la legendaria lanza y quién se la dio, etc.
Draffud da una explicación y el anciano responde – Entonces eres el “ungido”.
Draffud responde – Digamos que sí.
El anciano sabe que ese caballo blanco inmaculado solo lo tienen los druidas. Confirma la historia que acaba de escuchar.

El guerrero a la derecha del anciano se ve nervioso. Sabe que el “ungido” no es cualquier guerrero. Pasó por muchas experiencias donde su temple, su coraje y valentía fue puesto a prueba como también su habilidad en el combate.

Draffud en la conversación evita mencionar el bosque de Németon. Siente que así protege a su amada Aicul de extraños.

Luego de comer y beber varias mujeres comienzan a danzar al son de pequeños tambores o timbales.
Mueven sus caderas al compás y se desplazan con mucha gracia en sus movimientos. Todas lucen cabelleras negras y largas.
Una de ellas llega bailando hasta donde está sentado Draffud y parece querer seducirlo con su baile.
El guerrero a la derecha del anciano no parece complacido.
La bailarina quiebra su cintura y arquea la espalda hasta llegar a colocar su cara muy cerca de la de Draffud y le regala una mirada persistente.
Luego levanta su talle y continúa danzando hacia la posición del otro guerrero y repite esa rutina ... solo que ella mira todo el tiempo a Draffud.
Pasa una velada agradable pero como está cansado del viaje se disculpa y se retira.

Como “buen celta” busca un roble (árbol sagrado) o un olmo para descansar. También lleva su caballo.

Se acuesta, mira el cielo estrellado pero sin Luna... no es lo mismo.
¡Hey! ... allí va una estrella fugaz. Le pediré un deseo... Cierra los ojos y pide su deseo.

Advierte la presencia de alguien que se acerca en la oscuridad pero su andar es despreocupado, no sigiloso.
Su silueta contra la luz de las fogatas es de mujer.

El guerrero piensa... ¿Tan rápido se me cumplió el deseo?
- ¿Eres tú “Patito”?
– Soy Tamara...
Llega hasta él y se sienta a su lado para conversar.

- ¿Esperabas a alguien?... dijiste un nombre.
- ¡No!... realmente no.
– ¡Qué noche tan hermosa y fresca!... ¿No crees? – Dice ella mirando las estrellas.
- ¡Sí!... muy fresca.
- Tú no hablas mucho... ¿Te sucede algo?
– Bueno... es que... bueno yo... estoy cansado.
- ¿Me estas diciendo que me vaya?
– Pues sí... digo no... no.
- ¿Eres tímido? – Pregunta Tamara con una sonrisa.
– Supieras que no.
Comienza un juego de seducción... se acuesta a su lado y suspira.

- ¿Te gusta contar estrellas? – Interroga ella.
- ¡No!
- ¿Entonces por qué ves tanto el cielo?
– Espero la Luna.
Ella se apoya en su codo izquierdo y su mano derecha acomoda los cabellos de Draffud para luego bajarla hasta el pecho.
El vestido de Tamara deja ver el hombro del brazo donde está apoyada. De su escote asoman sus senos... se desprende el primer botón.
– ¡Cierra los ojos guerrero!
Draffud cierra los ojos... ella se pone de pie y se quita la prenda superior de su vestido. Comienza a danzar para él.
Su silueta contra las lejanas fogatas no dejan ver detalle en esa oscuridad ... pero ella sigue danzando.
Él un rato después - ¡Zzzzzzzzzzzz!
- ¿Te dormiste?... ¡Estúpido... infeliz!
Toma su prenda que había dejado caer a la hierba y va hasta donde Draffud y... soberana patada en las costillas.

Él solo se pone de costado y sigue durmiendo... está soñando con “aquella brujita”.
Aparecen imágenes alocadas en su sueño y la escucha decir cosas como... “Le aclaro señor ... que yo nunca, nunca, nuncaaa...”.
“Me olvidaba de decir también... bla... bla... bla...”
También se escucha a sí mismo decir – “Debo admitirlo, usted se ve muy bonita cuando está enojada. ¡Preciosa!”

También sueña con aquellos momentos en que se devoraban a besos y se acariciaban...
Se ve sobre Aicul en aquellos precisos momentos en que sus senos subían y bajaban al compás de su agitada respiración y aquellos besos trataban de robar el alma, uno del otro hasta que llegaba aquel instante en que ese abrazo y ese beso eran los más intensos y ambos sentían en sus vientres el alma agitando sus alas para volar una hacia la otra y ser una en aquel mágico momento...

Se escucha un fuerte relincho... Draffud despierta y lo primero que ve es la pata del caballo a la que está abrazado y besando... más enamorado que nunca.

Capítulo 10 – “Los Vándalos”

Apenas despunta el alba Draffud se despierta y llega al arroyo donde comienza a asearse.
Allí está aquel guerrero que lo mira con desconfianza. Draffud lo ignora.
Termina de asearse, monta en su caballo y va a buscar caza para devolver a sus anfitriones la atención recibida.
Llega la bailarina y se dirige directamente a Draffud que está por partir.

- ¿Te vas?
– Iré a cazar algo para compartir con ustedes que me recibieron tan bien.
- ¿Entonces volverás? – Pregunta ansiosa la bailarina.
– ¡Sí!
Cerca, también aseándose, está aquel guerrero con quien cruzara miradas de desconfianza.
Draffud inclina su torso para preguntar en voz baja... - ¿Cómo se llama tu amigo?
- Él es Teekam.

En ese momento el guerrero mira a Draffud.
A las claras se nota que no le gusta que Tamara se muestre interesada en Draffud.
Luego mira a la mujer como reprochándole. No dice nada y vuelve al campamento.
Ya el sol está alto cuando Draffud ha cazado un jabalí y comienza el regreso.
Está todavía un poco distante cuando ve elevarse una columna de humo que viene del campamento y algo como un murmullo.
Instintivamente clava los talones en “Kolker” (así se llama su caballo) y rápidamente va acortando distancias.
A medida que se acerca el murmullo se va definiendo como gritos. Son gritos de mujeres asustadas y gritos de hombres en combate.
Draffud se detiene en la colina desde donde observa el campamento.
Ve hombres a caballo atacando ferozmente e incendiando las carpas. Otros salen a enfrentarlos a pié. Las mujeres corren abrazadas de sus niños... caos por doquier.

Draffud comienza a bajar la colina. A cierta distancia comienza a disparar sus flechas y jinetes caen de sus cabalgaduras.
Ya cerca desenvaina su espada y se cruza al paso de los jinetes que van en un sentido y en otro, desbastando todo a su paso.
Kolker “caracolea” y Draffud asesta golpes mortales a los jinetes que pasan a su lado.
Teekam alcanza a ver a Draffud que está peleando en desigualdad numérica... como todos.
De pronto Teekam ve a Draffud en vertiginosa carrera hacia él. Ve que saca el arco y una flecha vuela hacia el blanco. Detrás de él cae un vándalo... le salvó la vida.
El guerrero se queda un segundo pensativo pero la batalla lo llama a la realidad.
Cada uno por su lado hace estragos entre los vándalos.
Draffud ve a un joven de unos diecinueve años queriendo hacer frente a los jinetes que lo atropellan y hacen rodar.
Otra vez las poderosas patas de Kolker inician veloz carrera y otra vez una ... dos... tres saetas silban en el aire. Ruedan tres jinetes que no verán otro amanecer.
– Toma mi arco y flechas, ocúltate y dispara contra los jinetes. - Draffud le grita al joven
Otra vez Teekam en aprietos... valientemente se enfrenta a tres a la vez.
Está a unos sesenta metros.
Kolker “caracolea” nervioso.
Draffud clava los talones a su cabalgadura. Las poderosas patas del caballo dejan una nube de polvo tras de sí.
Draffud se prepara ... la Gae Bulga va en el aire... hacia un blanco múltiple.
Los tres vándalos que atacaban a Teekam son atravesados por su costillar izquierdo y quedan unidos por la lanza... ya no verán el sol de mañana.
Draffud se apea de su cabalgadura y se pone espalda con espalda con Teekam.
Espada en mano luchan incansablemente hasta que solo queda un muy reducido grupo de vándalos que emprende la retirada.

Ambos están jadeantes y tratan de recuperar el aliento.
Draffud sentado en un tronco con ambas manos apoyadas en la empuñadura de su espada que está apenas clavada en la tierra.
Teekam de pié con el torso inclinado y con las manos apoyadas en sus rodillas respira agitadamente.
De pronto Draffud ve que el rostro de Teekam se endurece y saca su puñal que lanza rápido como un rayo.
Draffud se agacha para esquivar ... el puñal hace blanco.
Se escucha un gemido y detrás de él cae un vándalo.
Draffud gira la cabeza rápidamente para ubicar a Teekam . Él está quieto.
Draffud mira alrededor y al no divisar enemigos envaina su espada y camina hacia Teekam... le tiende su mano.
Teekam sonríe y asiente con la cabeza, le da la mano y luego un abrazo.

Capítulo 11 – “De regreso ...”

Al amanecer de aquel día Draffud va como siempre a asearse al arroyo.
Se introduce hasta la mitad de su cuerpo en el agua. Coge agua con ambas manos y refresca su rostro.

Tamara desde la orilla lo saluda efusivamente. Él la mira, le sonríe. Camina hacia ella y se detiene delante de su sonrisa. Ella lo ama... lo abraza y él la mece en sus brazos... pero piensa en la brujita.
¡Si! aquella hechicera que embrujó su corazón... su alma.

Uno al lado del otro caminan recorriendo ese arroyo. Van tomados de la cintura... ella con su cabeza apoyada en el hombro de él.
¡Buuuuu!
Draffud se detiene. Suelta a Tamara. Sus ojos escudriñan el bosque. Cierra sus ojos, mueve lentamente la cabeza...
¡Buuuuuu!
El guerrero abre los ojos... un aleteo a sus espaldas.
¡Gira! el guerrero ya tiene la espada desenvainada.

Es el búho de Aicul. Se eleva al momento que deja caer a los pies de él... una margarita.
Él sigue el vuelo del ave girando sobre sí mismo. Tamara tomó la flor en sus manos.
Se la arrebata... mira la flor y mira al ave alejarse.
– Que preparen mi caballo... tengo que irme. – Pide Draffud.
- ¿Qué sucede... qué está pasando? – Pregunta Tamara sintiendo un mal presentimiento.
- “Ella” me necesita. – Dice el guerrero que empezó a caminar.
- ¿Quién es “ella”... yo te necesito?

El guerrero va por sus armas a paso de “marcha forzada”. Ella trata de mantenerse a la par casi corriendo - ¿Qué te pasa mi amor? ... ¿Quién es “ella”?
- No tengo tiempo de explicar... tengo que irme.

Trepa a lo alto de un roble donde dejó clavada la legendaria lanza Gae Bulga.
Alguien trae a Kolker listo para montar.
Él acomoda el escudo, la lanza, el arco y las flechas.
De una alforja saca los puñales y los acomoda uno en su brazo izquierdo, dos a cada lado de su cintura y dos en cada bota. La espada como siempre a su espalda con el pomo asomando por su hombro derecho.

Tamara se aferra de su espalda y llorando le dice – ¡Prométeme que volverás! ... ¡Prométemelo!
– No puedo prometer nada... ¡Adiós!
- ¿Por qué? – Pregunta interponiéndose entre él y el caballo y lo mira a los ojos
Ruedan lágrimas por sus mejillas, espera una respuesta.
– Ya tengo que irme.
– Por favor, ¡bésame!
Él la mira, ve sus ojos inundados de lágrimas.
La abraza por la cintura con el brazo izquierdo y con el derecho toma su cabellera entre sus dedos... cierra el puño atrapando los cabellos y la besa.
Ella se pone en puntas de pié y se aferra de sus espaldas, acaricia su nuca.

El beso termina... ambos se miran.
Ella extiende su mano y acaricia el rostro del guerrero... y sus labios.
Él monta de un salto y se aleja... regresa a Németon.

Recorre valles y montañas. Solo se detiene para que su caballo descanse a la medianoche... vuelve a partir con el amanecer.
Después de varios días con sus noches, frente a él, el extenso valle de Németon.
Kólker relincha.
Es medianoche. Siente una presencia detrás de él. Gira el torso... es una luna gigantesca.
Vuelve su mirada a Németon.
El guerrero sonríe - ¡Buenas noches mi amor... te extrañé!
Capítulo – 12 “La furia de Aicul”

Al amanecer el guerrero recoge sus armas y reanuda la marcha.
El bosque de Németon está a la vista.
Se adentra en los senderos. Nota que no hay pájaros, demasiado silencio. Alcanza a oír solo el agua de una cascada lejana.
Niebla que transita entre los árboles, truenos lejanos.
Kolker se nota nervioso.
¿Dónde están lo conejos, dónde las ardillas?

Escucha un retumbar. Se detiene y afina el oído... es una carga de caballería.
Un mal presentimiento se apodera de él.

Clava los talones en las costillas de su cabalgadura y el noble animal en un instante está a galope tendido sorteando árboles, saltando arbustos, arroyos y troncos caídos.
La brisa juega con las largas crines de Kolker que no se contiene ante ningún obstáculo.
Se detiene en la cima de una colina desde donde se divisa el campamento de Aicul.
La hechicera es atropellada una y otra vez por las cabalgaduras. Ella se levanta y corre. Trata de llegar a la gruta. Una y otra vez rueda.
Ella trata de correr hacia aquel lado y alguien la intercepta, quiere ir hacia el otro y lo mismo... está rodeada.

¡Sssssssssssssssssssuoc! Rueda con todo y cabalgadura un guerrero. La primer saeta llegó.
Cortan el aire una lluvia de flechas que viajan raudas cada una a su blanco.
La muerte arrastra a una docena más de guerreros.
Draffud viene a la carga espada en mano alta sobre su cabeza. Un grito de guerra sale de su garganta.

Veinte guerreros más se olvidan de Aicul y desenvainando sus espadas se lanzan a la carga contra Draffud.
Aicul mira la llegada de su amado Draffud y sonríe llevándose la mano al corazón.
Kolker sabe que hacer... es un caballo de guerra... el mejor.
Relincha y se para en dos patas, cambia de frente, protege a su jinete con su cuerpo.
La espada de Draffud relampaguea en el aire, uno, dos, tres... seis guerreros ya no verán otro amanecer.

Aicul lo ve batirse y no puede creer lo que sus ojos ven. Es la primera vez que lo ve pelear... ahora sabe por qué es el “ungido”.
Luego de la primer “pasada” los catorce guerreros restantes se reagrupan.
Conversan por unos segundos... podrán en ejecución alguna táctica de guerra contra Draffud.
Aicul ve a su amado de espaldas. Espera el nuevo ataque.

Los guerreros forman dos columnas de siete. Intentarán pasar por cada lado de Draffud.
¡Iniciaron el ataque!
El “ungido” envaina la espada ante los ojos atónitos de Aicul y los guerreros.
Kolker relincha y se levanta de manos cuando inicia la carrera al encuentro.
Draffud tiene el escudo en la mano izquierda ya están demasiado cerca... todos sueñan con ser quien mate al “ungido”.
Un rápido ademán y la Gae Bulga está en la mano derecha.
El escudo bloquea el ataque de la izquierda... la Gae Bulga atravesó a siete guerreros.
Draffud suelta la legendaria lanza de Cuchulaín y desenvaina la espada.

Aicul que está viendo todo niega con la cabeza sonriendo. No puede creer lo que ven sus ojos.
Esta vez no permite que se reagrupen, va tras ellos.
La velocidad de Kolker pronto alcanza a los últimos. Son los primeros en morir... quedan cinco.
Tras unos instantes de combate, Draffud envaina su espada.

Gira con su caballo y mira a Aicul.
Ella corre hacia él.
Draffud salta de su caballo, abre sus brazos y recibe a su amada.
Ella le dice llorando – Nunca más vuelvas a dejarme... nunca más...yo te amo... te amo... te amooooooooo.

El mira sus ojos, su rostro, atrapa sus cabellos con la mano derecha y su talle con la izquierda. Aprieta el cuerpo de Aicul contra el suyo cuando la besa intensamente.
Ella cruza sus brazos por detrás del cuello de Draffud y se besan una y otra vez.
- ¡Te quiero tanto... tanto...! - Ella susurra al oído del guerrero mientras acaricia su espalda.

¡Ssssssssssssuoc!

El rostro de Draffud se congela. Mira a la hechicera. Los músculos de la cara contraídos denotan dolor.
- ¿Qué? ¿Por qué me miras así?
Aicul no entiende que le sucede pero nota que algo caliente moja sus manos.
Mira una de sus manos que hace un instante abrazaban la espalda de Draffud... ¡SANGRE!
Draffud cae sobre sus rodillas.
Aicul ve con horror la flecha clavada - ¡Noooooooooooo... no... no... por favor no... por favor...!
Draffud levanta la cabeza mira a Aicul. Algo intenta decir pero es inaudible...

El guerrero cae con el rostro contra la tierra.
Ella en medio de llantos intenta darlo vuelta pero se da cuenta que no será posible por la flecha que está clavada a su espalda.
Acerca su oído al guerrero y escucha – Siempre te amé, te amo y te seguiré amando... eres mía... mía.
De pronto sus ojos comienzan a cerrarse ante la impotencia de Aicul - ¡Nooooooooo... no quiero que te mueras... no me dejes por favor... no vuelvas a irte... no quiero... no quierooooo!
Draffud ya no puede escucharla...

Gritos de júbilo se escuchan no muy lejos.
Aicul levanta la vista y ve unos doscientos guerreros a caballo en la cima de la colina.
Levantan sus armas y lanzan gritos de triunfos.
De la otra colina otros doscientos guerreros asoman con sus cabalgaduras y también alzan sus armas y gritan su victoria.

Aicul se pone de pie. Su rostro endurecido. De sus ojos ya no brotan lágrimas.
Camina lentamente. Sus ojos van adoptando un extraño brillo que puede notarse a la distancia como dos brasas encendidas.
Los caballos se encabritan intuyendo un peligro y algunos guerreros son arrojados de sus cabalgaduras.

La hechicera de detiene en un punto equidistante de ambos ejércitos.
Levanta sus brazos y lanza un conjuro.
De inmediato el cielo se oscurece. Pesadas nubes se agrupan y el día se hace noche.
Truenos y relámpagos van de nube en nube como pasándose la voz de ataque.
Los caballos siguen arrojando a sus jinetes y huyen despavoridos.
Aicul, inmutable va levantando lentamente sus brazos y se le escucha decir algo en una lengua que nadie entiende.
Se escucha un increíble trueno... ella señala con sus manos a las tropas que están en colinas opuestas.

Nubes negras se mueven lentamente. A lo lejos la luna se levanta entre las montañas... roja como la sangre.
Los guerreros miran los cielos aterrados, saben que esas nubes no estaban ahí y que hace nada era de día.
Comienza una copiosa lluvia y un rayo parte hacia una lanza. Al rayo le sigue el sonido del trueno.
Se escuchan gritos y relinchos. Se desbandan, todo es un caos, todos quieren huir.
Las nubes siguen moviéndose lentas, pesadas, descargando sus rayos contra espadas, escudos, cascos de guerra...

Aicul no perdona. Otra vez sus manos se elevan.
Los guerreros, desde la distancia ven aquel brillo rojo en los ojos de la hechicera.

Otra vez se escucha un conjuro y la tierra entera tiembla como en el epicentro mismo de un terremoto.
La tierra se abre primero en surcos largos que parecen partir de apenas unos metros delante de la hechicera y llegan hasta las tropas. Luego los surcos se hacen abismos que se tragan guerreros, caballos, armas... todo cae en un río de lava.

De las nubes sale otra descarga de rayos y otra... y otra... y otra... La lava recorre el bosque, las llamas trepan a los árboles y el fuego devora todo a su paso... se oyen gritos y peticiones de perdón... ¡Es la furia de Aicul!

Capítulo 13 – “En mi corazón... por siempre.”

El bosque en llamas, caos, muerte... no hay sobrevivientes.
La hechicera eleva una vez más sus brazos al cielo y este se aclara. Nubes de lluvia descargan sus aguas.
Empapada Aicul permanece allí.
Observa la devastación. De la tierra negra de hollín, ahora mojada, se elevan pequeñas columnas de humo. Los cedros lucen esqueletos negros y humeantes.
Desapareció el brillo rojo de sus ojos... lo que vuelven a brillar son sus lágrimas.
A pasos lentos vuelve donde yace el cuerpo de Draffud.
Llega hasta él y se arrodilla a su lado. Lo contempla con infinita ternura. Acaricia sus cabellos. Y llora sin consuelo negando con un gesto de su cabeza.
¡Waaaaaaaaaaaa! ... ¡Waaaaaaaaaaa!
Gira rápidamente la cabeza viendo hacia la gruta. Seca sus lágrimas y corre al interior de la cueva.
Hay dos cunitas, un bebé y una beba. ¡Ya tienen hambre!
Sí, es la saga de Draffud. Jamás los vio ni supo de su existencia. Todo sucedió tan rápido...
Ella hace una pausa a su tristeza infinita y amamanta a los mellizos con mucho amor... se duermen.
Con extrema delicadeza deja a cada uno en su cunita... los besa.

Una cabeza asoma sobre su hombro...
- ¡Son hermosos mi amor... hermosos!

Aicul se paraliza un instante y sus ojos se agrandan...
Se voltea. Solo alcanza a ver una figura.
Un segundo centellea en el tiempo cuando es atrapada y besada.
Cuando reacciona está en brazos de Draffud.
- ¡Mhmmmm! ... ¡Mhmmmmm!... ¿Co... cómo... ?¡Mhmmmm!…
Sabe que es inútil querer hablar cuando Draffud la besa así que se resigna y se entrega a sus besos.
Se acarician. Él la estruja... ella se deja.
Hasta que sus manos tropiezan con la flecha...
- ¡Aaaaaaaaayyyyy! - Grita Draffud adolorido.
- ¿Todavía tienes la flecha clavada?
– Pues... ¡Sí!
Aicul cierra los ojos y se lleva la mano a la frente - ¿Cómo puedes...? ¡Ay! ¿Para qué te pregunto?... vamos a sacarla!

Mientras Aicul se hace cargo de las “curaciones” él conversa...
– Vi lo que hiciste allá afuera. Patito”... tú tienes mal carácter ¿sabias?
- Sí!... a veces soy una bruja. – Agrega ella sonriendo.
– Bella como ninguna... apasionada como ninguna y malvada como ninguna... eres única.
– Cambiando de tema, cuéntame sobre las criaturitas porque hasta donde yo sabía tú no estabas embarazada...
– Cuando pensaba que no estaba embarazada... no lo estaba.
- ¿Entonces?
– Volvimos a hacer el amor... pero luego tú te fuiste.
– ¿Por qué no me dijiste?
– Es que yo no sabía...

Luego de la curación Aicul le da un brebaje y Draffud se siente como nuevo.
Va a asomarse a las cunitas. Hace un gesto de acariciar a uno pero no se anima a tocarlos... retrocede la mano.
- ¿Quieres tener uno en brazos? – Dice Aicul que acaba de llegar a su lado.
- ¡No! ... Se van a “desarmar”... yo soy muy bruto.
Aicul lo mira con ternura...
- ¡¿Qué?! – Pregunta él.
Aicul se le acerca... lo abraza, le da un beso, le susurra al oído... ¡Te quiero!
¡¡¡ERROR!!!
- ¡Ayyyyy!... ¡Noooooo!... estas herido... no puedes... ¡Ayyyyy! – Argumenta Aicul cuando es puesta en el suelo sobre la piel del ciervo.
Draffud se detiene un instante... saborea - ¿Qué es? ... Algo me tragué.
- ¡¡¡Leche de madre!!! – Dice ella y se quedan mirando.
- ¡Riquísima! ... ¡humm! ... ¡humm! ... ¡humm! ...
Ella forcejeando con la cabeza de él - ¡Suelta... sueltaaaa...! Es para “ellos”.
Draffud se detiene... (está pensando) - ¿No podríamos darle a “ellos” leche de cabra?
Aicul mira para el techo de la gruta, cierra los ojos y niega con la cabeza - ¡Increíble!
- ¡Es una broma! ... pero ahora verás...
- ¡Noooo! ... ¡Ayyyyy! ... despacito... que tú eres un salvaje... ¡Ay! ...
Luego de un buen rato, jadeantes quedan abrazados.
Él acaricia sus cabellos, la mira con ternura y le pregunta – ¿Cómo se llaman?
Ella con una mirada cómplice responde – Ella es Ana y él Nébur.
– ¿Nébur? … ¿Es el nombre de tu padre? – Pregunta el guerrero.
- ¡No, es que todos somos... viceversa! – Responde ella luego de negar con la cabeza.

J. R. Van Ooyen

http://www.loscuentos.net/cuentos/local/joaqledo1/

Entre libros, fantasmas, fantasías y amor

Entre libros, fantasmas, fantasías y amor

Un cuento y diversión en cooperación:

Autores:

Purpurinagirl…http://www.loscuentos.net/cuentos/link/192/192352/

HoneyRocio… http://www.loscuentos.net/cuentos/local/honeyrocio/

Capítulos

Entre libros, fantasmas, fantasías y amor. Capítulo I (Purpurinagirl y HoneyRocío)

Entre libros, fantasmas, fantasías y amor. Capitulo II

Placer extremo. Capítulo III (Purpurina)

La Librería. ¿Sueño o pesadilla? Capítulo IV (HoneyRocío)

Escritores Invitados

Akeronte... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/akeronte/

Troya... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/troya/

Migueltr... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/migueltr/

clown_is_alive... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/clown_is_alive/

peter_6... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/peter_6/

Castillo... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/castillo/

DandyFrescura... http://www.loscuentos.net/cuentos/local/dandyfrescura/

Ideazul… http://www.loscuentos.net/cuentos/local/ideazul/


Capítulo I
No creo que Rocío, tuviera idea de lo ansiosa que estaba por su llegada, para colmo de males el vuelo del puente aéreo, tenía cuarenta minutos de retraso. Problemas climáticos en Buenos Aires, habían demorado la partida del boing 737.
Cosa rara, el tiempo, cielos grises por allá, sol intenso sobre Montevideo.
Llevaba más de una hora esperando en el aeropuerto, cuando anunciaron el arribo del vuelo 522, al fin, la espera terminaba.
Nuestras conversaciones cibernéticas, intercambios de cuentos y poesías, hicieron que sin darnos cuenta nuestra relación se convirtiera en una linda amistad.

Por suerte el Sr. Castillo, invitó a Honey a Derqui y de ahí a Montevideo es una pasada.
Esperaba verla aparecer de un momento a otro, sin embargo los trámites aduaneros estaban demorando más de lo normal.

¿No traería algo ilegal esta chica dominicana?

Al fin la vi asomarse entre una multitud de pasajeros, que saludaban a sus familiares y amigos.

Enseguida la reconocí, igualita a las fotos que me había mandado.

Pensé -Linda muchacha la caribeña.

Mi voz se hizo escuchar entre tanto ruido, la llamé mientras avanzaba hacia nuestro encuentro.

-¡Honey! Acá ¡ Honey!

Besos, un abrazo interminable, frases entrecortadas y nuestras risas, se mezclaron, ahí mismo en la mitad del salón del arribos.

- Que bueno Camila, al fin nos conocemos.

- Si, es buenísimo, me vas a tener que contar que tal estuvo el encuentro con el Sr. Castillo. ¿Ese cuentero no es un poco extraño?

- Jajaja...para nada, Camila para nada, después con más tranquilidad te paso a contar toda mi estadía en su casa.


Entre las dos acomodamos el equipaje en el auto y empezó nuestro viaje hacia mi casa . No dejamos de charlar durante todo el trayecto, le conté que hacía muy pocos días me había mudado a un apartamento con vista al Río de la Plata.

En medio de la charla le digo a Honey:


-Antes de llegar , vamos a parar en el centro comercial, necesito un par de libros, para que sean mis compañeros esta noche, vos ya sabes de mis promiscuidad.

-Si, si, Camila, lo sé, aprovecho y consigo el último libro de Mario Benedetti.

Hasta el momento todo venía siendo normal, sin nada relevante, pero en la librería, ocurrió un suceso que cambiaría el curso de nuestras vidas.

Después de estar un buen rato mirando esos mundos de palabras que se encierran entre tapas, Honey pregunta:

- Camila, ¿en esta librería nadie nos atiende?

- Voy a buscar a la empleada, ya nos miró de reojo y se hace la que no nos ve.


- Perdón- le dije a la joven que estaba sacando libros de una caja y ordenándolos en el suelo.

- Estamos buscando el último libro de Gabriel García Márquez

- ¿Cuál es?- pregunta con cara de no saber de que le estaba hablando

- “Memorias de mis putas tristes”

- Ni idea si tenemos ese libro.

- “El porvenir de mi pasado” de Mario Benedetti. .¿lo conoces a Benedetti, no ?

Con el tono más tonto que he escuchado, dice:

- No, no sé ¿quien es ese tal Benedictis?, fíjate por ahí a la derecha, por algún lado debe estar, si vos decís que es tan conocido.

- ¿Perdón? ¿No se supone que vos sos la encargada de buscarlos?


- Perdóname flaquita, yo soy nueva acá, y no tengo la más mínima idea, donde están los libros que buscás.

- ¡Ah, bueno! Esto si que es cómico, sos la encargada, no sabes lo que te pido y tenés la desfachatez de decir que los busque yo.
¿Sabes lo que pasa? (Tono irónico de mi parte) , deben ser autores, no muy conocidos todavía.

Me di media vuelta, busqué a Honey y salimos comentando lo insólito de la situación:

- Qué loco, ¿no? Alguien que no sabe quien es Benedetti, como puede estar al frente de una librería.
Camila, tengo que confesarte que sueño con ser la propietaria de un lugar donde además de vender libros, sea el punto de encuentro de personas amantes de la literatura, la filosofía, tener un día a la semana talleres, algo bien a nuestro estilo... ¿Qué te parece?

- ¡No te puedo creer! Tenemos el mismo sueño.

Desde ese instante en el shopping, donde nos dijimos nuestros sueños, hasta ahora, instaladas en casa, en ningún momento dejamos de hablar de lo bueno, que sería tener entre las dos, un lugar así de mágico.

A Rocío se le iluminaba la cara, le brillaban los ojos, y yo no paraba de hablar y hablar, estábamos las dos excitadas por saber que podríamos hacer realidad nuestra fantasía.

- Te explico, la situación es esta, mi abuela me dejó una casa antigua, muy hermosa, con una arquitectura estilo ingles, es impresionante lo que genera esa edificación, te remonta a otras épocas, cuando las personas, se dedicaban a cultivar su espíritu. En Londres hay un barrio, frecuentado por intelectuales, que tiene casas de ese estilo. Le llaman la calle de los intelectos, se reúnen escritores, profesores en letras, músicos, filósofos, un sin fin de personajes, te juro que parecen que se escaparon de algún libro, de alguna poesía. .

- Rocío, escucha bien, porque tengo una propuesta para hacerte:
¿Te animarías a poner una librería conmigo y ser socias?


- ¡Claro que sí!, ese siempre ha sido también mi sueño. Un lugar que además de ofrecer libros tenga salones para talleres, charlas, reuniones y lo más importante con un personal que, además de conocer de libros, sepan atender los clientes. ¡La casa de tu abuela seria el lugar ideal! ¿Estas segura, Camila? Mira que me quedo aquí.
Ya me parece estar viéndonos, tú con tu promiscuidad y yo con mis amigos fantasmas, ¡un éxito! ¡Derqui no volverá a ser el paraíso para ellos!

- ¿Tus amigos fantasmas? ¿Estás loca, chica?

- Jajaja, no pongas esa cara amiga, no estoy loca. Te cuento.

Después de contarle a Camila todo lo ocurrido en Derqui, la vi más entusiasmada aún, Cami en su promiscuidad lograba placer mientras le leían, su rostro reflejo la emoción de imaginar que sus lectores fueran los mismos autores que tanto le deleitaban.

- ¿Y tu crees que se mudarían para acá los fantasmas?- me pregunto llena de emoción
- Claro que si, en la reunión hablaron de buscar un lugar mas idóneo, una librería seria ideal y en la casa de tu abuela, aun mejor. ¡El ambiente perfecto!
- ¡Fantástico! Entonces ¿lo hacemos? ¿Socias?
- ¡Socias!

Después de hacer todos los trámites, mudarme a Montevideo, sacar las licencias, restaurar la casa de la abuela, comprar libros, mobiliarios y un sin fin de detalles, nuestra librería quedó aun mejor de lo que soñamos.
Solo nos faltaban dos detalles: invitar mis amados fantasmas y contratar dos ayudantes.
Cami y yo somos dos chicas agraciadas, para muchos hermosas, aunque de diferente estilo. Ella rubia y yo morocha.
Aunque nuestro interés es la librería, enseñar el amor por la buena lectura, difundir la literatura y tener un lugar donde los nuevos escritores se desarrollaren; no podíamos dejar de reconocer que la imagen de las propietarias y sus empleados era importante.
Necesitábamos dos imágenes masculinas que atrajeran a nuestros clientes femeninos.

-Rocío, ¡nos ha quedado hermosa! ¡Es perfecta!

-Si, ¡Nuestro sueño hecho realidad! Ahora, a buscar ayudantes. ¿Pusiste el anuncio?

- No, más tarde lo pondré. ¿Vas hoy a lo de Castillo?

-Si, el vuelo sale a las cinco. Ya me comunique con él. ¿Sabias que él está muy mal herido? El Troya lo hirió, por tu culpa y en su locura se casó contigo y según él estas muerta y dejaste un hijo. Jajaja, suerte que Castillo no lo acusó, me contó que comprendió que fue por tu amor y sus celos. ¡Pobrecito! En fin ya están bien.

-¿Mi culpa? la de sus celos, yo no hice nada. Bueno, salvo mi promiscuidad, vos entendés.

-¡Ay!, Cami... jajaja
¡Wow! es tarde me voy o perderé el avión. Pon el anuncio…besosssssssss

-¡Suerte!, lo haré. Besossssssss

Esa misma tarde en varios periódicos y en la página de Los Cuentos. net, se leía:

Se buscan empleados para Librería

Requisitos:
Sexo masculino, buen físico, conocimientos literarios, escritor novato, escritor de prosas, buenas relaciones con público. Buen sentido del humor. Que no tema a los fantasmas y discreto. Edad. Sin límites.
Beneficios:
Buen sueldo literario. Hospedaje. Participación en talleres y reuniones con autores consagrados. Oportunidad de exponer sus obras. Diversión.
Para entrevista:
Depositar un texto:
Tema: ¿Por qué nos convendría contratarlo?
Extensión: A su consideración

Al otro día de la publicación de los anuncios, las respuestas empezaron a llegar:


curriculum vitale de :
Akeronte

Nombre del aspirante: Akeronte Sadja
Nacionalidad: una ciudad posmoderna.
Edad: algunos dicen que 25, otros 30.

¿Por qué contratar a tan curioso sujeto?

Akeronte Sadja siempre ha buscado que la literatura sea el pilar de las sociedades, puesto que enseñan mucho más que la escolarización misma. Un tiempo estuvo trabajando en otra librería de fama, y de aquella experiencia adquirió los conocimientos necesarios para atender a los clientes que buscan los sueños perdidos y los anhelos encarcelados. Su fuerte es la prosa, ya que la poesía quedó enredada en un ramillo de oscuros sentimientos. Es de mente oblicua, no tiene problemas en convivir pacíficamente con fantasmas propios y ajenos, siempre y cuando tomen bastante tinto. Es todo un galán del mundo de los mortales, su sonrisa cautiva y motiva a una deliciosa charla literaria que puede terminar en la compra de un buen libro... o en otras circunstancias que por el momento no vienen al caso. ¿O sí?. Pero, sin irnos por las ramas, es un ávido lector de Kenzaburo Oe, Yasunari Kawabata, Milan Kundera, José Saramago, Roberto Bolaño, Antón Chejov y Edgar Allan Poe como para no extendernos en listas de mercado sin sentido. Servicial, pasional, escritor compulsivo, lector desbocado, orate sensible y soñador.

Cualquier noticia de aceptación o rechazo, por favor dejarlo en el LDV del participante Akeronte.

P.D. Si realmente es muy necesaria la parte de la imagen de tan pintoresco trabajador, favor solicitar una foto del mismo por correo electrónico.
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Curriculum vitale de Troya :

Señor gerente de personal
o a quien corresponda:

De mi mayor consideración (queda bien aunque no sea cierto):

Me dirijo a Ud. con el fin de extenderle mis datos curriculares, los cuales, enumero a continuación:

- Hice la primaria (siempre volvía con el guardapolvo roto)
- Y la secundaria (donde me hice la idea de nunca postergar un sueño)
- y estoy en medio de mis estudios universitarios (los cuales, me dieron a entender cuan fácil son de cambiar las personas)
- A veces pierdo el hilo de la realidad
- Hablo con los gnomos del jardín
(lo primero que me dijeron fue "los ojos siempre abiertos")
- En mi tiempo libre salgo a trotar por los parques de esa foto vieja de la revista.
- También vuelvo a la realidad cuando quiero.

El problema es que cada vez quiero menos.

De mi menor consideración:
Me dirijo a Ud. para que tenga a bien NO contratarme para desempeñar tareas en su empresa, ya que si bien nunca fui indolente, me gusta demasiado soñar con que todo va a salir como yo lo espero. Aunque muy pocos compartan mi punto de vista. Y si llego a trabajar para usted, no le quepa duda de que no perdería el tiempo y trataría de enamorarla desde un primer momento.

Antes de despedirme de usted, le devuelvo ésta moneda.

Muchas gracias, y espero ansioso el llamado para saber como tengo que ir uniformado. (Si es que consideró vale la pena arriesgar por mi compañía)
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Curriculum vitale de migueltr :

¿Por qué deben contratarme?

Mi abuelita siempre decía que yo era muy bueno y muy decente, esa es mi mejor recomendación. Ahora que si desean checar referencias, va a estar medio difícil porque la viejuca, murió hace a algún tiempo. Además del dicho de mi abuela, que nunca dijo mentiras, les conviene contratarme porque: El capitalismo ha perdido su encanto para mí, por lo que no cobro mucho; me conformo con pago en especie (libros). Se cocinar muy sabroso, plancho, lavo y me molesta el desorden. Me considero un Renaciment man por lo que las artes, ciencias y oficios son mi especialidad, todos los días procuro aprender un poco ( y olvidar un mucho), procuro extraer de la vida su esencia. Los fantasmas por lo general no me espantan y la muerte en particular a mí me pela los dientes.

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clown_is_alive

A ver, señoritas:

En atención a vuestro proceso de selección para proveer el cargo de "Vendedor de Librería, me permito sugerir mi nombre.

Mis datos:

Nombre: Clown In The Moon
Residencia: Obvio, ¿no?
Edad: Digamos que cumplo con el requisito.

Habilidades tengo varias... pero veamos, en relación a lo que se solicita.

Sexo Masculino: Sí. Uno. Y abundante, si quieren saberlo (¿ya vieron el tamaño de mis zapatos?)

Buen físico: Se hace lo que se puede, pero no hay quejas. Ya pasé la revisión técnica de los 30 sin faltas. Sin maquillaje me veo mejor, dicen.

Escritor novato: Novatísimo. Bastaría leerme.

Escritor de prosas: Podemos hacer el intento.

Buen sentido del humor: Soy payaso, ¿lo notaron?

Que no tema a los fantasmas: Nooo... a lo único que temo es a los payasos (por algo será).

Discreto: Shhhhh...



Me interesa además lo del "Buen sueldo literario"... ¿pagarán en libros?... ¿o en palabras ("muchas gracias", por ejemplo)?... ¿o pagarán con una metáfora de dinero?... bueno, el asunto es que me interesa, y más aún con eso del "hospedaje".
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Peter_6

A quién corresponda:

Por este conducto les notifico mi interés por colaborar en su prestigiosa librería, estoy seguro que soy la persona que ustedes buscan ya que una de mis mayores pasiones es la literatura, y también tengo un gran gusto por la escritura, sobre todo de cuentos. He sacrificado mi amor terrenal por el sublime placer de la lectura, mis hijos adoptivos son los libros y las historias que ellos contienen mis amantes. He estudiado con gusto y dedicación las diferentes etapas literarias, desde los primeros escritos judaicos y arameos pasando por los filósofos griegos y latinos hasta las diversas corrientes clasicistas como los naturalistas: Magdalena Gaveta, Humberto Zamora, los Místico barrocos: Rocío Noboa, Marissa Cuerda, Victor Hugo Resina; los costumbristas: Luis Garvos, Vicente Arce, Oscar Rodríguez, los eróticos: Cecilia López, Camila Meister y los Irreverentes: Edgardo Castillo, Lucas Cohen, Lechuga; los humoristas: Guido Jiménez, Valentina Jara.

Perdí el temor a los fantasmas, a dios y al diablo a la edad de 6, ya que mi madre solía encerrarme en el ático de la casona cada vez que hacía alguna travesura, lo cual era muy frecuente.

Como la honestidad es una de mis mayores cualidades, he de decirles – muy a mi pesar - que el único requisito que no creo cumplir es el del físico. Anexo mi fotografía para que juzguen por ustedes mismas y me den la razón. Mi ojo izquierdo es mas grande que el derecho lo que hace parecer que tengo un tic nervioso aun y cuando mi semblante pareciera el de un hombre serio y equilibrado. La gorra alpina, aunque me da cierto aire de espontaneidad y jovialidad, tiene el objetivo de cubrir la rala cabellera color castaño oscuro que ya deja sendas entradas en mi coronilla y también me cubre las canas de las sienes. En cuanto al cuerpo, les diré que soy chaparro, chaparro pero de músculos firmes y resistentes, hasta ahora no ha habido actividad física alguna que los haya humillado, pero desgraciadamente mi metro sesenta y cuatro me pone automáticamente fuera del alcance de las chicas hermosas, las que privilegian el físico antes que la inteligencia y el buen sentido del humor, espero que no sean ustedes de las que pertenecen a este grupo.

Para cualquier duda y esperando contar con su amable preferencia,

Atentamente,

Peter_6

p.s. Olvidé decirles que no soy una persona ambiciosa, como todo buen bohemio, con que tenga un techo, vino y arte me basto.
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ideazul

Hola! Escribo respondiendo al aviso publicado por ustedes para unirse al proyecto tan interesante de abrir una librería, en un concepto simplemente genial, de hacer las cosas como se debe, por amor al arte, las letras y por compartir esa pasión con otros como nosotros.

Me gusta el proyecto porque me encantan las letras; porque desde siempre me han impulsado, como viento fuerte mar adentro, a navegar como pirata en su carabela: ansioso, expectante y curioso, a explorar los horizontes de otros, a saquear sus tesoro pensamientos, adornarme con las joyas de su conocimiento, tomar de rehenes a sus musas, y perseguir afanoso las rutas marcadas en sus mapas secretos en la búsqueda fantástica de la gloria, del elixir de la vida, la esencia afrodisíaca de las flores de la pasión eterna, las pócimas sagradas de la poesía, los secretos de la longevidad… jajaja (locura). Búsqueda que al momento me ha llevado a descubrir de la vida las cosas más simples… las que ya había visto, las que nacen de donde vengo… las que siempre tuve a mi alcance antes de ser pirata… Y antes que naciera la conciencia. Así que he viajado tanto, enfrentando tantos peligros; navegando tantas noches en la más negra de las oscuridades, enfrentando fantasmas, los míos y los ajenos, para descubrir como ya he dicho antes, que la vida, como la marea que acaricia la playa, te llena y te vacía, con el color intenso de una flor, en la expresión de un beso, en el obsequio maravilloso del aire que respiro, en la mirada dulce de una mujer apasionada y en los movimientos felinos de su coqueteo, en su rubor anunciando un pensamiento profano… En la travesía, la luna mi musa, el sol ardiente mi fuerza, las tormentas forjándome el carácter, y el océano azul llenándolo todo, lo que veo y lo que no alcanzo a entender, envolviendo entre sortilegios, magia y fantasía de letras, un universo de signos, símbolos y señales que expanden pensamientos, que matizan sentimientos, que iluminan con la ciencia y encandilan con el soplo de la intuición…

Así que si les sirve, diré que mi fuerte es la curiosidad, la contemplación y la pasión… Que mi fuerte es mojarme con la lluvia caminando entre la montaña, embriagar la razón y hacer el amor con toda pasión, platicar con Dios en la playa, escuchándole entre oleajes y el centellear de las estrellas… Charlar con la gente, encontrar un amigo, darme en lo que soy, compartir lo que tengo… Tejer prosas y poemas con palabras y pensamientos, utilizando los sobrantes de lo que llena mi vida. Mi fuerte es disfrutar una buena canción, compartir un vinito, y saben que más..? Descubrir y gozarme con las personas su don y su magia, inclusive antes que ellos mismos supieran lo que tenían para compartir.

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DandyFrescura

Curriculum Vitae

Datos de ningún interés general

Nombre: DandyFrescura

Lugar y fecha de nacimiento: Un pueblo tercermundista cuya fecha no puedo acordarme.

Profesión: Nadador (no hago ná, ná de ná).

Personalidad: Buscapleitos por naturaleza.

Ocupaciones pasadas: Profesor sustituto, administrador café internet, holgazán.

Pasatiempos favoritos: Contar chistes (No sabe contarlos, en realidad la gente se ríe de él, no con él), ser un “Don Juanito” (sin comentario alguno), rascarse el ombligo, tomar tinto, leer y beber cualquier cosa que tenga etílico.

Cinco frases que me harán triunfar en la librería:
-Buena idea jefa!!!
-Jefa, está usted muy bonita hoy.
-Cuando llegué ya estaba así.
-La culpa la tienen los fantasmas.
-No digas que fui yo.

Formación Académica:
Eterno estudiante universitario.

Informática:
Conocimientos bajos-muy bajos-paila a nivel usuario:
-Windows
-Procesadores de Texto: Microsoft Word
-Hojas de Cálculo: Excel
-Bases de Datos: Acces
-Internet

Referencias:
San Jonito

¿Porque convendría contratarme?
Yo soy el gran maestro DandyFrescura y después de haberme tomado un delicioso chirrinche, y en pleno uso de mis facultades mentales plenamente alteradas, afirmo que soy el más apto para tal labor. Además del puesto de trabajo relacionado, les podré ofrecer las que consideren oportunas en caso de que me las soliciten. Al ritmo que toquen, bailo.
(la verdadera razón por la que estoy interesado en entrar a la librería, es para enredarme sentimentalmente con Camila para poder así adueñarme del negocio y exprimirle cada centavo, jo jo jo soy muy malo :P)
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Ciudad Fantasma de Derqui. 28 de marzo de este año

De mi mallor considerasión.
Tengo al agrado de dirijirme a ustedes con el ovgeto de ofrezer mis cerbisios como empleado de la librería que Uds, tan dignamente van a dirigir cuando la abran, si ez ke las autorisan las autoridadez que autorisan. Ojala laz autorisen, porke si no ze ponen con un emolumento yamado koima, ba aser difisil que las autorizen. Lla le pasó a un amigo mio, de mi amistad, qe no le kieren autorisar el hotel porke no qere pagar dicho emolumento.
Pazo a contarles mi kurri culo. Soy nazido en la vecina orilla, no la del Uruguai, zino la ke esta al otro lado de la kordillera, del lado de allá, que se yama Chile, haze ya tanto tiempo qe me olvidé qe naci.
La qe no ze olbida es mi ermana, qe tiene metido entre seja y seja qe yo travaje para zer un ombre de vien. Zoi zoltero de a ratos, pero no porke no me gusten las mujeres, sino porqe no me dan vola. No zoi como mi amigo Troya qe parece qe hoy es y mañana tanbien.
Me gustan mucho los livros, ezpesialmente los de tapa dura y qe tengan muchas figuraz y fotos. Pero fotos que digan la berdá no komo esa ke bí el otro dia en los cuentos , donde una minita sale con el pelo vien largo y teñido de morado...pero de ezpaldaz. Azí no bale!
Güeno, en ezpera de un yamado para una interviú (entrevizta en cheko) me dezpido de ustedes con un gran veso.
PS. Tengo los lavios gruesos, pero no zoi un negro jetón.

Sin otro particuliar zaludo a Uds, mui atenattamente

Edgardo Castillo

2º. PS. Pueden pedir maz datoz míos en la comizaria de Derqui, donde me conosen mui vien.

Capitulo II

Volviendo de Derqui

Llegué al aeropuerto y nadie me esperaba. Estaba muy cansada del viaje a Derqui y un poco desilusionada, ya que Castillo volvió a escapárseme (con lo que sueño con ese madurito) pero por otro lado había convencido a mis fantasmas famosos trasladarse a nuestra librería. Hasta le había ofrecido una dependencia retirada del caserón para sus tertulias, lo cual terminó por convencerlos. Esto me consolaba un poco, le había quitado a Castillo sus fantasmas. Ese tonto ahora enamorado de una tal Miranda. ¡Grrr!. Fastidiada tome un taxímetro y para colmo tenía el peor chofer que he visto. Mal conductor y con un terrible temperamento.
Todo esto, por culpa de Camila, ella sabía que llegaba hoy. Claro, la muy sabia debe estar trabajando horas extras con algún entrevistado y eso, que solo le interesa su promiscuidad. ¡Ni ella se lo cree!

-¡Hola!, ¿hay alguien en casa? – como lo pensé debe estar con uno de las entrevista, me dijo ayer que eran guapísimos o ¿será con Troya?, supe por Castillo que sabe del empleo y está aquí. Ojalá este curado y no nos proporcione problemas.
¡Ay!, Camila, que enamorado te consigues…

Después de un buen baño, bien acompañada por una gran copa de helado (mi pasión), me senté en el escritorio. Encendí la PC y entré a la Página de los Cuentos. Allí estaba nuestro anuncio y los currículos que por ahora habíamos recibido.
Veamos…

Akeronte
Posee experiencia con librerías. Escribe bien. Algo ambiguo… En cuanto origen y edad. Un poco prepotente, vanidosillo. Se vende bien.

Troya
¡Lo sabía!, está aquí. Jajaja nos recomienda NO contratarlo, desobediente, enamorado, rebelde… esa es su oferta, Jajaja, ¡Wao! Camilita buen prospecto. Este te lo dejaré a ti, yo de este ciclón ni opinaré.

El _ Amo
¡Mira que bien! Una interesante oferta. Socio Capitalista. Mmmm, lo guardaré una nunca sabe.

Clown_is_alive
¿Vive en la luna? ¿Ver el tamaño de su zapato?, ¡Ah!, ya entendí, jajaja ¿y eso de que sirve en una librería? ¿Se maquilla? Mmmm, en su foto no esta mal el tipo, pero ¿por qué hace tanto énfasis en el hospedaje? ¿Será un enfermo sexual o un ladrón? No sé… Aunque parece interesante. (Jijiji, ¿será por lo de los zapatos?)

Peter_6
Serio y formal el tipo…culto, sincero, escribe bien; (déjame ver la foto). Vaya, vaya, interesante y madurito como me gustan... Mmmm. (Vitiis nemo sine nascitur) Además económico. Me gusta.



Ideazul
¡Un pirata!! Un romántico navegante de las letras, escribe bien. Apasionado. Observador. Interesante, me agrada.

Son buenos todos, nos será difícil elegir. Creo que a este paso tendremos más de dos empleados.
Déjame pensar que tenemos…
- Cinco salas de lecturas: Sala didáctica, Narrativa, Lírica,
Dramática y Oratoria.
-El área de informática con su ciber-café
-La biblioteca
-La librería
-El taller de prosa
-El taller de poesías
-El Comedor
-Salón de conferencias, fiestas, películas y otros.
Además de las oficinas administrativas.
Tendré que hablar con Camila, podemos tener varios empleados. El problema es el costo.
Bueno, mejor voy a descansar, ya mañana estudiaremos bien los currículos y demás con Camila. Jajaja, bueno… menos el de Troyita…
ese es problema de ella.

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- ¡ Qué tarde se me hizo ! ¡ Las 7 de la mañana, estoy destrozada !
¿ Porque razón no abre esta maldita puerta?, con las ganas que tengo de una cama.
¡ Ufa!, ¡ HoneyRocío no sabe que no se puede dejar la llave puesta !
¿ Será la venganza por no irla a buscar al aeropuerto, la pasada noche ?

No en vano pasé muchas horas de mi infancia en esta casona de los abuelos, las veces que me escapé cuando nadie me veía. ¿ Para qué necesito la puerta principal? Hay demasiados pasajes secretos en esta casa, los cuales conozco como la palma de mi mano. Podría probar con las puerta de las cocheras, que comunica con toda el área de servicio, tuve suerte, está abierta, no fue necesario escalar ningún muro.

Me disponía a subir las escaleras, cuando escucho una voz que me sonó a rezongo.

- ¡ Bonitas horas de llegar !
Te estaba esperando para desayunar y ponernos a trabajar, es imprescindible que hoy quede resuelto el tema de los empleados, es mucho mas complicado de lo que imaginamos.

_ ¿No puede esperar para luego del almuerzo?
¡Necesito una cama, urgente! Se me parte la cabeza.

- Camila Meister, dúchate, 2 aspirinas, café cargado con mucha azúcar y en 15 minutos en el escritorio.

Para mis adentros pensé: Si Honey Rocío, piensa que estamos en época del servicio militar vamos a tener guerra... sin duda.

Después de estudiar las dos juntas los datos de los postulantes...

- ¿Qué te parece, Camila?
- Qué tenías razón, está complicado.
- Por lo que te conozco, Troya va hacer el primer empleado contratado... jajaja...
- Nada que ver, Honey Rocío, no mezclo el trabajo con el amor.
- No? Yo pensé que sí, entonces me quedo más tranquila.
- Estoy esperando, el informe del psicólogo que lo está tratando o de lo contrario, la respuesta del Sr. Castillo, antes de tomar una decisión precipitada, te imaginas un desquiciado entre nosotras, demasiado riesgo.
Lo que no quiere decir, que no lo invite a leerme sus cuentos.
Dominicana? Entre nosotras, a cuál le tenés más ganas?

- ¿La verdad? Al mexicano Peter_6.

- Jajaja.. A mi profe de gramática! Buena persona, ayer lo llamé, me paso una canción buenísima.

- Mira que rápida sos Camilita, no sabias que tenías tanta confianza con Peter_6.

- Ay Honey Rocío, muchas cosas, te van a sorprender de mí, jajaja. ¿Sabes qué? Ya esta decidido, las cosas difíciles hay que hacerlas fáciles, los contratamos a todos, dinero hay de sobra, y considerando el horario extenso que vamos a tener, hacemos dos turnos, de 12 horas cada uno.

- ¿Cómo es eso? Las 24 horas abierta?

- El ciber y el café literario, las 24 horas mí querida amiga, la biblioteca y la librería solo de 9 a.m. a 19 p.m.

- Me parece bien, en cuanto a nosotras nos repartiríamos los turnos.

- Magnífico Honey Rocío, me voy a dormir, hasta la noche no se te ocurra llamarme, y a propósito encárgate de comunicárselos.


- ! Cami ¡Castillo me mandó un e- mail.

_ Hazte cargo, yo no estoy para nadie más

Honey Rocío habla sola en voz alta....

Castillo
Este currículo me ha encantado, demuestra un hombre con una gran imaginación, una capacidad de redacción y conocimiento del lenguaje. (Además me gusta el viejito este) Jajaja, si creía que por sus errores ortográficos lo desecharíamos... ¡Se equivocó!
He resultado más viva que él.
Jajaja

Capítulo III

Tengo miedo. Hoy tenté al destino y sufro la culpa en la piel. Me dejé llevar por placeres extraños y siento ahora… en éste cuarto… esa fuerza, casi como una presencia que acecha desde los rincones de cada oscuridad. No me atrevo a voltear. Tengo miedo… hasta de respirar.

Puedo culpar una persona, un día o hasta una acción. Pero en realidad fue ese libro maldito de esa maldita biblioteca de esta maldita librería.


Todo empezó cuando lo descubrí escondido en las profundidades de ese estante. Estaba sucio y lleno de polvo. Lo limpié y su título pronunciaba Ritual. Su aspecto era tenebroso y aún más esa sensación de paranoia al sostenerlo. Cada ruido se acrecienta y la sensación inquietante de sentirse observada. Lo abrí. Y al ver su primera hoja se me cayó de las manos al suelo. Ahogué un grito cuando observé mi imagen en su hoja. Y debajo, la fecha de editado. Cien años atrás. Mire para todos lados en el preciso momento que se cerró una puerta y las cortinas comenzaron a moverse, a pesar de las ventanas cerradas. Miré mi reflejo en el espejo y desvié rápidamente la vista. Me hubiera dado un ataque si se me llegaba a aparecer un rostro.

Recogí el libro y a pesar de que mis manos temblaban, di vuelta las hojas. Era el ritual para matar una hechicera. Una bruja que yo conocía muy bien. Era mi abuela. Cuando cerraba el libro, no sé, fue un poder que hizo detenerme en esa última página. Era… era el método para contrarrestar su muerte. Ahora sí lo cerré, pero ésta vez sabía muy bien que es lo que tenía que hacer.

Subí a la terraza cargada de los elementos que me harían falta. Coloqué cuatro troncos de madera y tiré encima alcohol de quemar. Luego encendí un fósforo y prendí la fogata. El fuego ardía en combustión. Arrojé en él una moneda antigua, regalo de un mago, un mechón de mi cabello y lo más extraño… el libro decía que en el colgante que llevaba en mi cuello, que pasara de generación en generación, se escondía el tercer ingrediente. Lo arrojé a la hoguera. Y por último, arranqué la hoja con las instrucciones y arrojé, tal como decía allí, el libro.
Luego saqué la polaroid del estuche y empecé a tomar imágenes a discreción.

Según había leído… conseguiría el poder si lograba capturar los demonios que habían poseído llevándose a mi abuela. Así lograría retornarla a la vida.

El fuego se consumió en su totalidad.

Y luego descendí al cuarto en donde me encuentro ahora. Tengo miedo. Siento la presencia sobre mis espaldas.

Volví a mirar la foto. Y volví a descubrir el primer demonio.
Allí estaba, entre medio de los dos barrotes de arriba. Un rostro enmascarado. Su ojo, su nariz. Y esa mirada con las llamas de fondo. Oigo puertas que se cierran y se abren.

Miro la segunda foto

Es terrorífico y a la vez demasiado bizarro para ser real. Allí… allí alcanzo a distinguir a… ¿Dios? No puede ser. Entre esas llamas, en la de la izquierda, casi en el medio, como una presencia casi en gris. Veo el rostro con su frente y sus ojos, luego su barba y el pelo blanco que le cae por el pecho… y debajo su cuerpo con las manos cruzadas.
Las puertas dejan de golpear. Una sombra aterradora cubre la casa. Oigo susurrar Camila y se me estremecen todos los músculos del cuerpo. Ya no puedo retroceder más. Estoy de espalda a la pared. Miro la tercera foto.
Y se que es el final. Que así finaliza mi vida. El mismo demonio que en la foto quiere comer mi cabeza, con su ojo resplandeciente en amarillo y sus alas hacia arriba y hacia debajo de la imagen, está atravesando en éste preciso momento la pared que se enfrenta a mi campo visual. Hace frío… mucho frío. Ya no tengo miedo. Así estuvo planificado desde el principio del destino. Doy unos pasos hasta quedar en el centro de la habitación. Extiendo mis brazos y dejo que la bestia se introduzca en mí.

Mis ojos destellan durante un milisegundo ese candor amarillo de la magia negra y se apagan. Levanto del suelo las fotos y subo a la terraza. Reavivo el fuego con la mirada y las tiro al calor del olvido. Allí comienzan a desintegrarse en un llanto agudo. Luego desciendo a la casa. Tengo hambre, pienso, en realidad, es mi abuela la que tiene hambre, luego de décadas de abstinencia. Voy hacia la puerta principal, justo cuando los postulantes para el trabajo comienzan a ingresar, y mis venas sedientas de sangre se regocijan de solo pensar en sus prontas muertes.

Capítulo IV

Estoy oculta en este apartado rincón de la biblioteca, necesito pensar. La vida junto a Camila no es como creía y el sueño de tener una librería, con todas las facilidades, se está volviendo una pesadilla. Tengo puesto mi corazón en este sueño, pero me pregunto si no cometo un error. No puedo explicármelo pero presiento que algo está mal.
Hasta mis queridos fantasmas se han ocultado, ya no siento sus presencias. Mi único consuelo es la próxima llegada de nuestros empleados. Sobre todo la del interesante mexicano y mí querido Castillo, aunque este último sé que viene obligado por la hermana y estoy segura que hará lo imposible para que lo despidan.
¿Camila, que busca aquí? No deseo que me vea. Necesito soledad.
¿Qué le pasa? ¿Qué será ese libro que la ha asustado? ¿Me acerco a ella?
¿Pero qué hace? ¿Para qué prende una hoguera? ¿Por qué quema el libro? ¿Qué hace? ¿Un hechizo? ¡Santo Dios! ¿Qué es eso? ¡Son demonios! ¡Oh, Dios!
¡Dios mío, la rodean! ¡Dios, ayúdame! ¿Quién es esa mujer que se apodera de ella? ¿Su abuela, dice? ¿Vampiro? ¿Qué está pasando aquí?
¡Cuánta maldad! ¡Cuánto dolor! ¿Por qué deja que la destruyan así? ¡Es un vampiro!
¡Camila se ha vuelto un vampiro! Tiene sed de sangre. ¡Nos va a matar a todos!
Está mirando para acá, me va a ver. ¿Qué hago?
-¡Quieta mi niña!
- ¡Gabriela, Poe, Dumas! ¡Volvieron!... ¡Ayúdeme!
- No te ve, no temas, nosotros no lo permitimos.
Camila me mira y sin embargo no me ve, mis adorados fantasmas son como un escudo que me oculta. Siento que mis piernas flaquean y poco a poco me envuelve la oscuridad. Me desmayo.


-¿Dónde estoy? ¿Dumas, Poe? ¡Camila!, ¿qué sucedió? No entiendo nada, esos demonios. ¡Es un vampiro!- pregunto al despertar recordando lo sucedido.
- Tranquila, estas a salvo. Si, el mal habita en su cuerpo. Está poseida.
-¡Los empleados!, ¡hay que ayudarlos!
-Solo había llegado uno y lamentablemente ya no podemos hacer nada.
-¿Uno? ¿Quién?
- Un tal clown_is_alive
-¿El de los zapatos? ¿Qué le pasó?
- Lo mato.
-¡Dios!
-Honey, Gabriela está buscando tus cosas, debes irte. Ve a donde Castillo, allí con calma decidirás que harás.
- Dumas, ¡Castillo, Peter_6 y los otros! Hay que evitar que lleguen.- Una risa me interrumpe.
-¡Ah, bueno! ¿No querías que viniera?- dice Castillo.- Acabo de llegar y ya me estas despidiendo, jajaja, ha sido más fácil de lo que pensé.
- ¡Castillo!, Gracias a Dios, estas a salvo.
-¿A salvo? ¿Y estaba en peligro?, Se lo dije a mi hermana, ustedes son dos locas.
Le conté a Castillo lo sucedido, no me creyó, pero Dumas y Poe se hicieron visibles y lo convencieron. A regañadientes acepto mi regreso a su quinta, no sin antes advertirme sus condiciones, no podía desaparecer otra vez y debía dejar de enamorarlo. A él le gustan las mayorcitas y aunque no lo dijo, temía a mi hermano.
Decidimos esperar los otros empleados y nos quedamos ocultos junto a Dumas, Poe y Gabriela. Yo sentía deseos de salir corriendo de aquel lugar, pero no podía permitir que Camila asesinara a esos chicos o lo que sería peor los convirtiera en vampiros.

No sé cuanto tiempo pasó, solo sé que para mi fue eterno, hasta que vimos acercarse un autobús, allí estaban los chicos. Akeronte, Troya, Migueltr, Peter_6 y Dandyfrescura.
Castillo lo detuvo evitando se acercaran a la casa.
Nos costó un enorme esfuerzo convencerlos de lo sucedido, pero lo logramos.
Cuando ya nos disponíamos a marchar Troya nos detuvo.
- ¿Qué pasa Troya?- le preguntó Castillo
- Me quedo.
-¿Estas loco pibe?
- Si, por ella. Tengo que salvarla. No puedo dejarla así.
Lo miré y vi en sus ojos el gran amor que sentía. Castillo lo miró con tristeza.
-¿Estas seguro, amigo?
- Tú sabes que sí.
-Bien. Es tu decisión.
Troya bajo del autobús y sin volver la cabeza caminó hacia la casa, su corazón lo llevaba al encuentro del amor o la muerte.
Mientras el autobús se alejaba, me quedé mirando su figura hasta que se perdió detrás de la puerta que su amada abría. Me pregunté, al cerrarse la puerta, si el amor podía vencer el demonio que habitaba en Camila.
Castillo, como si me hubiese escuchado, dijo - El amor es poderoso, ¿quién sabe?
En ese momento entendí que el amor no muere sólo nos abre nuevos caminos.
Partía con tristeza, dejaba atrás un sueño, la librería, tres amigos, uno muerto y dos con un destino incierto, pero cargaba la certeza que por amor nuevos sueños nacerían.


Con agradecimiento y amor a:

Purpurinagirl, mi amiga dividida, macabra y querida.
clown_is_alive y sus zapatos (que no lo salvaron)
Akeronte por su alegre y su buen texto. Se vende bien.
Troya por su incansable amor a la chica púrpura y por su amistad.
El _ Amo por su ofrecimiento aunque luego lo retiró.
Peter_6 por ser un chaparrito serio, buen escritor, buen mozo y muy interesante.
Ideazul por regalarnos su hermoso texto de sueños de pirata.
migueltr por su interesante y buen texto.
Castillo por regalarnos su gran imaginación, hacernos reír y ser un mayorcito interesante.
DandyFrescura por su frescura y bello texto
y a todos los que de un modo u otro compartieron esta locura.

Beso

Beso





“Hay un reflejo deeee mujeeeer… miráaaaandose en el espejo… de los deseos.” David DeMaría




Hoy te quise de nuevo. Como cada cinco minutos de todos mis días. Que te acercaras y me miraras, pero no con los ojos. Que me precisaras de otra forma, casi como te necesito yo ahora. Sin palabras que sobran ni enojos que nos pelean. Así, en silencio. Los dos, tomados de las manos. Acercando mis labios a los tuyos. Borrando esos besos de otros, rescribiendo tu boca nueva para mí. Cada centímetro dibujado por mi lengua como la recuerda, a su antojo cada pliegue de tus labios que son como los soñaba. Esa boca tuya que es mía, que la creo cien veces y la lloro otras cien más. Recorro el borde de ese beso y guardo tu sabor por miedo a no tenerlo. Borro tu pasado e invento un nuevo suspiro. El que exhala un gemido cuando besa mi boca una boca como la que dibujo con mis ganas de bajar y de caer de nuevo en la locura de tu cuerpo. Pero me quedo en ese beso eterno que no lo siento. Vuelvo a dibujar tus labios con la esperanza de que no queden más ruinas y caigo una vez más en la tentación de morderte con mis dientes. Sentir tu labio blando en mi boca y concebir en cada milímetro de mi lengua cada parte dulce de la tuya. Jugar a reinventar emociones y fingir sorpresa como la de ese primer beso. Que es como éste nuevo que diseño para vos, con sensaciones raras como la de tu lengua bordeando húmedamente las ganas de mis labios, y tu nariz buscando ese lugar justo que encaja con mi nariz, y se quedan así, respirando cada una el aire que se escoce de la otra. Y otra vez esa respiración acompasada que me hace tragar saliva sin separarme de tu boca. De esa boca que proyecta mapas inconscientes que ayudan a mis manos a llegar a donde quiero. A ese cuerpo que también deshago y construyo de nuevo, sin él, sin sus huellas en la piel que reinvento. Sin caricias que no son mías y que extraño.
Hoy te quise de nuevo… pero como ayer y anteayer y la semana pasada y la anterior… fueron cinco minutos que solo fueron… cinco minutos en mis largas veinticuatro horas de un día en ésta vida sin vida. Triste y sin vos.

Lucas Cohen (troya)

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Pétalos de Flor

Pétalos de Flor

Cierro los ojos y te pienso, tratando de escapar de este vacío que me pierde y me atrapa y me arrastra. Te imagino a mi lado, sueño tu compañía. Tu dulzura e inocencia entre mis brazos. Las lágrimas de tus miedos y temores en mis hombros. Tus pasiones recorriendo por mis venas. Imagino también jazmines. Su aroma y tu aroma que se envuelven y flotan, estimulando mis sentidos. Y mi anhelo más grande, el de tenerte para siempre, que de a poco se esfuma, aunque lo lleve tatuado en mi piel. Deseo tantas cosas tuyas y que no puedo, que soñarte me hace mal. Porque sos y no estás. Niego mis sentimientos para no agobiar tu esencia, pero mi alma no es fuerte. Recordarte me ilusiona, a pesar de que eres la imagen tras mis párpados cerrados.
Mi mano acaricia tus labios. Mis labios besan tu aroma. Tu figura penetra mi coraza. Y un silencio entre nosotros que equivale a mil palabras.
Abro los ojos. Guardo en mi mente la suavidad de tu sonrisa. También la profundidad de tu mirada y la realidad de mi presente. Pero tu imagen perdura sólo unos instantes. Luego se desvanece. Vuelvo a mi vida. Pero no resisto tu ausencia, te extraño.
Y cierro los ojos otra vez.

Lucas Cohen (troya)

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Tren del pasado

Tren del pasado

Con la mirada triste y en el corazón un ruego, contempla y espera el tren. Aquel, que transitan sobre rieles de frío metal y amor muerto. Ese, en el que un día partió su niñez, cubierta de ternura y besos, ¡besos de su madre!

 

Cada día la niña, de hermosos rayos de oro y de mirada de ensueño, se sienta en la estación y espera.

 

-¿Será hoy?- se pregunta. - ¿Volverá mamá?-

 

Los vecinos que conocen su historia la miran con pena, tienen laceradas sus almas antes aquella muda espera.

 

¿Cómo explicarle a aquel corazón ingenuo, a aquella diminuta niña que jamás volverá su madre?

 

Aún recuerdan con horror el día que escondieron, de sus inocentes ojos, la imagen del cuerpo de la madre. Cuerpo destrozado en la vía por el tren.

 

Aún desconocen si su muerte fue causa del destino o empujada por la desesperación de sus manos vacías. Vacías antes el llanto de hambre y techo de la pequeña.

 

El recuerdo duele, el sentimiento de culpa golpea, nadie sintió lastima de aquella pobre mujer en vida, nadie le ofreció una mano amiga. Fue dejada a su suerte, fue olvidada.

 

Ahora, es su niña, la hija del pueblo, la que todos cobijan, protegen y alimentan. La que día a día sentada allí les recuerda, que por ellos espera en vano.

 

¿Cómo decirle que no volverá, que su madre yace en una fría y olvidada tumba?

 

El tren llega, la niña mira ansiosa. No ha vuelto su madre.

 

Unas lágrimas mojan su cara, otro día que su sueño se esfuma.

 

Dejando atrás la estación, camina silenciosa.

 

-¡Hola!, Solecito- saludan a su paso

 

La niña seca sus lágrimas y sonriendo piensa,

 

- ¡Ay!, mamita, que feliz estarás cuando vuelvas, ya no volverás a llorar. ¿Sabes?, hay tanta gente buena en el pueblo. Ya no tengo que pedir comida como tú, ni dormir bajo la lluvia, ya no tengo frío. Todos me ayudan. ¡Son mis amigos!

 

¡Te extraño tanto!

 

Mañana volveré a esperarte, sé que llegaras.

 

 

Como Tren

Como Tren

Como tren enfila la vida

 

con rieles que impulsan,

 

a un viaje sin prisa

 

con estaciones precisas.

 

Con llantos o risas

 

disfruta el viaje, mira

 

que a veces lo acortan

 

virus, guerras o drogas,

 

truhanes de la vía.

 

¡Sube!, recorre la ruta,

 

con la certeza en el alma

 

que todo termina.

 

 

¡Vive!, colmando cada etapa

 

y de ti, tu esencia derrama.

 

En cada estación, ¡Ama!

 

al final solo eso bajas,

 

porque la muerte es segura

 

y etapa final del viaje.

 

Es un tren la vida

 

siembra sus vías,

 

no llegues con manos vacías

 

ni cubierto de olvido.

 

Que al final oigas,

 

- Ultima parada...

 

pasajeros al Cielo.

 

¡Ultima parada!

 

Memorias de Hilario - 42.- Preguntas a la esquina

Memorias de Hilario - 42.- Preguntas a la esquina

Cuando desperté, supe que no te encontraría… una vez más. Debe de ser esta rutina de continuas rupturas a las que me estoy habituando la que me cubre con un pesado manto de amargura que ensombrece mi mirada.
Frente al espejo, veo ese vacío en mis ojos como una boca negra y abismal que me reclama, recordándome que estoy incompleto. Ya no sólo necesito alguien que me llene, sino alguien que me vuelva a armar, que moldee y restaure las partes que se han roto en mi interior; y las que me han robado: inocencia, confianza, tolerancia, respeto, ¿amor?

El insoportable presentimiento de que doblaré esa misma esquina durante toda mi vida completamente solo, me va quitando las fuerzas de seguir. Porque se me agotan los motivos y las esperanzas, y me gana el miedo al sufrimiento, a la angustia y a la nostalgia. Porque la incertidumbre te vuelve lejana, imposible. Y esa distancia incomprensible es rabia contenida en mis entrañas, ya que si tú has nacido para mí, y yo para ti, todo lo que he vivido y expiado hasta ahora ha sido en vano. Como si hubiera un ser que dirige los hilos de mi vida y se divirtiera con mis pesares. A veces, quisiera arrancar esas ataduras de mis muñecas y liberarme de él; encerrarme y olvidar incluso que existo.

Sin embargo, sé que tú existes, y también me buscas. Por eso vuelvo a caer una y otra vez, aún cuando cada caída lacera mis rodillas. Aunque en cada intento ardan mis sentidos, y mis dedos queden cada vez más insensibles de tanto quemarse, y me ahogue con la ceniza acumulada en mi pecho. Porque, tal vez, detrás de ese nuevo rostro, estés tú, la que tanto mi alma busca …
¿Acaso estás pasando los mismos trances que yo? ¿Quiénes te partirán el corazón antes de que llegues a mí? ¿Me podrás amar cuando nos encontremos, después de pasar tanto dolor?

¿Podré amarte yo a ti…

http://www.loscuentos.net/cuentos/local/ikalinen/ 

Es mi amor

Es mi amor


 
Es mi amor como ola
que te invade, besa y goza
tú, arena de playa,
final que añora.
Es mi amor como huella
eternidad constante
tú, viento,
hecho pasión y fiera.
Es mi amor sueño
cargado de deseos y alma
tú ,sombra,
en el espacio inmenso.
Es mi amor lágrima
que te baña amante
tú, ojo de tormenta,
que apacigua oleaje.
Es mi amor  barca
sin ti, varada
tú, vela,
ala que navega.
Es mi amor alba
luz en las sombras
tú, noche eterna,
mueres con mi hoguera.

Creyendo en ti

Creyendo en ti

Sentada en una espesa hierba, observo el lugar, la hierba termina en un acantilado del cual se ve el mar en calma.
El sol, como experto pintor, colorea el cielo, mientras se oculta, de tal manera, que parece que se sumerge en el mar.
Contemplar tanta belleza me llena de una paz que hace mucho no sentía.
-¡Qué pequeños somos!- pienso
El día muere dando paso a una noche con manto de estrellas, el viento, se une a la magia y suavemente arrulla.
Se asoma tímida la luna y montada en un haz de luz plateada besa el firmamento.
A lo lejos, ruidos del mundo humano se escuchan,  las olas se agitan inquietas, como si protestaran por la insolencia.
El mundo se cubre de estrellas, la tierra, como dama coqueta, expele su aroma, las flores se esconde candorosas sabiendo que no pueden competir con tanta belleza.
Las aves en sus nidos callan, ¿quizás rezan una plegaría?
Mi sombra se mueve inquieta como queriendo robar una estrella.
En el silencio, por lo grandioso, de mi alma absorta unas palabras nacen…
-¡Y aún creen que no existe Dios!-

El laberinto de mi alma

El laberinto de mi alma

Sigue el laberinto de mi alma
que no te asuste su desdicha
ni te espante la fe perdida
que es alma de mujer herida,
temerosa, pero no vencida.
Síguelo con paciencia infinita
que tu amor siembre mil rosas,
bañadas de gotas de rocío y auroras.
Sigue el laberinto de mi cuerpo
recórrelo y ámalo  por entero
deja en cada poro tu huella
borrando las tristes y viejas.
Síguelo inventando un amor bueno
aquel, que me hará amar de nuevo.
Sigue el laberinto de mi eco
que en el viento susurra lo que espero
adivina lo que con temor encierra
este corazón en guerra.
Síguelo con afinado concierto
de besos, amor y deseos.

Muros

Muros

Deambulaba confundido por ese laberinto de calles hasta que vio  a aquella mujer, hermosa, misteriosa, que danzando lo llamaba.
- Te sigo, escucho tu música,  no te escondas en esos muros, ¡tortuosos pasillos!
¿Por qué? ¡Oh!, amada, ¿por qué me tormentas?
Me miras y sonríes. Y tus ojos, cual estrella, guían mis pasos. Pasos, que una y otra vez, lo detienen estos muros impenetrables. Este odioso laberinto.
¡No huyas, detente! ¿No sientes mi angustia, no vez que enloquezco?-
Despertó cansado, tres días tenía con el mismo sueño recurrente y cada día se hacia más intenso, de tal manera que ya no quería despertar.
Le obsesionaba aquel sueño, su laberinto y aquella mujer… solo de eso hablaba, solo en eso pensaba.
Mauro no creía en sueños, ni mucho menos que ellos revelaran una realidad o aviso  del que su yo despierto estaba ciego. Sus interrogantes no le interesaban, solo quería la paz que allí presentía, sabía sin poder explicarlo, que al final del laberinto ella lo esperaba. ¡Su amada! Allí estaba todo cuanto anhelaba.
Sin que nadie lo sospechara, cada noche el sueño y aquel laberinto se apoderaban de su alma.
Su inconciente buscaba lo perdido y así, un día, sucumbió en el sueño, caminó por última vez aquel laberinto, pero esta vez, encontró la salida.  Allí, sonriendo, ella  estaba. Ya no importaba despertar. Allí, al fin, era feliz, su cuerpo flotaba, ya no mas angustias. Solo amor.
Mauro no creía en sueños ni que eran una advertencia a su yo despierto.
Se durmió para siempre, en busca de su amada y allí entendió el mensaje, aquel del que su cuerpo fue ciego, estaba enfermo y la muerte, como tierna amante, lo esperaba, liberándolo.

Haiku

Haiku

Como creador                                                                                                                                                                              

pintas el crepúsculo  

                                                                                                                                                                                                 forjas poemas.

Haikus

Haikus

Sueño incierto 

                                                                                                                                                                                                     

realidad lejana  

                                                                                                                                                                                                  difícil vida

 

 

Si alguna Vez

Si alguna Vez

Si alguna vez me piensas, que sea en un beso
o en mi cuerpo que a tu contacto tiembla,
en el gemido de tu amante o en las lágrimas del deseo.

 

Si alguna vez me extrañas, que sea al mirar el cielo
o en la caricia de una ola contra tu cuerpo,
al tomarme de las manos o en un te quiero.

 

Si alguna vez me olvidas, que sea en el frío
de la loza que cubrirá tu cuerpo,
en las cenizas que dejarás al viento,
o en tu alma que bajará a mi infierno,
infierno, al morir en tus recuerdos.

 

El retrato

El retrato

Fumaba un cigarrillo mientras contemplaba aquel retrato, desde muy pequeño aquella fotografía era su refugio, daba calma a su ser, aunque desconocía las causas.
Su padre fue un fotógrafo famoso y aquellas fotos eran las que no expuso, él murió en un accidente aéreo junto a su madre. Casi no los recordaba tenia cinco años cuando sucedió.
Miro la foto y como siempre se sintió extrañamente inquieto y a la vez una inmensa paz lo llenaba, era una foto donde una mujer de espalda miraba el ocaso, su cuerpo envuelto en una túnica blanca parecía etéreo y un hermoso pelo negro ondeaba con el viento, no se veía su rostro, el fotógrafo, su padre, había hecho de ella parte de ese ocaso y los mil colores de este se reflejaban como fuego en la imagen de la mujer, era como si ella fuera la creadora de tanta belleza. Mirarlo era como entrever la belleza en la muerte del día dando paso a la noche creada por aquella etérea hada.
Estaba tan absorto en la foto que no sintió llegar a su hermana
-¿Marcos?, Aquí estas, como siempre que te enojas o estas preocupado.
-¿Qué pasa ahora Marcela?, ¿El abuelo de nuevo?
-Pues sí. Te ha estado buscando. Dice que es urgente.
-Como todo lo de él. A veces desearía irme lejos.
-Marcos ¿Qué pasa? ¿No eres feliz?
Marcos mira con ternura a su hermana y piensa que es lo único que lo detiene. Si no fuese por ella ya se hubiese ido bien lejos. Don Genaro, su abuelo, los adoraba pero era tan autoritario y frío que vivir con él era un suplicio.
-Solo es cansancio Marcela, no me pasa nada y claro que soy feliz y más cuando veo tu carita y me sonríes.
-Entonces te sonreiré y hasta un beso te doy pero ya cambias esa cara.
-¡Mi Marcelita!, Ven vamos a ver que desea el abuelo.
El abuelo estaba en el estudio, parecía un tigre enjaulado. Marcos al verlo pensó que a pesar de sus años era un hombre fuerte, pero muy frío. Fueron cuidados por él al morir sus padres pero solo eso, casa comida, confort. Jamás recibieron un gesto de amor de él.
-¡Marcos!, entra.
-Hola abuelo, ¿qué deseas?
-Hijo, lee esto.
Marcos sentándose tomo los papeles que el abuelo le entrega, con resignación empieza a leer y poco a poco su rostro se torna lívido y mira al abuelo acusador.
-¿Qué significa esto?
-Marcos, cálmate te explicaré.- Al terminar de explicarle, por vez primera Marco ve lagrimas en los ojos del abuelo y a pesar de la rabia que siente, calla.
-¿No dices nada?
-Mejor no. Pero dime algo abuelo, ¿esto es real?, ¿es confiable este abogado?
-Sí, el Dr. Ferrant es un buen abogado, honesto y fue el mejor amigo de tu padre. Como ya te explique tiene un año investigando, ahora tenemos que ir nosotros para terminar y quien mejor que tú.
Por eso te lo he contado todo, debes viajar a Brasil.-
Marcos mira al abuelo y mil cosas vienen a su mente, pero necesita estar tranquilo, necesita averiguar todo antes de decidir.
-Iré, pero que quede claro, esto no ha terminado, tú y yo hablaremos cuando vuelva.
Otra cosa ni una palabra de esto a Marcela. ¿Te queda claro?
-Marcos que soy tu abuelo, ¿cómo te atreves a hablarme así?-
Ambos se miran, el abuelo baja la mirada y con tristeza dice:
-Esta bien, como desees. Cuídate y por favor mantenme informado.
El Dr. Ferrant espera el avión de la compañía, espera intranquilo a Marcos, enfrentar al hijo, de quien en vida fue su gran amigo, le da temor. En su informe a Don Genaro solo dijo lo importante, no dio detalles pero sabía que Marcos lo averiguaría. Sentía miedo de decir aquello que guardo por tantos años. Ese secreto que golpea su alma día a día.
Divisa el avión y un suspiro sale de su pecho, se levanta y decide encarar el miedo, el pasado y el dolor.

-¿Dr. Ferrant?
- Sí. Es un placer conocerlo. Lic. Strautt
-Igualmente Dr., prefiero me llame Marcos. Necesito me ponga al día todo lo que ha averiguado.
¡De todo!, ¿Me entiende?
-Sí, entiendo. Todo lo tendrá a su disposición.
-¡Gracias!
-¿Dónde se alojará? Le reserve en el mejor Hotel de aquí.
-Gracias, pero prefiero ir a la Hacienda.
-¿A la Hacienda?, como desee. Los encargados la tienen siempre lista.
-Pablo, a la Hacienda.- le indico al chofer y partieron, Ferrant sentía como se iba acercando la hora de la verdad, aquella tan dolorosa.
Mientras iban acercándose Marcos buscaba en su memoria recuerdos de esa hacienda, pero eran tan borrosos, tenía cinco años la ultima vez que estuvo en ella. Solo la imagen de aquella fotografía vivía en sus recuerdos, aquella mujer, aquel ocaso y la sensación de que la conocía.
La Hacienda estaba bien cuidada, los trabajadores estaban recolectando las uvas, se divisaban áreas y áreas de la cosecha y al fondo se divisaba la casa, blanca, hermosa, con tejas rojas y bañada por el sol. Por un momento recordó la mujer de la foto y se prometió ir a aquel montículo y mirar el ocaso, sentir la brisa y quizás descubrir el porque de su obsesión, el porque verla era su refugio.

Los días en la Hacienda y descubrir los secretos del pasado le dieron a Marcos una nueva visión de la vida, había tanto amor, tanto dolor y miseria en ese pasado, que Marcos decidió luchar con toda su fuerza para que todo ese horror no cayera sobre su hermana Marcela.
Reviso todos los documentos de Ferrant, terminando por aceptar que sus padres no habían muerto como siempre creyeron, el avión de su padre había sido encontrado, el viajaba solo, solo su cadáver fue encontrado y junto a él una carta donde explicaba que no fue accidente, él se había estrellado a voluntad, su madre había quedado en la hacienda, enterrada por su padre al pie de aquel montículo.
Ferrant sabía de los celos enfermizo de su padre, el fue su amigo.
Aquella foto, aquella etérea mujer era su madre, su padre tomo esa foto para inmortalizar el momento que la convirtió en eterna, matándola luego.
Ahora sabía él porque le atraía esa foto, recordó ese día, día dormido en los recuerdos del niño. Siguió a sus padres al montículo, lo vio tomar la foto y acercarse lentamente a su madre, lo vio empujarla y escucho el grito de ella al caer. Grito de perdón y amor. Callo en un profundo sueño, un sueño donde oía una y otra vez la voz de su madre gritar:
- ¡Jorge!, te amoooooooooo.- y luego despertó, su tierna alma ocultó este terror, hasta hoy, al leer la carta de su padre. Allí narraba su desesperación, su equivocación, su enfermedad. Allí decía como encontró a Marcos y el dolor de ver su alma perdida. Su pena fue profunda, desgarradora y comprendió que debía salvarlos y por eso les dio un recuerdo, aunque doloroso, noble. La muerte de ellos en un viaje, borrando el terror de saberlo un asesino, asesino de una mujer que su único pecado fue amarlo. ¡Su Madre!
Marcos allí en el montículo lloro por todos los años que su alma ocultó ese secreto.
Miro el ocaso y creyó ver a su etérea mujer. ¡Su madre! y entre sollozos un juramento salio de su alma.
-Lo perdono madre, jamás conocerán esta historia. Tú aun al morir lo amaste, lo perdonaste. Yo, hoy vuelvo a olvidar.
El sol lentamente moría, ¡El Ocaso!, el cielo lucia sus hermosas galas de mil colores, una suave brisa inundo el alma de Marcos y un eco lejano trajo una voz, un mensaje:
-¡Teeeee amoooooo!

La visita inesperada

La visita inesperada

Abrió su computadora y se dispuso a escribir la nueva novela, empezarla siempre se le había hecho fácil.
“El me abia avisado, llegaba en el tren de las cinco. Acia cinco años que no lo veía.
¿Cómo estaría, más flaco, más viejo, canoso, gordo? ”
Dejo el teclado y encendió un cigarrillo, miraba fijamente el humo como si en él encontrara nuevas ideas para su novela. Surgiéndole una idea volvió a su teclado y cuanta no seria su sorpresa, allí alguien que no era él había escrito:
-Ya me cansé, no soporto más estupideces. ¿Quién te ha dicho que eres escritor?
¡Analfabeto! Ni siquiera sabes escribir.-
Sorprendido y aterrado leyó y releyó, ¿quién le había escrito eso? No se atrevía a borrarlo, pero tenía que terminar la novela, su editor le exigía la obra o si no le cancelaría el contrato.
Aunque sus manos temblaban borro lo que alguien había escrito y siguió su novela.
“Estaba ansioso por ver a su padre, estos años de silencio no lo perdonaba, él tendría que explicarle porque abia engañado a su madre. Su traición la consumió, por él oy estaba muerta.”
En eso momentos la computadora enloqueció, las letras aparecían solas y de nuevo recibió un mensaje:
- ¡Analfabeto!, deja de dañar el idioma. ¿Cómo es que te leen, cómo pueden soportarte?
¿Escritor?, Jajaja.-
Ya más que asustado estaba enojado, ¿Cómo se atrevía? Sea quien sea se había pasado.
y sin más le escribió:
- ¿Quién rayos eres?, ¿Cómo te atreves entrar en mi PC?-
-¿Quién soy? puedes estar seguro alguien que no te soporta. ¿Quién te crees que eres escritor de pacotilla?-
-¿Escritor de pacotilla?, ¿Yo?, Yo soy un gran escritor, un novelista famoso. ¿Tú quién rayos te crees, maldito?
-Yo, soy Doña H, vives ignorándome, ¡Analfabeto!
-¿Doña H? No te conozco. Y deja de insultar, mal nacida.
-Ya sé que no me conoces. Jajaja, si eres un ignorante. Suerte que tienes de que corrigen tus novelas, si no fuese así, jamás hubieses triunfado.
-¡Ya está bien!, ¡Sal de mi PC!
-¿Qué salga? ¡Jamás! O aprendes a usarme o te haré la vida imposible.-
El novelista empezó a tener una ligera sospecha.
-¿Doña H?, ¡eres una letra!
-Sí, la letra H y no sé porque me ignoras.
-Jajaja, pero si eres muda. ¡Estoy chateando con una letra! ¡Es la locura!
-Locura es tu ortografía. ¿Qué decides, me usas o te haré vivir un tormento?
-Me caes bien, perdona. Te creí innecesaria, por lo muda. ¡Cálmate!
aremos un trato, tú me corriges y así iré aprendiendo a usarte. ¿Estas de acuerdo?
-Bueno, es un trato. Me usas y no te molestaré. Otra cosa, tengo muchas hermanas y hermanos, evita molestarlos o también te harán la vida difícil.- y diciendo esto todo desapareció, salvo lo que el escritor había escrito para su nueva novela.
El escritor miro la pantalla y vio como las haches aparecían donde se necesitaban. Sonriendo encendió un cigarrillo y pensando en la ocurrido decidió cambiar su novela.
Le pareció más gracioso escribir un cuento donde Doña H seria la protagonista.

Belén

Belén

Estaba nerviosa, tanto tiempo sin verlo.
¿Qué hará al verme? ¿Me reconocerá? ¡Cuánto había extrañado a mi amigo!
Había llegado una hora antes de la hora de su vuelo, el aeropuerto estaba lleno de personas, unas que se iban, otras que llegaba y muchas como yo, en espera, ansiosas, alegres y quizás temerosas del reencuentro.
Decidí matar el tiempo y me acomode en un rincón con la intención de leer un rato. Leer me tranquilizaba y en esos momentos era mejor no pensar o me volvería loca de ansiedad.
-Disculpa, ¿le molesta que me sienta a su lado?
Alce los ojos del libro y me encontré con una hermosa niña, de mirada triste e inocente, como de unos seis o siete años.
-No me molestas, siéntate. ¿Cómo te llamas?
-Belén ¿y tú?
-Irma
-¿Vas a viajar?
-No, espero a alguien. ¿Belén, estas sola?
-No, esos de allí son mis padres y mi nuevo hermanito.-dijo señalándome una pareja con un bebe en brazos.
-¡Qué hermosa familia tienes!
-Sí, pero no me quieren escuchar, por más que le digo que no deseo viajar y que algo malo nos pasará, no me hacen caso. Estoy muy triste.
-¿Por qué crees eso?, viajar en avión es muy seguro.
-Sé que pasará algo, lo soñé. ¿Podrías hablar con ellos?, quizás a ti te escuchen.
¿Cómo negarme antes esa mirada tan dulce y con tanta tristeza?
-Si te tranquiza, ven, vamos a conversar de esto con tus padres, pero ¿Sabes algo Belén? A veces por temor a volar soñamos esas cosas. Son solo sueños feos.-
Le dije tomándola de la mano y dirigiéndome donde sus padres.
-Buenas tardes, me llamo Irma y Belén me ha contado su temor a que vuelen hoy, ella soñó que algo malo ocurriría y desea que ustedes la escuchen.
Los padres me miraron con espanto, la madre estallo en sollozo. ¿Qué les pasaba?, no entendía y voltee a mirar a Belén, ¡No estaba!, ahora era yo la asustada, ¿Qué pasaba, dónde estaba esa niña?
-¿Has dicho Belén?- me preguntó la madre.
-Si, su hija, estaba conmigo hace unos instantes, no entiendo donde se ha metido-
Le respondí asustada, pasando a contarle toda la conversación y características de la niña. Al terminar mi relato, la madre lloraba y dándome un beso en la mejilla dijo:
-Efectivamente, Belén era nuestra hija, murió de cáncer hace un año. Gracias por traerme su mensaje.- Miro a su esposo y en muda comprensión este recogió sus bultos de mano, abrazo a su esposa y salieron rumbo a la calle, no tomarían ese vuelo.
Yo quede allí, temblorosa y al verlos alejarse sentí su dulce voz que alegre me decía:
-¡Gracias!